El grupo municipal del PSE considera ahora, en plena celebración de Aste Nagusia, que la Alcaldía de Bilbo está huérfana debido a la prolongada baja por enfermedad de Iñaki Azkuna. Según dijo ayer Alfonso Gil, al equipo de Gobierno del PNV «se le ha caído la ciudad encima» debido a la ausencia del alcalde, convaleciente tras sufrir tres operaciones en los últimos meses, y cree que eso se nota.

«El PNV está sin liderazgo y lo cierto es que, a día de hoy, su proyecto está totalmente agotado», afirmó el portavoz municipal del PSE en declaraciones a Europa Press. Al mismo tiempo, se mostró «satisfecho» con la labor desarrollada por su grupo a lo largo del pasado curso «por no ser esa oposición de palo en la rueda, sino todo lo contrario».

Paradójicamente, el pasado 30 de mayo, el mismo Gil justificó, aludiendo a una supuesta «ética democrática», el hecho de que su grupo prestara un voto al PNV para que este sacara adelante una modificación del Plan General que estableció la recalificación del solar de Panera, en Uribarri. De esa forma, el grupo jeltzale mantuvo sus 15 votos en el pleno pese a la ausencia de Azkuna.

El delegado de Urbanismo, Ibon Areso, desveló entonces que fue el alcalde el que solicitó directamente al PSE ese gesto.

Frente a los muros

Por contra, Alfonso Gil criticó los «muros frontales» con los que se ha encontrado el PSE en el Consistorio bilbaino a la hora de reformar «todas aquellas ordenanzas que tuvieran capacidad para impulsar económicamente a la ciudad», como la de hostelería o la de medio ambiente.

Sobre este punto, el portavoz del PSE afirmó que la capital vizcaína está asistiendo a la «caída» de un sector, el del comercio, ante la cual el Gobierno municipal «no ha tomado medidas», más allá de anunciar unas «ayudas» que iba a lanzar BBK para los comerciantes y que, según Gil, «no han llegado».