Kerry avala el golpe de Estado en Egipto al decir que ha restaurado la democracia
El secretario de Estado de EEUU, John Kerry, aseguró ayer que el Ejército egipcio no tomó el control del país al derrocar a Mohamed Morsi, sino que ejecutó una «restauración de la democracia». Los partidarios de Morsi reforzaron sus medidas de defensa ante las amenazas del nuevo régimen.
GARA |
Después de semanas en las que Estados Unidos ha evitado llamar por su nombre a la asonada militar que derrocó al primer presidente democráticamente elegido, Mohamed Morsi, y ha dado largas a la hora de valorar lo ocurrido, el jefe de la diplomacia de Barack Obama, John Kerry, avaló finalmente el golpe de Estado al asegurar que el Ejército egipcio no destituyó a Morsi sino que restauró la democracia» en el país. Afirmó que respondió así a la petición de millones de personas que solicitaron su intervención ante el temor de que el país entrara en una espiral de violencia.
Durante su primera visita oficial a Pakistán, en una en una entrevista para la televisión privada Geo, recogida por medios estadounidenses, Kerry afirmó que «el Ejército no tomó el control, a nuestro juicio, para gobernar el país. Hay un Gobierno civil».
La Administración Obama se ha negado a calificar como «golpe de Estado» la intervención militar del pasado 3 de julio, lo que le hubiera obligado a eliminar la ayuda militar anual que presta a Egipto, valorada en 1.300 millones de dólares.
Mientras tanto, en Egipto, los partidarios del depuesto presidente se negaron ayer a dispersarse y reforzaron sus medidas de defensa, como las barreras levantadas en los accesos a sus acampadas que mantienen en El Cairo, ante la amenaza de las autoridades del nuevo régimen de adoptar «las medidas necesarias» para poner fin a las protestas.
En la plaza de Rabea al-Adawiya se almacenaron montones de piedras preparadas para ser utilizadas en caso de que la Policía decidiera irrumpir en la acampada. Las informaciones al cierre de esta edición apuntaban a que las fuerzas de seguridad parecían estar preparándose para intervenir, sin que se hubieran decidido a hacerlo.
Pese a las recientes amenazas, la mayoría de los manifestantes que exigen la restitución de Morsi en la Presidencia se mantenían tranquilos y dudaban de que la Policía y el Ejército efectuaran una gran operación para dispersarlos de Rabea al-Adawiya y de la plaza de Al-Nahda, cerca de la Universidad de El Cairo.
Uno de los manifestantes, Wafi Ibrahim, manifestó a Efe que son «absurdas» las acusaciones de que las protestas suponen una amenaza a la seguridad nacional y explicó que la Policía no puede atacar la acampada por temor a la reacción de la opinión internacional.
El portavoz del Ministerio egipcio del Interior, Hani Abdelatif, instó ayer a los acampados a abandonar esos lugares a cambio de protegerles y de garantizarles una salida segura.
Al-Fatah acusó a Hamas de lanzar una campaña de «desprestigio y mentiras» contra la formación y sus líderes en relación a la crisis de Egipto. A su vez, Hamas responsabilizó a Al-Fatah de instigar a la opinión publica egipcia contra el movimiento islamista por su apoyo a los Hermanos Musulmanes y a Morsi.