Podríamos alimentar la inútil polémica de saber «quién ha comenzado». (...) Pero no lo vamos a hacer. Porque, en primer lugar, la Policía misma no saca lecciones probatorias del video producido por una cámara de RATP (Operador Autónomo del Transporte Parisino) durante los enfrentamientos que condujeron a la muerte de Clément Méric. Pero sobre todo porque no es esencial. De Clément Méric sabemos que sobre todo luchaba en el terreno de las ideas, se asoció muy joven en un movimiento de izquierda, de tendencia comunista libertaria. También sabemos que era vegetariano y militaba por la causa LGBT (siglas que designan colectivamente a lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero). El retrato que publicamos muestra además que, como muchos antifascistas, no escapó completamente a la tentación de la provocación y, a veces -tal vez-, de la violencia. Pero todo debe detenerse ahí y no ceder ante los que nos quieren hacer creer que la extrema derecha y la extrema izquierda se almacenan en el mismo saco. No podemos sino felicitarnos y estar agradecidos de ver cómo jóvenes determinados rechazan los ideales nauseabundos de grupos fascistas antirrepublicanos que han hecho del odio su negocio. Frente a los políticos que tratan de recuperar imágenes revueltas para exonerar a una extrema derecha radical a la que quieren invitar al espacio público, es necesario oponerse mediante una negativa contundente. (...)