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Garate: «Ganar en el Mont Ventoux es más que un sueño, es la guinda»

El Tour tiene hoy uno de sus finales de etapa más esperados en el Mont Ventoux, donde se sabrá quién sucede en el palmarés del mítico puerto a Juanma Garate, ganador en la última ascensión en la prueba en 2009. El irundarra recuerda la victoria más especial de su carrera, que se sumó a las de Giro y Vuelta.

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Joseba ITURRIA

Garate recuerda que su victoria en el Mont Ventoux «supuso completar mi carrera, ponerle la guinda. Es más que un sueño. Ganar allí arriba está al alcance de pocos, me ha tocado a mí. Había ganado en Giro y Vuelta y ganar en el Tour y hacerlo en esa cima marca una carrera completa».

No olvidará nunca aquel 25 de julio de 2009 en el que a la mañana Flecha, su entonces compañero en Rabobank, «nos insistía en el autobús que era un día en el que se podía hacer historia, que ganar allí era como hacerlo en la París-Roubaix, algo épico. Estábamos desganados, llevábamos un Tour malísimo y solo tenía ganas de que se acabara. Pero le dije «deja de tocar las narices que voy a por el Ventoux». Se lo dije para que se callara, una de las mil chorradas que puedes decir y no se cumplen, pero aquella charla se nos quedó grabada a él y a mí».

Luego tras la victoria confesó que había soñado el día anterior en esa victoria que se fraguó en una escapada de 19 corredores en la que Garate y Tony Martin fueron los más fuertes y se impuso la veteranía del irundarra a la juventud del alemán: «Mantuve la calma y tiré de experiencia. Recuerdo que me sentía bien y le arranqué a falta de 800 metros, pero giramos a la izquierda y me encontré con un vendaval y decidí esperarle y me vino bien para coger aire. Si no llego a parar me habría ganado. Él pensó que flojeaba y se puso a tirar. Había hecho un inicio de Tour espectacular con el maillot blanco, volvió loco al equipo de Contador y Armstrong. En la primera semana gastó demasiada fuerza y luego se vino abajo. Sabía que era el más fuerte de la fuga y le ataqué en los últimos metros y conseguí la victoria».

Le vino bien conocer la llegada porque ese mismo año se subió en la Dauphiné y Martin no lo conocía: «Habían quitado los carteles indicativos de los cientos de metros que quedaban por el viento y yo sabía que la clave era en la última curva y me vino bien. Recuerdo que al día siguiente coincidimos en el ascensor en París y ni me miró a la cara. Después hablamos y tenemos una buena relación, pero aquel día igual no me reconoció, pero le vi entrar en el ascensor con la novia y no me dijo nada».

Del Mont Ventoux destaca que «son como dos puertos diferentes en uno. La primera parte es agobiante en el bosque por el calor, por la pendiente y porque sabes que queda mucho. Cuando sales de ahí te refrigeras porque, aunque haga calor, el aire hace que no lo sientas. A partir de ahí ves la cima, pero parece que no te mueves. En el Tour tienes la ventaja de que el público y las caravanas te protegen del viento y el punto clave es la última curva a falta de 200 metros. Si sales rápido de ahí no hay posibilidad de reaccionar. Así es como gané a Tony Martin».

Ve a Mollema en el podio

Garate no está en el Tour porque este año disputó el Giro y correrá la Vuelta. La prepara estos días en Alemania, cerca de Suiza, en una concentración del Belkin antes de correr el Tour de Valonia, la clásica de Donostia, su clásica cicloturista, el Tour de l'Ain y la Vuelta. Allí vio concentrado la etapa del viernes: «Ha sido sensacional, un etapón. Cuando pinchó Valverde dije a mis compañeros con los que estoy que no hubiera tirado como hicimos, pero me dijeron que eso es lo que hicieron ellos a Mollema en Suiza».

Confiaba en el líder del Belkin en el Tour «porque sabíamos que estaba bien, muy fuerte y que se ha preparado a conciencia, por primera vez con entrenamientos en altura. Sabíamos que lucharía por un buen puesto, pero el Tour es el Tour y es complicado que te salgan bien las cosas y de momento van perfectas. Le veo en el podio. Va a recibir muchos palos, le darán guerra, pero el otro día fue el cuarto en Ax 3 Domaines por detrás de Froome, Porte y Alejandro y para estar ahí tienes que ir fuerte. No le veo desbancándole a Froome, que tiene la victoria en el Tour muy cerca, aunque queda la última semana de la carrera. A Ten Dam le veo entre los siete primeros».

El irundarra está encantado con el Tour de un equipo con el que espera renovar: «Hemos hablado y no hay problema. Ellos quieren que siga y mi intención es seguir. Además el equipo ha encontrado patrocinio hasta 2015 gracias a la entrada de Belkin, que tiene que estar más que contento».

Una cima en la que han ganado nombres ilustres

La de hoy será la decimocuarta etapa en la que el Tour tendrá un final en el Mont Ventoux y entre los doce corredores que precedieron a Juanma Garate destacan nombres ilustres como los de Lucien Lazarides (1951), Jean Robic (1952), Louison Bobet (1955), Charly Gaul (1958), Raymond Poulidor (1965), José Antonio González Linares (1967), Eddy Merckx (1970), Bernard Thévenet (1972), Jean François Bernard (1987), Eros Poli (1994), Marco Pantani (2000) y Richard Virenque (2002).

Sin embargo, no hay ningún nombre que haya quedado más ligado al Mont Ventoux que Tom Simpson, fallecido en plena subida en 1967 como consecuencia de un cóctel letal formado por el calor, las anfetaminas y el alcohol.

El Mont Ventoux es una subida de 20,8 kilómetros al 7,5% de pendiente media que tiene un comienzo suave de cinco al 5% y ahí empieza la dureza con ocho al 9%. Luego suaviza algo hasta que en los dos últimos kilómetros los porcentajes vuelven a situarse en el 9,5% de media. Joseba ITURRIA

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