HACIA LA RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO
«Toca reconocer el pasado y asentar la convivencia, pero no solo a nosotros»
Coordinador de Sortu en Gipuzkoa
El homenaje anual a Joxe Mari Korta, muerto en atentado de ETA, celebrado anteayer contó con la presencia de Joxean Agirre (Sortu), en un nuevo paso adelante que contextualiza, por un lado, en el desarrollo de «Zutik Euskal Herria» y, por otro, en la necesidad de un «ejercicio global» de revisión del pasado. Insiste en que la izquierda abertzale no elude su responsabilidad y apela al resto a que también la afronten, «porque aquí no ha habido una sola violencia o un solo responsable».
Ramón SOLA | DONOSTIA
La presencia de Sortu en Zumaia ha tenido menos eco que otras iniciativas similares de EH Bildu. ¿Es un síntoma de normalización progresiva?
Puntualizaré primero que era una delegación de EH Bildu. Que acudiera yo, siendo coordinador de Sortu en Gipuzkoa, hay que entenderlo en la lógica de la práctica política derivada de ``Zutik Euskal Herria'' y en que Sortu es una organización nueva, constituida este mismo año. Pero sobre todo es la prueba de que la izquierda abertzale se está moviendo continuamente y haciendo aportaciones con la vista puesta en alcanzar la paz y la democracia, en contraste con la inacción y el inmovilismo de otras formaciones. No es esta iniciativa solo, son muchas otras. En cuanto al eco normal en los medios, puede tener dos lecturas: una positiva, que efectivamente se entienda como una actualidad normalizada; y otra negativa, que es que quizás haya medios que pretendan quitar valor a estas iniciativas.
Y en el ámbito interno, ¿siguen provocando contradicciones o dudas este tipo de iniciativas?
Las provocarían si se percibiera que Sortu da estos pasos y a la vez deja en el alero la realidad de otras consecuencias del conflicto. Pero si algo está claro es que hemos estado y estamos muy cerca de las víctimas de la represión los últimos 50 años, 80 años. Reconocer a todas las víctimas, sin equiparaciones ni simetrías imposibles, y exigir justicia, verdad y reparación para todos es algo que comparte toda nuestra base social.
Reconocen a todas pero no van a todos los homenajes, ¿es simplemente un problema de condiciones idóneas o algo más?
Nuestro compromiso con el reconocimiento a todas las víctimas es inequívoco, pero nuestra presencia no depende solo de Sortu. No se trata de dar pasos que puedan ser malinterpretados y, por tanto, rechazados. No queremos violentar a nadie. Los malentendidos, en vez de ayudar, pueden dificultar.
En contraprestación, ¿reclaman al resto de agentes que acudan también a sus homenajes: Josu Muguruza, Santi Brouard...?
No solo estos, que están de alguna manera más asumidos. Nos gustaría ver que otras formaciones dieran pasos hacia reconocer a las víctimas de la tortura, la política de «tirar a matar», la penitenciaria, la deportación... Sería un avance que se acercasen a familias y víctimas a las que siguen ignorando. ¿No sería positivo que algún representante del PNV acudiera por ejemplo a un acto por Rosa Zarra [fallecida por un pelotazo de la Ertzaintza en 1996]? Creo que sí.
Acudir a estos actos ¿tiene que ver con el pasado o con el futuro? ¿Es una autocrítica o una inversión?
Sin duda, es una inversión de futuro. Y diría que un gesto natural en un proceso como el que estamos. No hemos cerrado el conflicto y sus consecuencias, pero ha echado a andar un nuevo ciclo político y hay contexto suficiente para reconocer nuestro pasado y sentar las bases de la convivencia. Pero eso no puede ni debe hacerlo solo una parte. Lo natural es que todo el mundo haga esa reflexión y tenga esa iniciativa y esa «valentía», como nos dice el PNV. Aquí no ha habido una sola violencia ni un solo responsable. E insisto en que es algo natural en cualquier proceso de resolución. Estamos viendo en Colombia cómo su presidente, Juan Manuel Santos, reconoce sin tapujos la violencia estatal.
La familia Korta y la fundación Bidetik presentaron un decálogo en Zumaia, ¿que les pareció?
Que hay reflexiones y propuestas de gran calado y oportunas. Abordan la convivencia y reconciliación sobre claves que desde Sortu compartimos plenamente: participación del conjunto de la sociedad civil, derecho de las víctimas a ser escuchadas, honesta y firme voluntad para hablar con quienes anhelan la paz -por duro que en ocasiones pueda resultar-... Además, hay interpelaciones directas a los partidos, alguna de las cuales tiene como destinatario evidente al conjunto de la izquierda abertzale y que nos comprometemos a estudiar en profundidad y responder con la honestidad y precisión que se nos pide.
Parece que la imposibilidad de cerrar la fase de las consecuencias del conflicto lastra las opciones de abrir la de la ofensiva política. ¿Sienten urgencia? ¿Hay que acelerar los pasos?
No podemos entender esto en clave de necesidad interna. Estamos en una nueva situación y tiene que tener un desarrollo lógico. Y hay cuestiones que hay que abordar, no para que la izquierda abertzale pueda dedicarse en cuerpo y alma al trabajo político, institucional y social, sino porque, si queremos alumbrar un nuevo tiempo, hay cuestiones que todos tenemos que afrontar, y una de ellas es el pasado. El pasado en lo relativo a las vulneraciones de derechos humanos y en lo concerniente a las causas y origen del conflicto. Si no, vamos a estar siempre en un bucle, dando vueltas.
¿Cómo se hace todo esto, cómo avanzar en clave de suma?
Creemos que hay que hacer un ejercicio global para que se conozca la verdad de todo lo que ha pasado en estos años y, de hecho, sigue ocurriendo. Desde Sortu estamos convencidos de la necesidad de consensuar y poner en marcha mecanismos proactivos de verdad. Una Comisión de la Verdad que no sirva únicamente para esclarecer, valorar y establecer las miles de vulneraciones de derechos de estas décadas, sino también para clarificar las responsabilidades, personales y colectivas. La izquierda abertzale no tiene el menor inconveniente en realizar ese ejercicio siempre que sea una tarea compartida. Concretemos marco, metodología y objetivos. Lo que no permitiremos es que los demás lo eludan para cargar exclusivamente sobre nuestras espaldas todas las responsabilidades y consecuencias.
La conferencia convocada para octubre en Donostia, en la que alcaldes de localidades que han sufrido o sufren conflictos violentos y otros expertos explicarán su experiencia, ha recibido una abrupta respuesta del PSE. Tras el primer desplante del PP, ahora ha sido el portavoz del grupo municipal del PSE en Donostia, Ernesto Gasco, quien anuncia que no piensa acudir a la cita.
«No tiene ningún sentido porque vamos a ser unos asistentes mudos», argumentó Gasco en alusión a este foro, que obviamente no tiene como objetivo que intervengan las fuerzas políticas vascas, sino recoger ejemplos y consejos del ámbito internacional. «No vamos a acudir como palmeros», enfatizó.
El tema fue abordado ayer en la comisión de Derechos Humanos del Ayuntamiento, después de que Izagirre diera a conocer la iniciativa de la conferencia en su intervención el pasado domingo en Hiroshima (Japón), en la octava asamblea general de la institución Mayors for Peace. Para Gasco, «el alcalde llevará a la conferencia su posición y no la mayoritaria del pleno y de la comisión», por lo que consideró que «esta es una más de Izagirre; bajo palabras importantes como `paz' y `convivencia', está haciendo una labor de partido».
El concejal del PP Vicente García también puso al alcalde de Bildu en el punto de mira de sus críticas. Estimó que «es un despropósito que una persona que no condena el terrorismo sea el anfitrión de esta conferencia» y añadió que «es uno de los dirigentes de la izquierda abertzale que menos pasos se han atrevido a dar».
El alcalde donostiarra, por su parte, animó a ambos a «recapacitar». Consideró que «no es bueno que para una aportación que se hace en positivo se anuncie una no-participación» y añadió que «los conflictos entre partidos no deben trasladarse a un tema tan importante».
Dicho esto, Izagirre precisó que el objetivo del congreso de octubre no es otro que «hacer un análisis, reflexionar sobre qué se puede aportar desde lo local en un proceso de construcción de paz y normalización política». Por ello, «se va a traer a alcaldes de diferentes lugares del mundo, de diferentes ideologías, que están viviendo o han vivido un conflicto en sus ciudades y están en un proceso de normalización. O que han ofrecido su ciudad para resolver conflictos ajenos mediante intermediación».
Añadió el primer edil que «hay que aportar cada uno lo suyo para que este proceso siga avanzando» y abogó por hacerlo «sin esperar a las decisiones que se tomen o no en ámbitos superiores».
Eneko Goia (PNV) reiteró que le parecen «bien» estos proyectos, pero mostró una «prevención» de carácter partidista. Dijo temer que esta iniciativa municipal «sea un contexto para colgar otra cosa que no tenga que ver con la materia», en alusión a posibles «gestos por parte de ETA», si bien matizó luego que «no quiero insistir sobre esto, voy a darle un voto de confianza».