El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, manifestó ayer que para que el Estado francés siga siendo una «gran nación» su primer desafío es empujar a Europa a que se dote de los medios necesarios para controlar «la locura de las finanzas».

La reorientación de la Unión Europea (UE) según destacó en la clausura de la universidad de verano del PSF en la localidad de La Rochelle, es «un imperativo» del que dependerán las elecciones europeas de 2014.

Ayrault recordó a las filas de su partido que la reorientación de la política europea para volcarla hacia el crecimiento fue iniciada por François Hollande tras su victoria en las presidenciales de mayo del año pasado, y que una vez conseguida esa inflexión, mantuvo es necesario seguir apostando por «relanzar la construcción política» de la UE.

Entre las prioridades, según el jefe del Ejecutivo francés, destacan la instauración de «un verdadero gobierno económico de la zona euro», que disponga de una «verdadera capacidad presupuestaria», y la definición «de una estrategia europea para las industrias del futuro», con un énfasis en la transición energética.

Prioridad para Alemania

Estas propuestas, según Ayrault, deberán debatirse con el resto de socios europeos y, «en primer lugar», con los alemanes, tras las elecciones legislativas del próximo 22 de setiembre en ese país.

«Si Europa deja de garantizar la protección de un cierto modo de vida, si su influencia sobre asuntos planetarios se reduce, si no consigue frenar las desigualdades entre los estados prósperos del Norte y otros en crisis en el Sur, asistiremos a su desintegración», concluyó el jefe del Ejecutivo francés.