El Yamani Eddoghmi, amazigh del Rif, lleva una vida de activismo, tanto en la Asociación Marroquí de Derechos Humanos como en Vía Democrática, la formación que representa la nueva izquierda que defiende convertir al reino alauí en un Estado verdaderamente democrático. El escándalo desatado tras el indulto al pederasta español y supuesto espía Daniel Galván, por mediación de Juan Carlos de Borbón, ha multiplicado unas protestas inéditas.

El indulto de un pedófilo ha provocado las mayores protestas en los últimos años. ¿Qué reflejan estas movilizaciones?

Se ha visto la respuesta popular. Más allá de las consecuencias directas o indirectas que haya tenido este asunto, se ha demostrado un hecho que los defensores de los Derechos Humanos y la oposicíon en Marruecos venimos defendiendo desde hace tiempo: que no ha habido ningún avance, que la última reforma de la Carta Magna no ha hecho más que seguir con lo mismo. Mohamed VI, siendo el jefe de Estado y presidente del Consejo del Poder Judicial, dice que ha cometido un error, una vesión que no compartimos. No ha sido un error. Y supone un duro golpe a la lucha contra la impunidad y el turismo sexual.

Madrid y Rabat justifican el indulto por un «error». ¿Les cree?

Creemos en la primera versión que dio el ministro de Justicia marroquí, que dijo que el tema se gestionó de acuerdo a unos supuestos intereses supremos de la nación. Luego nos dicen que ha habido un error o una corruptela... Una segunda versión que no creemos. Daniel Galván, su juicio, fue muy mediático en Marruecos, es imposible que el jefe de Estado haya cometido un error tan garrafal. No hubo error sino que, probablemente, se dio un acuerdo entre los dos estados y no les ha salido la jugada.

¿Cuál considera que puede ser la contrapartida?

Sinceramente, no lo sé. Podemos hacer muchas cábalas. España es el primer socio comercial de Marruecos y hay muchos intereses. Hasta 2012 había más de 150 grandes contratos entre Marruecos y empresas españolas. El gran beneficiario es la Casa Real, el princpial actor económico de Marruecos, por lo que creo que la cosa puede ir por ahí. Otra cosa es si Galván trabajaba para el CNI o controlaba una información... No tenemos datos fehacientes.

Las protestas que desataron el escándalo comienzan por una cuestión social como es la lucha contra la impunidad y el turismo sexual ¿cree que pueden adoptar un cariz más político?

Lo está teniendo. De hecho, la primera reivindicación tiene una gran dimensión política, que es la revisión de los indultos. Esto toca directamente al rey. El dice que es un error, pero ha demostrado no estar cualificado para ejercer un tema tan importante como es el indulto. Desde el primer día, asociaciones y partidos de izquierdas hemos pedido que se revise completamente las políticas de indulto en Marruecos. La reacción en los primeros momentos de las autoridades, con represión y cargas, también le dio una dimensión política. Nosotros lo relacionamos directamente con la Constitución de julio de 2011, que no aportó nada, especialmente en el ámbito de la división real de poderes.

Desde 2011 se han sucedido los levantamientos en los países árabes. Marruecos también tuvo su movimiento 20 de febrero. ¿Cree que estas protestas pueden llevar a un resurgir de la primavera árabe?

La primavera árabe llegó, pero a su manera. Marruecos tiene su propia idiosincrasia. En primer lugar, es una monarquía y si nos fijamos en toda la primavera árabe, las monarquías han demostrado ser más resistentes que las supuestas repúblicas. El 20F no ha llegado al nivel del 14N en Túnez o que los movimientos políticos y sociales de Egipto pero sí que ha movilizado a 105 ciudades o, en Tánger, ha sacado a la calle a más de 200.000 personas. Ha existido un movimiento social y político. El régimen, sin embargo, ha sabido gestionar la crisis gracias a los grandes partidos, como el PSPP o los islamistas. No todo ha desaparecido, pero se ha reducido. Además, ha habido nueve muertos por la represión y muchísismas detenciones. Hay un movimiento social, civil, político. Pero el proceso es largo y en alún momento va a explotar, de forma muy violenta.

Por primera vez en la historia, Mohamed VI ha tenido que recular. ¿Está ahora más débil?

Esta vez el rey la ha cagado. Siempre ha habido cierto respeto al rey salvo los partidos de la nueva izquierda, sobre todo Vía Democrática. En este caso, la gente ha ido contra una decisión personal, lo que evidencia que está perdiendo legitimidad. Ahora es criticable como cualquier actor y este es el comienzo del ocaso de su legitimidad.

¿Van a seguir las protestas? ¿Pueden llegar a intensificarse y forzar un cambio político en Marruecos?

El proceso es largo. Ahora nos toca a nosotros trabajar, ampliar la base social e ir más allá. También hay que hacer un análisis sobre el modelo productivo, que en Marruecos está muy ligado a la tierra. Un dictador como Zine El Adibine Ben Ali, tenía maletas de dinero y cuando vio la cosa mal pudo marcharse. Mohamed VI, aún siendo el principal actor económico del país, tiene su riqueza basada en la tierra. No le va a ser tan fácil coger las maletas y salir corriendo. Al contrario, lo va a defender. Y con violencia. Mientras, las protestas van a seguir. Y todo indica a que esto va a seguir, porque está saliendo nueva información, como que se ha indultado a un narcotraficante que ni siquiera estaba condenado. Mientras defensores de los Derechos Humanos, presos políticos y presos de opinión están en la cárcel llevando a cabo largas huelgas de hambre, los narcos y los pederastas salen a la calle.