Hace unos cuatro años empezó a sonar un rumor que colocaba a Álex de la Iglesia al frente del viejo proyecto para llevar al cine a Superlópez. Con la crisis ha vuelto a hablarse del asunto, incluso se apunta que el humorista televisivo José Mota, que ya trabajó con Álex en «La chispa de la vida», podría dar vida en esta versión de imagen real al superhéroe creado por el dibujante Jan. Yo soy más de Supermaño, la creación de Alberto Calvo que mejor contesta al original yanqui, ya que no necesitaba de otros poderes que los de su cachirulo, que le apretaba demasiado en la sesera como para dejarle pensar, y de ahí su fuerza baturra.

Considero que si la película de Superlópez sale adelante, precisamente ahora, se debe a que la crisis demanda héroes sobrehumanos para luchar contra tanto supervillano. Claro que, el tal Superlópez, con su pinta de Aznar en pijama, no sé si podrá con los Barcenas, Urdangarines, Barcinas y demás corruptos de la galaxia iberostar. Se me antoja una misión quijotesca, imposible de librar en el mundo real, tal como lo conocemos.

Al final las aventuras de Superlópez serán más tebeísticas, al estilo fantástico de lo que hizo Fesser con Mortaelo y Filemón, extensible al inmediato estreno de Zipi y Zape. Espero que no tenga nada que ver con lo de Tadeo Jones, inspirado en Indiana Jones. El sucursalismo es uno de los males que asolan a una industria cinematográfica que antes se decía subdesarrolada, y que desde la transición se ha quedado en crisis permanente. A Álex poco le dejaron hacer como presidente de la Academia de Cine, así que ahora podría tomarse la revancha y darle al botón rojo.