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Unos bañistas «made in Euskal herria» EN Manhattan Udako hotza

Las esculturas con forma humana no son exclusivas de épocas antiguas, en las que se perseguía un canon de belleza. Estas que pueden verse hasta el año que viene en un parque de Nueva York, concebidas por el navarro Beñat Iglesias, son de lo más actuales y muy nuestras, y su objetivo no es otro que interactuar con el público a la vez que crear dudas sobre el mensaje que transmiten.

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Nagore BELASTEGI

Cuando hablamos de arte lo lógico es pensar primero en un museo, un lugar que algunos se resistirán a visitar porque les resulta aburrido o difícil de entender. Sin embargo, los museos apuestan cada vez más por propuestas interesantes y diferentes, mientras que el arte ha dado el salto al exterior para llegar a quienes, a pesar de todo, prefieren quedarse al aire libre.

Nueva York lleva tres años realizando exposiciones temporales en sus parques, con el objetivo de que los paseantes se encuentren con una propuesta artística cuando menos se lo esperen. En la edición actual de esa iniciativa un artista navarro, Beñat Iglesias Lopez, tiene la oportunidad de ver como sus esculturas son observadas por los neoyorquinos y los turistas. ¿O es al revés?

La muestra «The Bathers» (los bañistas) fue inaugurada a finales de junio en el Riverside Park South de Manhattan, y estará ahí hasta el año que viene. Gracias a las manos de Iglesias, lo que parecen cuatro hombres de tamaño natural -o un poco mayores- se pasean en bañador por la hierba, y dejan atrás su barca observando a quienes les rodean. «The Bathers» forma parte del proyecto «Model to Monument: Creating Art for Public Spaces» (conocido como «M2M»), surgido de la colaboración del The Art Student League of New York y el NYC Park Department. Ambas instituciones forman parte del jurado, junto a diferentes galeristas de la Gran Manzana, que se encarga de seleccionar a los artistas que formarán parte del «M2M». Este año participan siete artistas, de los cuáles cuatro son estadounidenses, dos japoneses y el último, según las propias palabras de Iglesias, «un desterrado, yo».

Iglesias nació en Iruñea y estudió Bellas Artes en Leioa. Realizó parte de sus estudios en Bradford (Gran Bretaña) y Edimburgo (Escocia), para después irse un año a México. «Estuve trabajando en un proyecto personal mientras recorría el país de norte a sur, recopilando información sobre la gente que vive en México. Los medios utilizados fueron una grabadora de sonido, fotos, vídeos y dibujos. La idea era documentar las diferencias en el tipo de vida de la gente que vive en las ciudades de México y en las zonas rurales», explica el artista. Al regresar a Euskal Herria preparó una exposición y fue entonces cuando conoció al pintor Mikel Esparza. «Tras estar unos cuantos meses en su estudio me convenció de que mi lugar era Nueva York -afirma Iglesias-. Él había estado viviendo en esta ciudad durante muchos años y pensó que podría ser interesante para mi tener esta experiencia».

Cogió su maleta y se fue. Llegó a Nueva York en 2005 y comenzó a trabajar la pintura y el dibujo, aunque hace tres años empezó a interesarse por la escultura. «Me atrae mucho el aspecto físico del proceso y la tridimensionalidad. Otra de las razones por las que empecé a esculpir fue el hecho de poder crear algo que puede ser instalado en un espacio público». Además, para Iglesias es interesante la capacidad de poder acceder al público de manera inesperada, sin que este tenga que acudir a un museo y esté predispuesto a ver arte. «Si el trabajo está instalado en un espacio público, la gente está obligada a interactuar con él, ya sea observándolo o apartándose del camino para quitárselo del medio y no tropezar con él», afirma. Ahí fuera el público se siente menos intimidado y es más libre de interactuar con la obra. Algunos se acercan mucho, otros la tocan o juegan con ella; nunca harían lo mismo en un museo.

Hace dos años que está trabajando en una serie titulada «Head Series: A Delicate Irony», compuesta por bustos de gente que tiene la misma intención que «The Bathers» -obra realizada específicamente para el parque-. «Muchos de los bustos de `Head Series' tienen objetos incorporados, tales como cascos, armaduras, gorros, sombreros... Me interesa mucho introducir estos elementos por dos razones: porque me ofrecen la posibilidad de mostrar o ocultar facciones de mis esculturas, y porque puedo jugar con las connotaciones de los mismos. Quiero que el espectador cuestione lo que al principio podía parecer obvio y reexamine su interpretación inicial».

En el caso de nuestros bañistas particulares, lo que vemos a simple vista son cuatro amigos que, tras un baño en el río Hudson, descansan junto a su barca de recreo: dos se tapan con una toalla porque tienen frío, otro está sentado mirando al horizonte y el cuarto se ha fabricado unos zancos con los remos. Sin embargo, al fijarse en los objetos del interior de la barca (agua, botiquín...) el contexto cambia. Podría ser en, realidad, un bote de salvamento y los «bañistas», cuatro náufragos o inmigrantes llegados a ese lugar por mar. Hasta ahora Iglesias ha visto gente sacándose fotos con las esculturas, niños jugando en la barca y hasta policías discutiendo sobre si lo que uno de los personajes lleva en la oreja es un cigarro o un canuto. «Beñat, misión cumplida», pensó el artista al ver al público interactuar con su obra.

De una maqueta a un monumento

«Model to Monument» («M2M») es un trabajo en equipo que dura ya cinco años entre The Art Student League of New York y el NYC Park Department, que gestiona las zonas de recreo y parques de la gran Nueva York. «M2M» sirve para que los artistas se entrenen en la producción de arte en espacios públicos, permitiendo que confronten su obra con un público de lo más variopinto. El proyecto parte de la idea de que los monumentos creados para los espacios públicos conllevan un largo proceso de refinamiento, desde los primeros diseños, pequeños modelos, hasta que surgen las esculturas a gran escala. Por eso, tal y como hicieron en la antigüedad los egipcios o los griegos, las esculturas deben ser dibujadas en bocetos, para después progresar a maquetas y finalmente ser llevadas a cabo al tamaño deseado y ser puestas en el lugar para el que han sido creadas, en este caso el Riverside Park South de Manhattan, donde exponen varios artistas internacionales cada año.

La obra de Beñat Iglesias se sitúa en la parte noroeste del parque de Riverside, a orillas del río Hudson. Para encontrarla más fácilmente conviene entrar por la entrada por la calle 59, y comenzar a subir hasta la altura de la calle 61. A lo largo del parque podremos tropezarnos con el resto de obras de los compañeros del artista navarro. Si no tenemos la suerte de poder viajar a Nueva York, siempre podremos seguir el trabajo de Iglesias mediante su página web www.benatiglesias.com, donde incluye, sobre todo, fotografías de «The Bathers» y de los bustos de «Head Series». N.B.

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