Carlos GIL ZAMORA

Lekuz Leku” trajo a Bilbao el merecido sol de verano. Todavía suave, tamizado, pero lo justo para que se realcen las propuestas de danza urbana entre símbolos arquitectónicos.

Los rayos de sol crean una paleta cromática en la que se aprecian de mejor manera esos cuerpos labrados de varones que bailan sobre el cemento. Abrió sesión la compañía mexicana “Moving Borders” con un trabajo que mezcla disciplinas, lenguajes y expresiones. En “Nosotros”, se baila contra el tópico mexicano, pero se usan iconos identificables para transformarlos, incluso para repudiarlos a partir de la burla. Cuatro jóvenes danzantes, con mucha energía, capaces de adentrarse en juegos donde parodian el machismo, para difuminarse en sensaciones estéticas mucho más refinadas.

Consiguieron una comunicación directa con los públicos y su nivel expresivo se muestra de alta graduación. Una habitual en Abandoibarra es Carmen Werner con su reputa compañía “provisional danza”, y llegó con un dúo masculino, mucho más interiorizado, donde prima la introspección de las acciones, de los movimientos, jugando con sonidos, son otros lenguajes, para hacer de “Pets” un trabajo de caligrafía, muy meditado, concentrado, sin apenas concesiones, que no busca más participación del espectador que la contemplación de esos seres que aparecen y se van sin apenas decir ni hola ni adiós. Un dúo fantástico, con una fuerza terrible, un trabajo de máximo nivel de exigencia técnica y física, también a cargo de otro artista que vemos con asiduidad por los escenarios vascos, Sharon Fridman y su compañía “Projects in Moviment”, con su espectáculo “¿Hasta dónde?” que baila el propio director junto a Arthur Bernard, en un trabajo perfecto en cuanto a tiempo, tempo, concepción, desarrollo, trabajo dramatúrgico, resolución y capacidad expresiva y comunicativa. Transmiten en sus cuerpos un mundo de sensaciones. Crean y deshacen figuras, situaciones, momentos, contactos y desencuentros. Siempre con una elegancia que no les resta su punto de violencia. Una bellísima pieza. Cerró la sesión “Deabru Beltzak”, con un montaje estrenado en Leioa, “Drumbreak”: han ganado en precisión, ordenamiento y ritmo interno, pero sigue siendo un planteamiento nada creativo, muy previsible y de lenguaje limitado.