El rey Mohamed VI de Marruecos aseguró a medianoche del sábado que «nunca fue informado de la gravedad de los crímenes» por los que había sido condenado el pederasta español Daniel Galván, al que el monarca alauí indultó dentro de un grupo de 48 españoles el pasado martes a petición de rey español, Juan Carlos de Borbón, con motivo de su visita al país magrebí. El indulto real al pederasta español, instado por los servicios secretos españoles, según medios marroquíes, desató en Marruecos una ola de protestas inaudita, ya que la ciudadanía marroquí no suele cuestionar las decisiones del monarca, que se han prolongado durante varios días y fueron reprimidas con dureza el viernes por las fuerzas de seguridad en Rabat.

Estas protestas han sido las que han forzado la reacción de Mohamed VI que el sábado explicó su actuación y anoche anunció la retirada de la gracia concedia al pederasta. Ahora el Ministerio marroquí de Justicia deberá estudiar con Madrid los pasos a dar tras la retirada del indulto.

El Gabinete Real marroquí hizo público un comunicado, a través de la agencia MAP, de carácter excepcional, ya que es inusual que el rey dé explicaciones sobre sus decisiones, y en él advierte de que ha abierto una investigación «sobre esta lamentable liberación e identificar al o los responsables de esta negligencia para aplicar las sanciones necesarias». Señala, además, que ha pedido al Ministerio de Justicia propuestas para reformar el procedimiento del indulto para evitar que se repitan tales errores.

La nota, que evidencia que el soberano firma documentos sin conocer su contenido, señalaba que el rey Mohamed VI nunca fue informado, «de ningún modo y en ningún momento, de la gravedad de los crímenes abyectos por los que el interesado había sido condenado», y por ello «es evidente que nunca habría aceptado que Daniel Galván pueda dejar de cumplir su pena dada la atrocidad de los crímenes monstruosos por los que fue considerado culpable».

Daniel Fino Galván Viña, de 64 años, fue condenado en 2011 a 30 años de cárcel -de los que no ha cumplido ni dos- por haber abusado de once niños de entre 2 y 14 años, pena que fue confirmada en apelación y en casación, pero el pasado martes salió en libertad sin cargos tras el indulto colectivo de 48 presos españoles, que respondía, según indicó el Palacio Real marroquí, a una petición realizada en este sentido por Juan Carlos de Borbón.

Catorce de los presos indultados seguían el viernes en prisión al no haber abonado las multas a las que fueron condenados, pero Galván, que no ha acabado de indemnizar a sus pequeñas víctimas, abandonó la prisión el mismo martes, el miércoles logró un documento consular español para poder salir del país (pues su pasaporte estaba caducado) y, según indicó su abogado, Mohamed Benjedou, al diario «El País», el jueves cruzó la frontera con Ceuta. El ministro marroquí de Justicia, Mustafa Ramid aseguró que había sido expulsado y prohibida su vuelta al país.

El Ministerio de Exteriores español aclaró al poco de conocerse la noticia que la lista de indultados fue elaborada por las autoridades marroquíes, no por las españolas, mientras que el Ministerio marroquí de Justicia declinó toda responsabilidad en la elaboración de la lista y dijo que esta fue «una decisión real dictada indudablemente por los intereses de la nación».

Acuerdo entre servicios secretos

El nombre de Daniel Galván era el último de una lista compuesta casi exclusivamente por españoles condenados por tráfico de hachís, y los medios se preguntan quién fue la persona que añadió su nombre (el último de la lista, según la página web Lakome.com) y por qué motivo.

Medios marroquíes publicaron que su nombre fue incluido en esa lista a petición del servicio secreto español (CNI), algo que éste desmintió a «El País». El diario digital «Lakome» señaló que fue un acuerdo entre los servicios secretos marroquí y español.

Su abogado indicó que Galván Viña le dijo que había sido un «oficial del Ejército iraquí que colaboró» con servicios secretos extranjeros para derrocar a Saddam Hussein, pero también le contó era un profesor jubilado de la Universidad de Murcia, que es como se presentó cuando llegó a Kenitra, al norte de Rabat, hace unos ocho años. En la documentación remitida por la Administración penitenciaria marroquí figura como «español de origen iraquí», nacido en Basora.

Daniel Galván Viña es probablemente la identidad falsa que le fabricaron los servicios secretos cuando le sacaron de Irak y le proporcionaron documentación española y le convirtieron en un catedrático jubilado.