Urkullu aboga por la convivencia tras «un siglo de dictadura y terrorismo»
En el 77º aniversario del golpe militar que sembró Euskal Herria de muerte, el lehendakari cursó visita a unos campos de trabajo en Lemoa. En los mismos parajes donde en mayo y junio de 1937 hubo fuertes combates de gudaris y milicianos contra los fascistas, Iñigo Urkullu abogó por recuperar la memoria del pasado y fomentar la «cultura de la convivencia, la tolerancia y el respeto», tras «todo un siglo XX marcado por la dictadura, la violencia y el terrorismo».
GARA |
Lemoatx es uno de esos parajes unidos a la memoria colectiva de Euskal Herria por los cruentos combates que allí se libraron en mayo y junio de 1937 por parte de batallones de gudaris y milicianos contra las tropas fascistas. En aquellas trincheras murieron más de un millar de hombres fieles al Gobierno de José Antonio Agirre y a la República española y su derrota acarrearía poco después la caída de Bilbo en manos de los golpistas.
En ese paraje, del 16 de julio al 15 de agosto, cuarenta jóvenes de 21 a 25 años de Bélgica, Taiwan, Alemania, Turquía, Rusia y Estado español participan en un campo de trabajo para regenerar trincheras, cráteres dejados por los obuses y otros vestigios del pasado. En esta iniciativa de recuperación de la memoria histórica en la que se han implicado numerosos vecinos colaboran el Consistorio lemoarra y el Ejecutivo de Lakua. Se reformará por ejemplo una vieja ermita, la de San Antolín, que se encuentra en mal estado, transformándola en un refugio público.
En un día tan señalado como el de ayer, cuando se cumplieron 77 años del golpe militar fascista que derivó en una cruenta contienda bélica, el lehendakari junto a la consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura, Cristina Uriarte, y la alcaldesa de Lemoa, Saioa Elejabarrieta, cursaron una visita a las campas de Lemoatx, donde Iñigo Urkullu agradeció a los jóvenes su trabajo y les recordó que al recuperar «el pasado», contribuyen a «edificar un nuevo futuro de convivencia». Aseguró que esa labor permite fomentar «la cultura de la convivencia, la tolerancia y el respeto», unos valores que «fenecieron» en los enfrentamientos de Lemoa y que es preciso «recuperar para el futuro y las nuevas generaciones».
En una breve intervención ante los medios de comunicación, Urkullu manifestó que «conocer y reconocer el pasado es necesario para crecer como personas y como país». El lehendakari afirmó que tras un siglo XX «marcado por la guerra, la dictadura, la violencia y el terrorismo», la labor desarrollada por esos 40 jóvenes en Lemoatx «contribuye a edificar un nuevo futuro de convivencia en nuestro país». Además, advirtió de que «ningún amor por la patria está por encima de la vida y los derechos humanos».
Ante los participantes en este proyecto de memoria histórica respaldado por la Dirección de Juventud, agradeció su implicación y recordó que en ese mismo paraje miles de personas «lo perdieron todo, porque perdieron la vida». Iñigo Urkullu incidió en que, en su opinión, «ninguna idea, ni proyecto político ni ningún amor por la patria o estado está por encima de la vida y los derechos humanos».
El lehendakari no pasó por alto la efemérides del 18 de julio, subrayando que la guerra solo trae «muerte, dolor y odio», apostillando que ahora es tiempo de la «convivencia y la libertad para las nuevas generaciones» de vascos.
Gracias a la iniciativa popular, con la colaboración del Consistorio de Lemoa y del Gobierno de Lakua, se llevarán hasta el 15 de agosto trabajos de recuperación en Lemoatx de trincheras y otros vestigios en un ambicioso proyecto vinculado a la memoria histórica.
Una concentración ante la catedral nueva de Gasteiz a la tarde sirvió de colofón a las movilizaciones convocadas ayer por diferentes colectivos para exigir que se acabe con la impunidad del franquismo.
La de la capital alavesa fue convocada por la Plataforma vasca para la querella contra el franquismo, que por la mañana se reunieron en Bilbo con Ana Messuti, una de las abogadas argentinas que lleva adelante esa causa en Buenos Aires.
También en Bilbo, a la mañana y a la tarde, Ahaztuak se concentró para pedir la retirada de simbología fascista de calles y plazas.