«Ha sido un orgullo pelear con mis compañeros, y aunque nos hayan arrebatado la posibilidad de recuperar nuestros puestos de trabajo, nos vamos con la cabeza bien alta». Estas fueron las palabras del exdelegado de LAB en Inasa, Fernando Carrión, que junto a sus compañeros compareció ayer a las puertas de la empresa en la que sabían que probablemente sería la última vez que se reunían donde durante años trabajaron.

Un patrol y varios agentes de la Guardia Civil permanecen frente a Inasa desde el miércoles, cuando los camiones de la británica Bridgnorth Aluminium comenzaron a desmantelar la empresa. Mientras los exoperarios, visiblemente afectados y emocionados, daban cuenta del final de su lucha, los camiones seguían sacando el material con la protección de los guardias, que solo dejaron acercarse a los trabajadores para una breve comparecencia.

Carrión lamentó que el desmantelamiento de la maquinaria está «muy avanzado», lo que impide cualquier intento de reapertura. Se derrumban así las esperanzas de recuperar los 115 puestos de trabajo, dando un duro golpe a una comarca especialmente castigada por el desempleo como es Sakana, con una tasa de paro del 25%.

Abandono institucional

Sin embargo, los extrabajadores se mostraron satisfechos por haber hecho todo lo que estaba a su alcance para no dejar morir a la empresa y sus puestos de trabajo. «Han sido meses de dura pelea, en los juzgados, en diferentes reuniones, pero sobre todo en la calle, a pie de fábrica. Con el muro que hemos levantado hemos parado en más de una ocasión que los camiones ingleses llevasen la maquinaria», sostuvo Carrión.

Remarcó que no pueden decir los mismo de otros agentes que «supuestamente también estaban interesados en la reanudación de la actividad de Inasa» y apeló directamente al Gobierno de Nafarroa, en concreto a la consejera de Industria, Lourdes Goicoechea. «¿Qué clase de Gobierno tenemos, que permite desmantelar una empresa teniendo un inversor, en una empresa que todos sabemos y creemos en su viabilidad y en los 115 puestos de trabajo?», se preguntó el exdelegado de LAB.

En esta línea, denunció que, pese a haber manifestado interés por la viabilidad de la empresa, a la hora de la verdad Goicoechea «se va de vacaciones» y declara que «el inversor ha llegado tarde». «La realidad es que usted ni ha llegado ni ha querido llegar», criticó Carrión en alusión a la consejera. Además, afirmó que Goicoechea no ha ido más allá de «palabras bonitas» y que no ha dado señales desde que la pasada semana Bridgnorth Aluminium emprendiera el desalojo.

También se dirigió al administrador concursal, Alberto Urbaneja, a quien acusó junto a Goicoechea de no haber tomado la «decisión política» de evitar el desmantelamiento de la empresa. «Se cerró Inasa y empezaron su desmantelamiento gracias a un concurso de acreedores a la carta favorable a los liquidadores. Es increíble que una empresa con futuro sea desmantelada», sentenció.

Por otro lado, denunció la actitud de la delegada del Gobierno en Nafarroa, Carmen Alba, por haberles denegado los permisos para poder estar frente a la entrada de Inasa, «esta puerta en la que tanto tiempo, dolor y lágrimas hemos compartido los extrabajadores», apostilló. También criticó que el Gobierno envíe a la Guardia Civil «para que se empleen a fondo y golpeen con porras a las personas que puedan impedir el desmantelamiento de Inasa».

Carrión concluyó con el agradecimiento a los vecinos de Irurtzun y Sakana, que durante un año han apoyado su causa en una lucha por el empleo que parece haber llegado a su fin.