Raimundo Fitero
Tal y tal
Yde repente apareció la inspiración. El que nombró tesorero de la banda a Luis Bárcenas, cuando va a vender estampitas por Europa debe salir del plasma para acercarse a periodistas que le preguntan sobre lo que interesa. Se defiende con el manual, pero en un momento dado se le cae la máscara y contesta con un rotundo, «y tal». Es un momento fugaz, un relámpago. Ha resucitado el espíritu de Jesús Gil y Gil, y su famoso mensaje político, «y tal y tal».
El hombre que fuma puros y lee prensa deportiva, es un sucesor del que fue alcalde de Marbella. Y si se mira en panorámica, son de la misma escuela, lo único que el fallecido era la parte a la que le daba el sol, la luna y los focos y al señor Rajoy le gusta más la sombra, el jugar al parchís en la mesa camilla, es decir es más clásico burgués o señor de provincias, cacique o jefe de una familia con ramificaciones en todos los estamentos del poder, a la siciliana.
Los problemas sin resolver, la banda en apuros. Todos defendían al señor Bárcenas convertido en un apestado en el talego. TVE emitió el viernes noche «Los infiltrados», una película de Scorsese que ayuda bastante a entender la actual situación política y los que juegan a dos barajas. O como dice un futbolista muy peculiar, que lleva a titulares el siguiente mensaje: «Rajoy debería estar muy agradecido a Mourinho». Se sabe que el fumador de puros es merengón de cuna, algo ultrasur en su seguimiento del Real Madrid, pero, ¿por qué dice eso el futbolista?
Es un momento de luz: con sus salidas de tono, su soberbia, los follones que montaba el portugués, entretenía, despistaba de los problemas reales de la ciudadanía. Y tiene razón. Por eso no echará nunca a Wert ni a Montoro. Son ministros que le soliviantan al personal, que provocan discusiones, alteraciones sociales que con la correa de transmisión de los medios comprados con campañas publicitarias desmesuradas se crea ruido y distracción. Son importantes la educación, la cultura, incluso los impuestos, pero el problema grave, la corrupción asfixiante, la financiación sospechosa de la banda, es lo que ahora hiede. Tiene pinta de que acabarán igual que el monstruo del tal y tal