Usain Bolt recuperó el título mundial de 100 m. en Moscú y con él su sexto oro en un certamen en el que aspira a conseguir otros dos. Firmó 9.77 bajo la lluvia y con viento en contra de -0,3 m/s, mientras cinco de los participantes bajaron de 10 segundos en una carrera limpia, que sin embargo no resultó tan descafeinada como se preveía por la ausencia de tres de los mejores velocistas -Blake, el anterior campeón, por lesión y Gay y Powell por dopaje-.

Bolt se impuso por delante del estadounidense Justin Gatlin (9.85), plata, y los jamaicanos Nesta Carter (9.95), bronce, Kemar Bailey-Cole (9.98) y Nickel Ashmeade (9.98). El estadounidense Rodgers, el francés Lemaitre y el británico Dasaolu se quedaron por encima de los 10 segundos y con peor marca que en las semifinales.

Gatlin, el único que esta temporada había ganado a Bolt, dominó la carrera hasta los 40 metros, pero antes del ecuador el Relámpago le pasó por encima para ser todavía más leyenda.

El gigante de Trelawny es una garantía. Seis veces campeón mundial y otras seis olímpico en 100, 200 metros y el relevo, con magníficos récords en las tres distancias, da la sensación de que podría estar ganando siempre. Nadie duda que saldrá de Moscú superando al mismísimo Carl Lewis, el hombre más laureado de este certamen con 8 oros, 1 plata y 1 bronce, que el jamaicano ya ha empatado con ocho oros y dos platas. El atletismo le ha convertido en un hombre famoso y rico, que no ha perdido ni un ápice de su sentido del humor a pesar del bombardeo de preguntas sobre dopaje a las que le someten en sus intervenciones. Atleta del año en 2008, 2009, 2011 y 2012, la próxima semana cumplirá 27 años. Los Juegos de Río de Janeiro'2016 le pillarán con 30. Parecen su último objetivo atlético. Otro triplete allí le volvería inalcanzable, si todavía no lo es.

En la capital rusa no lo entendieron así. La final de 100 metros y la presencia de la pertiguista Isinbayeva era ayer la prueba del algodón para el estadio Luzhnikhi con capacidad para 78.000 espectadores. Pero ni siquiera la actuación de Bolt y de la diva del atletismo, obró el milagro. Londres puso el nivel muy alto. Recintos repletos a todas horas que contrastan con el viejo estadio Lenin, vacío por las mañanas y con asientos libres en tardes como la de ayer.

El astro jamaicano, acostumbado a actuar ante multitudes, no perdió ni la compostura, ni el humor. En los tacos de salida nada hacía recordar a aquel enorme despiste que le costó la descalificación en Daegu por salir antes de tiempo. Bolt simulaba que abría un paraguas o se atusaba las cejas mirando a las cámara mientras esperaba el disparo que le devolvería el oro.

«Quería hacer una mejor marca, pero no ha sido posible por el mal tiempo. Hoy no era cantando bajo la lluvia, sino corriendo bajo la lluvia», afirmó un atleta enamorado de la música y de las discotecas.

Hoy les toca a ellas

Hoy les toca a las mujeres. Los 100 metros femeninos clausuran la tercera jornada con la final de las 19.50, previo paso por las semifinales previstas para las 17.35. La doble campeona olímpica Shelly-Ann Fraser se dosificó perfectamente en las series. La pequeña jamaicana es todo potencia concentrada en sus 52 kilos de peso por sus 1,52 de estatura. Con parte de su pelo teñido de fucsia, a juego con sus zapatillas, llega con la mejor marca (10.77) y ayer durante las series matinales no se desgastó lo más mínimo (11.15). Solo English Gardner bajó de los 11 segundos (10.94), entre las 45 que se situaron en los tacos de salida matinales. La estadounidense causó muy buena impresión, como también su compatriota Carmelita Jeter, que defiende el título, o la jamaicana Kerron Stewart (11.02), sin olvidar a Blessing Okagbare, que llega con la segunda mejor marca de un buen verano deportivo (10.79).

La nigeriana ha vivido a tope el fin de semana porque ha incluido el salto de longitud en su programa. El sábado sorteó la calificación con el segundo mejor salto (6,83 metros) y ayer en la final los 6,99 en su quinto intento le depararon la plata.

Se quedó a dos centímetros del oro, que como es habitual terminó colgado del cuello de Brittney Reese. Desde 2009 a esta exjugadora de baloncesto de 26 años no se le ha escapado ninguno de los grandes títulos. Un mejor salto de 7,01 metros (viento de +0,2 m/s) le permitió ampliar su colección sin ni siquiera tener que mejorar los 7,25 que traía como mejor marca de la temporada.