«Lo que el día debe a la noche» defiende lo franco-argelino
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Alexandre Arcady es un realizador para el consumo medio dentro del mercado francófono, que llegó a dirigir a Jean-Paul Belmondo en una de sus tipícas comedias de acción, de las que ya se retiró hace tiempo. Por eso «Lo que el día debe a la noche» es el proyecto más ambicioso de su carrera, al poder llevar a la gran pantalla el best-seller de Yasmina Khadra. Lo que intenta hacer es un melodrama épico y romántico a lo «Memorias de África», a sabiendas de que el escritor, un militar de origen argelino exiliado en el Estado francés y realmente llamado Mohammed Moulessehoul, a su vez quiso hacer la versión franco-argelina de «Doctor Zhivago» o «Lo que el viento se llevó».
Y, en efecto, la película es un culebrón, todo lo elegante que se quiera, pero culebrón al fin y al cabo. Lo que importa es la impedida historia de amor entre Jonás y Émilie, mientras que el trasfondo histórico aparece distorsionado y subjetivizado por la pasión central.
En consecuencia la visión que se ofrece del pasado colonial previo a la independencia está idealizada y resulta demasiado nostálgica, como si aquella época ente los años 30 y 50 fuera una especie de limbo de feliz coexistencia franco-argelina, cuando en realidad nunca fue así. El texto reduce los abusos de los franceses sobre la población nativa a situaciones melodramáticas entre amos malos y siervos buenos, desprovistas por completo de su carga política.
De hecho, el componente racial se circunscribe a las contradiciones del protagonista, que, al tener los ojos azules, consigue ser aceptado en la sociedad occidental de Orán. Son las presiones familiares las que le impedirán emparejarse con su amada, a la que nunca olvidará, ni siquiera en el tiempo presente. Ella es la metáfora embellecida de su añorada Argelia colonial.
Dirección: Alexandre Arcady.
Guión: Arcady, Daniel Saint-Hamont y Blandine Stintzy, sobre la novela de Yasmina Khadra.
Intérpretes: Nora Arnezeder, Anne Parillaud, Vincent Perez, Mohammed Fellag, Anne Consigny.
Música: Armand Amar.
País: Estado francés. 2012.
Duración: 116 minutos.
Y, en efecto, la película es un culebrón, todo lo elegante que se quiera, pero culebrón al fin y al cabo
Dirección y Guión: Benedek Fliegauf. Intérpretes: Katalin Toldi, Lajos Sárkány, György Toldi, Gyula Horváth, Attila Egyed, Gergely Kaszás . País: Hungría. 2012. Duración: 87 minutos.