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UDATE | carlos balseiro y jokin azpitarte, vocal y guitarra de pam y guitarra

«Lo que hagas siempre tiene un valor que empieza por el que tú le das»

Puto Amoak Matematiketan (PAM) liberó hace unos meses «Bost!», donde destacan la habilidad para el single y lo contrario, la búsqueda de lo infrecuente, la perturbación para quien solo busque lo indudable. Bajo estas nubes soleadas, el cuarteto concluye su disco más completo y estimulante al tiempo que ofrece un ideario de honestidad como músicos y como personas.

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Pablo CABEZA | BILBO

Julio Kageta se crea a finales de la década de los ochenta. Llegan tarde al punk-rock de la década, pero consiguen vivir con intensidad los últimos años del apogeo rockero de la escena vasca. El grupo se disuelve en 1995. Parte de sus componentes forman Dantzut, para concluir con la experiencia en 1998 y comenzar en el 99 PAM. De JK perduran en este hilo de la historia, el efectivo y seguro batería Juanmi Bravo, componente inicial, y Markos Gimeno, bajista que entró en la banda en la última época. Carlos Balseiro es la voz de PAM y fue mánager y colega de los JK, además de tener su propia carrera en solitario, vanguardista para la época. A Juanmi, Carlos y Markos hay que unir la guitarra de Jokin Azpiazu, que ha sustituido a Iker Saenz de Zaitegi (ex Julio Kageta y ex-Dantzut, guitarra de Kokein), el único cambio en la historia de PAM.

El cuarteto se autoedita sus discos. Supone un esfuerzo económico, pero si en lugar de otros gastos de la vida, prefieren divertirse con la adrenalina que genera componer, grabar y editar, seguro que toman la decisión correcta, aunque luego el esfuerzo no se compense desde el punto de vista de la popularidad o el impacto. Clase y valores para que la realidad sea otra les sobran, pero no ir a la moda o no marcar tendencia conlleva, en mayor o menor medida, un peaje en cualquier escena o país.

Los amos de las matemáticas han grabado un disco de singular presentación. Cuenta con aspecto de single de los de antes y, de hecho, incluye un vinilo con dos canciones, pero también un cedé con sus diez temas más un extra. Es decir, que le ponen tanto empeño y consideración a su trabajo que aún pagando ellos la ronda (cedé), todavía sacan unos pintxos (vinilo) para que la gente salive. La vida, en general, tiende a ser ingrata para la mayoría de músicos, por lo que PAM se halla, como otros miles, en la zona de sombras. No obstante, si como lector quiere darle al «on» de la linterna, la recompensa será apoyar una historia iniciada hace más de veinte años y que mantiene su dignidad intacta. Además, ni van de colgados ni de veteranos modernos. Son rockeros, y no hay más. Bueno, sí, diez canciones con una guitarra que en ocasiones nos recuerda a Police, un bajo muy marcado y presente, una batería de relojería suiza, composiciones entre el single de cara «A» y «B» y una voz temperada, a veces melodiosa, en otras ajena al estribillo.

«Antiheroia» es un single de manual que debería poder sonar en todas las radios, pero la mayoría de estas están, naturalmente, con historias más profundas y cultivadas, ¿no?. Pasará sin justicia, pero tiene nombre y dueño. «Give me money» es otro tema de ritmo feliz y muy rockero. Un bajo de tiro, ritmo rápido y aire de punk mezclado con nueva ola. «Bals-a erratzarekin» vuelve a retomar un sonido entre el rock británico de los ochenta y el presente. Es otro single, tiene estribillo y sirve para botar. «Lau berba» recuerda el tipo de melodía vocal de Gari, no tanto el timbre, y de composición. «Barrera eragiten badidazu» es climática, como el resto del disco, donde los ambientes superan a las melodías y estribillos, donde el grupo camina por paisajes diferentes a las primeras canciones de «Bost!». No es que existan dos bandas, es solo la ambición del grupo y la necesidad de dejar que la imaginación sea protagonista.

Ahora se trata de «viajar» con las emulsiones relajantes de «Barrea eragiten badidazu», «Berrogei aste», «Zurrunbiloa» (¡toma clase!) o títulos más introspectivos. Unos y otros son parte de la suma del mejor disco de la banda, además de agitar la escena (el mercado no tiene sentido) con una de las ediciones más meritorias de la temporada.

¿La experiencia y la voluntad les permiten editar un disco como este sin importar en exceso su viabilidad económica?

Carlos: Es evidente que vamos por el quinto disco y no gracias a las ventas de los anteriores. Sentimos la necesidad de hacer algo, los problemas se resuelven después. De una forma u otra lo que hagas siempre tiene un valor que empieza por el que tú le das. Todo se basa en la voluntad. La voluntad de profundizar nuestra relación por encima de nuestros defectos o manías. Nos aprovechamos de nuestras cualidades, de la personalidad de cada uno tomada como una virtud que enriquece al grupo.

Y editar de qué depende, ¿de tener las canciones que creen adecuadas, las que pasan el filtro, y/o la acumulación de ahorros?

C: Empezamos a crear ideas en un casete, bueno, hace años en un casete ahora en una pletina con dos micrófonos y cinta de cromodioxido, antes era de ferro. Luego hacemos la criba y al final casi todas las ideas pasan mejoradas. Finalmente hacemos la letra y la linea melódica, que es uno de nuestros errores, o defectos, a la hora de componer, quizás por no tener un cantante dedicado a jornada completa, y al fin, cuando tenemos 10 temas es cuando pensamos en la edición.

A los grupos no les gusta esta pregunta, identificar su sonido, pero probemos, ¿se basan en los ochenta preferentemente, aunque suene a presente?

C: Vale, es un tópico, pero es así: las cosas salen como salen o van saliendo sin querer. En cuanto a la sonoridad del disco o de las canciones es algo que intenta ser premeditado, pero el resultado no siempre es el que se desea. Quiero decir que se puede planificar la grabación de una determinada manera o pasarse horas buscando un sonido de instrumento que responda a lo que quieres expresar, a tu forma de tocar, a la moda... Luego te pones con las canciones y este trabajo previo a veces te inspira una determinada forma, un patrón y otras no. Las canciones fluyen como quieren.

¿Por eso hay tanta variedad de ambientaciones en «Bost!»

C: En este disco hay composiciones bien distintas entre si y todas parten de un mismo sonido o idea de sonido. Al menos en mi caso llevo desde hace unos tres discos buscando un sonido de guitarra concreto, pero en cada disco este modelo ha sido distinto. Ahora voy detrás del que me gusta de toda la vida y con el que mas me identifico, pero no quiero renunciar a una paleta mas extensa que incluya por ejemplo sonidos metaleros, esto es difícil de compaginar materialmente. Los sonidos de guitarra que han inspirado este disco están en los 80 como tú dices: Psichedelic Furs, Killing Joke, Lords of the New Church y qué se yo... Esto en cuanto a mi guitarra el resto del grupo se hace buscando la compenetración y el feeling de cada uno, que es lo que intentamos potenciar. El resultado esta en boca de todos pero nosotros hacemos como el avestruz.

Jokin: El disco yo diría que sí suena ochentero, aunque mis guitarras son un poco más sucias. También creo que las canciones más largas y raras («Lau berba», «Zurrunbiloa», «Txispa») tienen influencias de cosas más noventeras, como más noise rock, Fugazi, Fidelity Jones... cosas así. Creo que la dificultad de definición de PAM (aunque al fin y al cabo si dices «rock» ya está) radica en eso, en que diferentes ideas tienen cabida y se tira con las canciones aunque no suene «reconocible».

A quién se le ocurre un empaquetamiento tan brillante: carpeta doble, single vinilo, cedé, encarte...

C: El aguijonazo partió de un gran fotógrafo canijo, un tal Raul [Raul Bogajo es fotógrafo de la agencia Argazki Press], que hace bien colgándose la medalla. Nosotros queríamos ofrecer a las personas que compren nuestro disco, que casi siempre son las mismas, algo bonito, que aunque no lo vayan a escuchar más de una vez lo puedan poner en la estantería con orgullo. Y con Markos y Jokin se pudo concretar una idea que nos ha dejado satisfechos y que casi seguro tendrá continuidad.

¿Cómo conseguir el disco?

J: http://putoamoakmatematiketan.bandcamp.com o nuestra web http://putoamoakmatematiketan.com es la única forma de conseguir el disco fuera de los cuatro bares de Ermua, Eibar o Soraluze. También están el resto de los discos anteriores.

 
«Los solos no es nuestro terreno, así que intentamos que no sean necesarios»

Como cara a del single va «Give me money», una canción donde el bajo se lleva parte del protagonismo. Una buena cara «A», pero si atendemos a lo que antes eran las caras «A», donde siempre iba la canción más comercial del disco, quizá debería haber sido «Antiheroia» o «Bals-a erratzarekin».

C: «Give me money» es una declaración de principios, por eso está ahí. »Give me money»es una característica más de PAM y que puede llevar nuestro sello, el riesgo inherente.

J: Le dimos vueltas al tema de qué temas meter en el single... No sé, yo me acuerdo que «Udaldi guztiak» me parecía muy buena candidata... Al final, salió «Give me money», que tiene una linea de bajo que a mí me encanta, muy potente como apuntas. No estoy seguro de que no sea comercial... Más de una persona me ha dicho ya que se le pega este tema en concreto, por el bajo y la guitarra melódica.

Es un álbum muy de base rítmica, a la que se añaden buenos guitarrazos ponderados, muy de jugar con arpegios, las cuerdas, la sonoridad, pero no de solos. ¿Es una cuestión de principios musicales?

C: Los solos no es nuestro terreno, así que siempre intentamos que no sea un recurso necesario. El bajista y el batería son los que más ensayan, los demás somos artistas del trapecio.

J: Anteriormente (y ahora paralelamente) he tocado en grupos de jarkore y punk, así que nunca he hecho nada como un punteo. Siempre me ha parecido terreno pantanoso. Pero en verdad, aunque quisiera ser un guitarrista de punteos, no me saldría. Eso sí, el «menos es más» me sigue pareciendo una fórmula genial para el rock. Creo que casi nadie ha hecho temazos como Wire, por ejemplo, y en muchas ocasiones son dos acordes nada más. Pero muy bien puestos. Eso es muy difícil, y no digo que lo consigamos en absoluto, pero para mí la cosa va más por ahí que por componer sinfonías barrocas. P.C.

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