Asaltan dos cárceles iraquíes, entre ellas la de Abu Ghraib, y liberan a cientos de presos
Dos comandos kamikazes se lanzaron al asalto de las prisiones de Abu Ghraib y de Taji causando la muerte de 26 uniformados y logrando la evasión de cientos, miles según algunas fuentes, de prisioneros. El Gobierno es incapaz de afrontar el desafío de los yihadistas.
GARA | BAGDAD
El asalto coordinado a dos prisiones iraquíes, entre ellas la de Abu Ghraib -de infausto recuerdo por las torturas estadounidenses contra prisioneros iraquíes- se saldó ayer con la muerte de 26 soldados y policías, 20 reclusos y diez asaltantes, así como con la huida de entre 500 y 1.000 presos.
Los ataques comenzaron a última hora del domingo y duraron dos horas. En Taji, 20 kilómetros al norte de Bagdad, tres kamikazes se lanzaron contra la puerta de la prisión tras la explosión de varios coches bomba. La prisión de Abu Ghraib se halla a 25 kilómetros al oeste de la capital iraquí. Los asaltantes atacaron las dos prisiones con lanzagranadas, morteros, explosivos improvisados y fusiles automáticos, provocando daños en ambos edificios.
El principal grupo de la rama iraquí de Al Qaeda, autodenominado Estado Islámico de Irak, apeló hace semanas a «liberar a los prisioneros musulmanes allá donde se encuentren y a dar caza a los jueces y fiscales para eliminarlos».
Mientras, fuentes cercanas a varios grupos yihadistas aseguraron a través de Twitter que los asaltos habían permitido la fuga de miles de presos. Habitantes de Falujah, al oeste de Bagdad, aseguraron que vecinos de la ciudad evadidos intentaban buscar refugio.
Hakim al-Zamili, miembro de la Comisión de Seguridad y Defensa del Parlamento iraquí, cifró en medio millar los evadidos solo de la prisión de Abu Ghraib. Chouan Tahat, diputado kurdo y miembro de la misma comisión, cifró en un millar los presos huidos de ambas prisiones.
Ataque a un convoy
Al menos 25 personas, entre ellas 23 soldados, murieron y otras 30 resultaron heridas en un atentado suicida contra un convoy militar en el norte de Irak, informó una fuente del Ministerio de Interior.
El ataque fue perpetrado por un kamikaze que hizo explotar un coche bomba al paso de la patrulla castrense en la zona de Kuk Yeli, en el este de la ciudad de Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad. La mayoría de los heridos eran soldados, excepto tres civiles.
Durante el mes sagrado musulmán de Ramadán, que comenzó el pasado 10 de julio, han aumentado los atentados y la violencia sectaria en Irak.
El clérigo chií Muqtada al-Sadr exigió la dimisión del primer ministro, Nuri al-Maliki, tras la cadena de atentados el sábado contra barrios de mayoría chií de Bagdad y que se saldó con al menos 68 muertos.
Los grupos yihadistas suníes, incluida la filial de Al Qaeda en Irak, han redoblado su actividad y más de 535 personas han muerto en atentados solo en julio. En junio, las víctimas mortales fueron 761 y el país sufre un repunte desde mediados de año.
La afluencia a los cafés de Bagdad tras el fin del ayuno diario ha descendido considerablemente por temor a los atentados. El atentado suicida a mediados de julio en una cafetería en Kirkuk (40 muertos) ha encendido las alarmas.