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Una gigantesca movilización reclama la dimisión de Morsi

Una gigantesca manifestación que reunió a cientos de miles de personas en El Cairo y otras ciudades de Egipto -varios millones según el Ejército- exigió ayer la dimisión del presidente egipcio, Mohamed Morsi, mientras sus partidarios también salieron a la calle en masa a defender la legitimidad ganada en las elecciones. Al menos hubo dos muertos en la que se temía que fuera una jornada caótica,

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Los egipcios salieron en masa a las calles de El Cairo en el primer aniversario de la llegada el poder del presidente, Mohamed Morsi, para exigir su dimisión, acusándole de actuar solo en beneficio de los islamistas.

Cientos de miles de personas se manifestaron desde primeras horas de la tarde -algunas llevaban desde el sábado- en la capital gritando «dimisión» o «el pueblo quiere la caída del régimen». Una fuente del Ejército, bajo anonimato, llegó a afirmar que fueron varios millones de de personas los que participaron en la «mayor manifestación de la historia de Egipto». También en varias ciudades, como Alejandría, Menuf, Mahallah, Port Said y Suez tuvieron lugar movilizaciones similares que pueden continuar en los próximos días ya que la oposición pidió a los manifestantes que sigan en la calle hasta la salida del presidente Morsi.

En la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, emblema de la revuelta contra el régimen de Mubarak, la multitud se reunió con carteles rojos dirigidos al presidente. «Es una segunda revolución y Tahrir es el símbolo», afirmaba Ibrahim Hammouda, un carpintero llegado de Damiet. Los manifestantes también se concentraron en los alrededores del palacio presidencial y otros lugares de la capital.

Morsi ofrece diálogo

La presidencia egipcia respondió afirmando que «el diálogo es la única forma de llegar a un acuerdo» y que está «abierta a iniciar un verdadero y serio diálogo nacional», una oferta que la oposición ha rechazado ya en varias ocasiones. Ehab Fahmy, portavoz de la presidencia, exhortó a los manifestantes a mantener la «naturaleza pacífica» del movimiento.

La víspera se temían graves incidentes en enfrentamientos entre opositores y partidarios de Morsi, que también salieron a la calle a defender la legitimidad de la presidencia ganada en las elecciones. En la última semana se habían producido ocho muertos. El Ejército y la Policía se desplegaron para proteger instalaciones estratégicas en todo el país.

Ayer se produjeron al menos dos muertos y cientos de heridos en enfrentamientos.

Un grupo de hombres atacó con piedras y cócteles molotov la sede de los Hermanos Musulmanes -grupo en el que militaba Mohamed Morsi antes de asumir la Presidencia- en el barrio cairota de Moqatam, en el noreste de El Cairo. Estos ataques se repitieron en otras ciudades de el país.

Los simpatizantes de Morsi se manifestaron principalmente en torno a la mezquita de Rabaa al Adawiya de El Cairo, pero fueron eclipsados por la gigantesca movilización opositora.

Esta movilización culmina la campaña Tamarrod (rebelión en árabe), el movimiento detrás de las convocatorias. Tamarrod afirma haber recogido más de 22 millones de firmas para una elección presidencial anticipada, con la ayuda de los grupos opositores coaligados en el Frente 30 de Junio. Esta coalición animó a los egipcios a iniciar una huelga indefinida y a mantener las protestas durante los próximos días como «la única forma de completar la revolución». Los opositores de Morsi denuncian que los excesos autoritarios del poder pretenden establecer un régimen dominado por los islamistas, así como su incapacidad para reactivar la economía. Sus partidarios, sin embargo, señalan que su legitimidad deriva de las primeras elecciones presidenciales libres en la historia de Egipto y acusan a la oposición de hacer el juego a los nostálgicos del antiguo régimen.

muertos

Una persona resultó muerta en Beni Suef y otra en Assiut, en enfrentamientos que también dejaron decenas de heridos en los alrededores de las sedes de los Hermanos Musulmanes.

papel del ejército

«El único papel del ejército egipcio es proteger las fronteras del país y sus instituciones vitales», afirmó el portavoz de la Presidencia, Ihab Fahmi quien desmintió que los militares hayan intentado mediar para conseguir un diálogo entre la Presidencia y las fuerzas opositoras. El ministro de Defensa de Egipto, Abdel Fattah al Sissi, había insinuado que intervendría en caso de que la situación se agrave.

El presidente acusa a «los restos del antiguo régimen»

El presidente egipcio, Mohamed Morsi, rechaza abandonar el poder por cualquier otro medio que no esté legitimado por la Constitución, en una entrevista al diario británico «The Guardian». «Si cambiamos a alguien que fue elegido según la legitimidad constitucional, habría gente que se opondría a ese nuevo presidente y una semana o un mes después pedirían su dimisión», aseguró. Para el presidente, las críticas contra esta legitimidad «no tienen cabida», pero sí «puede haber protestas en las que la gente exprese sus opiniones». «Lo que es imperativo es la adopción y aplicación de la Constitución. Ese es el punto crítico», indicó el dirigente egipcio.

Además, Morsi denunció a los canales privados de comunicación por exagerar la intensidad de las protestas, que aseguró que fueron alentadas por «oficiales leales» al expresidente Mubarak. A su juicio obedecen a la acción de «los restos del antiguo régimen. Tienen dinero, que consiguieron a través de la corrupción, y han usado este dinero para intentar que el antiguo régimen regrese al poder, a través del pago a matones para que generen violencia». GARA

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