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Udate | Gasteizko Andre Maria Zuriaren jaiak

El aldeano da el pistoletazo de salida a las fiestas de La Blanca

La bajada de Celedón estuvo marcada por el calor y por la colocación de cuatro paneles protectores en el monumento a la Batalla de Vitoria. Una salvedad que pasó desapercibida en un txupinazo multitudinario, protagonizado por miles de gasteiztarras, que ayer descorcharon las botellas de champán para dar la bienvenida al aldeano de Zalduondo.

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Ion SALGADO

El día 4 de agosto la plaza de la Virgen Blanca se transforma. Sin terrazas y sin monumentos, al menos a la vista, el centro de Gasteiz se convierte en una hoya presión a la espera del txupinazo. Champán, kalimotxo y cerveza cuecen durante horas a fuego lento bajo el sol para dar bienvenida a Celedón. Un aldeano de Zalduondo, reencarnado desde hace trece años en la figura de Gorka Ortiz de Urbina, que ayer bajó con su paraguas desde el campanario de San Miguel para inaugurar las fiestas de La Blanca. Dos gritos hicieron falta para descorchar las botellas y encender a la masa: «Gora Celedon! Gora Andre Maria Zuriaren jaiak!».

Pero la llegada del forastero a la capital alavesa estuvo precedida por una peculiar peregrinación. Desde las cuatro de la tarde, una marea formada por gasteiztarras de todas las edades comenzó a llenar el centro de la ciudad. Jóvenes y no tan jóvenes que, con el estomago lleno y cargados de botellas, tomaron posiciones en plaza de la Virgen Blanca a la espera del txupinazo, lanzado por el presidente del Banco de Alimentos de Araba, Daniel Fernández, y la posterior bajada de Celedón.

Para hacer frente a la espera, marcada por el calor, los presentes echaron mano del ingenio y transformaron las bebidas tradicionales en granizados de alta graduación. Granizados de kali-motxo, de licor, de champán... todo vale el día 4, más si la temperatura roza los 30 grados al sol. Con la vista nublada, muchos no se percataron de los paneles que rodeaban el monumento a la Batalla de Vitoria. Cuatro fotografías, impuestas por el Gobierno local, diseñadas para simular la imagen del citado monumento y evitar la colocación de carteles solidarios.

Las seis en punto

A las seis menos diez de la tarde, las personas congregadas en la plaza, unas 40.000 según alguna agencia de noticias, quitaron los precintos a las botellas y se prepararon para saludar a Celedón. Los nervios y las emociones se exaltaron a las seis en punto, cuando el estallido del cohete prendió los puros de los más tradicionales. Diez minutos después, el aldeano llegó a la balconada con un claro objetivo: dar el pistoletazo de salida a seis días de fiesta. Tras dar la bienvenida a Celedón, los asistentes se desplegaron por las calles del Alde Zaharra en busca de un cubo de agua y una cerveza fría. Cabe señalar que, como en otras tantas ocasiones, la Ertzaintza optó por aparcar un furgón junto a la puerta del Gaztetxe, en lo alto de la colina.

Con los conciertos de media noche -Indarrap y Green Valley en las txosnas- tocó la retirada para algunos blusas y neskas, que hoy se calzarán las abarcas para hacer el primer paseíllo de estas fiestas.

 

 

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