Tras la colleja que le dio la AVT, que no está dispuesta a mostrar la actitud cristiana que le solicitó Munilla, este seguramente pensó que debía compensar de alguna manera su «metedura de pata». El caso es que en su intento de rectificación se pasó unos cuantos pueblos.

Mientras «Abc» se hacía eco en un breve titulado «Munilla niega autoridad moral a los foros de paz sin víctimas», en «La Razón» dedicaban al obispo una flecha hacia arriba porque «salió ayer en defensa de la dignidad de las víctimas y aseguró que los foros de diálogo por la paz que las exluyen, o que simplemente no son capaces de recabar su apoyo, `carecen de la necesaria autoridad moral'». Ya, se refiere a quienes le vapulearon, y pretende dejar la paz de este país en sus manos. Y como lo dice Munilla, le aplauden con las orejas. En primer lugar, nadie ha excluido a las víctimas, y si para avanzar hacia la paz hay que esperar al «apoyo» de algunos y algunas, este país lo tiene claro.

También «El Mundo» premiaba a monseñor con una flecha hacia arriba porque «Denuncia la inmoralidad de Bildu», afirmando que Munilla «criticó ayer a Bildu y su conferencia de `alcaldes por la paz'. Munilla dijo que quienes son incapaces de contar con las víctimas del terrorismo carecen de `autoridad moral' para hablar de paz». ¿Y quienes que excluyen a cientos de víctimas, no carecen de «autoridad moral»? Así que ya saben, para hablar de paz hay que pedirle permiso al obispo de Donostia o, en su defecto, a «El Mundo». En el interior, destacaba que Munilla «También cuestiona el valor de la cita de Aiete de 2011 por excluir a las víctimas de ETA» y que teme «que la izquierda abertzale `devalúe y manipule' el `término paz' con sus foros». Pues si ha de ser don Ignacio, que en vez de aportar pone palos en las ruedas, quien establezca los parámetros de ese término...

Al final de su información, «El Mundo» daba una pista de la causa de la sobrada del obispo: «El discurso crítico de Munilla con las iniciativas por la paz de la izquierda abertzale se produce una semana después de que reclamara a las víctimas de ETA el `perdón' para los etarras arrepentidos de sus asesinatos al considerar que `se lo merecen', una petición que fue rechazada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), que acusó al prelado donostiarra de padecer el `síndrome de Estocolmo', al igual que sus antecesores en el cargo». Y claro, para demostrar que no es así, se desmelena.