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«Oasis», refugio para portadores de vih en yucatán

Oasis de San Juan de Dios es un albergue para indígenas mayas homosexuales y seropositivos. El albergue es un «oasis en medio de la angustia y la desesperación causadas por la enfermedad». La definición es de Alejandro Cárdenas, periodista que ha realizado «Oasis», una película sobre el refugio. GARA ha conversado con él.

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Alvaro HILARIO

Oasis de San Juan de Dios es un albergue de atención a portadores de VIH situado a las afueras del pueblo de Conkal, Yucatán, a una hora de camino de la capital Mérida. Allí cohabitan personas que por su condición de salud y preferencia sexual han sido relegadas de todas partes: del seno de su familia, de sus pequeñas comunidades... de la sociedad misma», nos cuenta el periodista Alejandro Cárdenas, que ha realizado un documental sobre dicho albergue además de participar en un libro de fotografías sobre el mismo tema, obra de la finesa Meeri Koutanlemi.

«En el Oasis -que funciona a base de donaciones- el seropositivo lo es todo; enfermo, enfermero, barrendero, cocinero, confidente, amigo, enemigo... en el Oasis quien está en mejor condición de salud cuida de quien ya sólo vive sus últimos lamentos. Allí, al contrario que otros albergues del Estado o dirigidos por el catolicismo local, no se enjuicia a nadie por su vestimenta o su historial, y es esa la primera gran medicina que se necesita a la hora de tratar el virus: la aceptación y solidaridad social». En el año 2005, Cárdenas se encontraba en Yucatán cubriendo el desarrollo de La Otra Campaña, iniciativa impulsada por el EZLN, para la prensa de Finlandia. En esas circunstancias, y por mediación del sacerdote Raúl H. Lugo, conoció la existencia del albergue Oasis de San Juan de Dios: «Ya antes había escrito sobre qué significa ser maya hoy en día, pero me interesó escribir sobre qué consecuencias tiene en los pueblos el reconocerse como maya y, además, homosexual».

Alejandro comenzó a escribir una serie de crónicas sobre la experiencia: «Pero siempre me quedé con la impresión de que lo que allí se vive, lo que allí se respira, debía ser contado desde la magia que ofrece el cine documental. Fue así como inicié un periplo que me llevó ocho años y que empezó como un proyecto netamente periodístico, pero que, con el paso del tiempo y del día a día, se convirtió en el proyecto de los amigos de mi vida: Gerardo, Reyna y Deborah, protagonistas del documental, son más que mis `cuates'; son mis compas de toda una vida».

Ser maya, transexual y seropositivo es una situación muy dura: «Es una triste realidad que en México -al igual que en ciertos países de nuestra amada Latinoamérica- ser indígena es motivo de orgullo, pero sólo cuando se lee sobre ello en los libros de historia. Hoy en día ser indígena significa sobrevivir en el último escalafón de una sociedad profundamente clasista. El indigenismo, el indígena, para muchos, es cosa del pasado y no un orgullo del presente. Si a ello le agregamos que una cosa es reconocerse como homosexual o travesti dentro del anonimato que nos da la gran ciudad pero otra muy distinta es hacerlo en un pueblo machista de 1.000 ó 1.500 habitantes como lo es Sitpach (lugar donde vive Gerardo), y encima reconocer que se es portador del virus del sida donde la ignorancia y falta de información en pleno siglo XXI hacen que ser seropositivo sea sinónimo de peste, todo ello conlleva a sobrevivir en una realidad muy jodida. Y es así como los tres personajes de nuestro documental han aprendido a malvivir. Pero la parte que como cineasta más me interesó mostrar en la película -y a Meeri como fotógrafa del libro-, fue la historia de dignidad, de fuerza interna y de cómo levantarse del fango. Gerardo refleja muy bien esta situación: orillado por su padre a vivir en un chiquero por seis meses como castigo a su homosexualidad y enfermedad, supo salir de allí, perdonar, encontrar un trabajo e intentar llevar una vida lo más normal posible. No cualquiera tiene los huevos, los cojones para ser tan fuerte y perdonar, reintegrarse a una sociedad que lo rechaza. Eso es de una fuerza interna inconmensurable. Yo que nací en el norte de México, `Tierra de hombres machos y fuertes', a quienes desde niños se nos prohibía llorar `porque es de maricones', reconozco en mis personajes a las personas más fuertes que he tenido la suerte de conocer».

La editorial Nórdica MustaTaide ha publicado un libro homónimo de 74 páginas con fotografías de Meeri Koutaniemi y textos en castellano, inglés y finés escritos por Alejandro Cárdenas. Parte importante de las ventas será destinada al albergue Oasis y los tres protagonistas. Quien quiera adquirir el libro puede consultar la siguiente web: www.meeri.fi.

El documental, por otro lado, comenzó a filmarse en 2009 con únicamente los fondos del propio Alejandro: «Pensaba hacer un `documental guerrilla' que no necesitara de productor ni empresa alguna que nos dictara tiempos ni contenidos. Jacobo Parra e Iván Melicoff, buenos amigos y muy solidarios, fueron mi primer crew de trabajo en aquel entonces, siempre auxiliados por la mirada tenaz de la cineasta Luciana Kaplan. Estuvimos así algún tiempo hasta que la realidad y la fuerza de las historias nos rebasaron».

Así las cosas, empezaron a buscar productores que respetaran el tema, que no quisieran «dramatizar más al `Tercer Mundo' ni victimizar a nadie»: «También debían estar dispuestos a contar una historia `pequeña' perdida dentro de un pequeño lugar, cuando más bien pareciera que la dinámica fílmica hoy en día es la contraria: hacer grandes producciones filmadas en varios países alrededor de grandes temas. Como creador, me interesan más las primeras: reflejarnos a partir de las pequeñas/grandes historias del día a día».

La relación con Finlandia viene del trabajo que como free-lance acostumbra a realizar Cárdenas para la prensa finesa: «He tenido la suerte de colaborar como periodista free-lance en un par de medios en Finlandia, entre ellos la revista «Maailman Kuvalehti», donde conocí el trabajo de Meeri. A partir de un escrito sobre el albergue Oasis publicado en tal revista, más una carpeta fílmica en la que contábamos qué queríamos decir y cómo lo queríamos lograr, la productora OKTOBER (www.oktober.fi) se interesó en nuestro proyecto y fue así como iniciamos una aventura fílmica cuyo resultado se proyectó por primera vez en el festival DocPoint de Helsinki, en febrero de 2013, y que ahora está en etapa de Festivales. Mi sueño, como director, es que más allá de la agenda de festivales, `Oasis' llegue a las pequeñas comunidades, que sea exhibido de forma gratuita en las plazas públicas de nuestros pueblos latinoamericanos (y, ¿por qué no? Europeos también) y que sirva como una herramienta de concienciación».

Los medios para hacer el trabajo han sido modestos: «En lo económico contamos con el apoyo de Oktober que, aunque no fue mucho, fue lo suficiente. Luego ya cada uno de nosotros dio lo mejor de sí mismo. Hubo muchas sesiones sin cámara en las cuales nuestros protagonistas pudieron respirar que estábamos allí no sólo por filmar, sino que realmente hubo y hay aún un genuino interés por adentrarnos en sus vidas, formar parte de ellas y encontrar soluciones conjuntas.

Alejandro tiene sus dudas sobre el resultado «técnico» de su trabajo, sobre la calidad del producto que ya exhiben por diferentes lugares: «Sé que esto no se debe de decir tal cual, pero al final no encuentro otra forma de ser: el documental puede tener defectos técnicos causados por los tiempos de filmación, los distintos equipos de trabajo, el calor, los días fuertes, el derretimiento del entusiasmo y el ánimo de quienes fuimos educados en la ciudad. He preferido ya no verlo porque cada vez le descubro más `peros' técnicos. Pero al final del día, más allá de lo técnico, la virtud de nuestro documental es que respetuosamente se metió en la vida de tres valientes personas y, eso sí, que se puede respirar en cada minuto del documental, en cada página de nuestro libro. Ese es el gran atributo de `Oasis': que habla con la verdad, de frente, tal y como lo hacen los mayas».

Preguntamos a Alejandro Cárdenas por la distribución; por los festivales en los que se ha proyectado, a los que quiere enviar «Oasis»: «Hasta ahora, el documental ha sido estrenado en el festival DocPoint de Finlandia, en el festival de la ciudad de Saratov, en Rusia, y en el Pärnu International Documentary Film Festival de Estonia, además de que mis productores tienen una agenda bien clara de proyecciones. En lo personal, un momento muy cálido fue la presentación única en la Casa de Cultura Elena Poniatowska, `La68', de Mérida, en Yucatán, en una sala abarrotada donde Gerardo Chan Chan, al final de la proyección, respondió a inquietudes del público. Ese es el objetivo de nuestro trabajo: que se hable del tema, que dejen de estar por debajo de la mesa las historias de vergüenza y exclusión social. En ese sentido, GARA, periódico muy querido para quienes amamos al pueblo vasco, ofrece un inmejorable espacio de expresión».

Confiamos en que este espacio alabado por Alejandro sea de utilidad tanto para la difusión de su trabajo y el de la fotógrafa Meeri Koutanlemi, como de la situación del refugio Oasis de San Juan de Dios y sus valientes, bravos, moradores.

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