UDATE | Iruñeko Sanferminak: Zinegotzi vs Karabinagre
El katxi
Zinegotzi
EL ENVASE DEL HERMANAMIENTO
Por el Voto de las Cinco Llagas!!! Pocas cosas plasman gráficamente mejor el caluroso hermanamiento de las fiestas como el katxi. Eso de compartir la bebida de un mismo recipiente me recuerda al copón de la santa misa, con los creyentes degustando ese delicioso vino quinado. El katxi admite todo tipo de bebidas, desde el kalimotxo al cubata, así que permite acoger en su seno la variedad característica de nuestra tierra de diversidad. Pasa de mano en mano con alegría y nos permite reunirnos alrededor de aquello que nos pone eufóricos y que nos quita el gesto de mala leche que siempre luce el vecino de esta página, con su rictus vinagrero.
Además, no podemos olvidar que permite economizar en vasos, algo muy saludable para ese medio ambiente por el que siempre estamos preocupados. Y como se generan bastante menos residuos, incluso nos podemos plantear recortar el número de operarios destinados a tener las calles de la ciudad como la patena, siguiendo la línea de austeridad que exigen los tiempos de la crisis. Así que, estimado-a lector-a, no hagas caso al tricornudo de la derecha y no dudes en compartir un katxi más íntimo con tu pareja, más fraternal con los amigos e incluso conmigo desde el respeto institucional, ya que, aunque muy formal, no le hago ascos a un delicioso sorbo en un buen katxi.
Karabinagre
No te amuela el tirillas este!!! Qué txatxi es el katxi y carabín carabán, Karabinagre. Es lo que tiene hacer vida entre moquetas y reposteros municipales, que sale el colega nueve días del Zaguán del Ayuntamiento y se pone a abrevar de un katxi como los bueyes del pilón para quedar de campechano y rocero con el pueblo presuntamente soberano. Pero no hay que dejarse engañar. Aquellos que somos el sostén de la hostelería, los que somos auténticos lobos de bar, tenemos claro que el katxi no es el mejor recipiente si lo que quieres es disfrutar de un buen trago largo.
Lo que más revienta es que al principio puede estar potable el brebaje en cuestión dentro del katxi, pero, al cabo de un ratico, la cerveza se ha calentado y la birra termina sabiendo a pis. Y así no se puede.
Ni menos envases, ni el Cristo que lo fundó, que, al final, mierda en la calle hay para parar un tren, sea de plástico de katxi, de vaso más pequeño o de cristales hechos papilla a base de pisotones. Puestos a beber puro garrafón, que por lo menos sea en condiciones. Porque la única utilidad que le he visto al katxi en mis setenta años de vida sanferminera repartiendo estopa sin recortes ha sido hecha trocicos, en largas tiras para encasquetársela como una cresta de punki. Eso, los que pueden, porque con mi tricornio, pues como que no.