Euskaltel cerró la peor semana de su historia al ver cómo su líder para la Vuelta, Samuel Sánchez, era el primero de los favoritos en descolgarse a siete kilómetros del final de la segunda etapa de la Vuelta, en una subida en la que 50 ciclistas aguantaban el ritmo que marcaba José Herrada (Movistar).

Todos sus compañeros que estaban por delante menos Mikel Nieve se quedaron a ayudarle y llegaron a meta a 2:41, una diferencia que casi le deja sin opciones para la general. Junto a ellos entró Sergio Luis Henao, al que el Sky había considerado como líder más por despecho con Rigoberto Urán tras marcharse al Omega que por otra cosa.

Samuel Sánchez se había pasado un mes en Sierra Nevada para preparar a conciencia la Vuelta e intentar superar la decepción que supuso no estar con los mejores en el Giro, donde quería pelear por el podio y terminó duodécimo. El asturiano había acostumbrado mal a todos, era un corredor infalible que siempre acertaba a alcanzar su mejor forma en los objetivos marcados y ayer falló en el momento más inoportuno.

Dentro de la zozobra que se ha apoderado de los corredores de Euskaltel tras conocer la decisión de su patrocinador de no continuar con el equipo del que había querido encargarse esta temporada, Samuel Sánchez es uno de los que se encuentra en una situación más atípica.

Un contrato inigualable

El asturiano, dentro del compromiso que siempre ha mostrado por el equipo que le dio la oportunidad de ser profesional y al que ha correspondido con sus brillantes actuaciones, firmó la pasada temporada un contrato de tres años con Euskaltel cuando sus puntos tenían un gran valor en el mercado.

Parecía que se aseguraba el final de su carrera con un buen contrato y de repente se encuentra con una empresa que quiere rescindirlo sin que nadie pueda acercarse a ofrecerle lo que cobra ahora. No solo porque su mala temporada con 35 años dificulta encontrar una buena salida. Los dichosos puntos que se vendieron como lo más importante del mundo mundial para provocar la división de la afición alrededor del equipo ahora no valen nada.

Ni tan siquiera hay dieciocho equipos interesados en acceder al World Tour tras la desaparición de Vacansoleil y Euskaltel, y el futuro de Samuel pasaba en buena medida por demostrar en la Vuelta que mantiene su gran nivel. Y ayer no fue capaz de aguantar un buen ritmo del Movistar, pero no suficiente para descolgar a un favorito.

El año pasado Igor Antón ya vivió un comienzo parecido y fue toda la Vuelta a remolque sin encontrar su mejor nivel. El de Galdakao también ha quedado descartado para la general al perder cinco minutos en las dos primeras etapas, Intxausti queda a 4:32 y las esperanzas vascas se van a concentrar en Haimar Zubeldia, tercero en la general, y Nieve, que ha heredado la infalibilidad del asturiano tras acabar entre los doce mejores las últimas cinco grandes disputadas.

Se podía dudar de la respuesta de Nieve y del resto de corredores que disputaron la general del Tour en la primera toma de contacto con la montaña, cuando no competían desde el final de la ronda francesa o desde la clásica de Donostia, y todos entraron en el primer grupo.

Escapada de Javier Aramendia

La etapa, en la que no salió Koldo Fernández de Larrea por su caída del sábado, estuvo marcada por una fuga de Aramendia (Caja Rural), Rasmussen (Garmin) y Henderson (Lotto). Tenían once minutos a 45 de meta, pero un fuerte aire de cara provocó su neutralización al iniciarse la última subida.

Sorprendió Konig al atacar a falta de más de un kilómetro y solo pudieron responderle Nicolas Roche, Dani Moreno y Pozzovivo, que llegaron con unos segundos de ventaja sobre un grupo de 19 corredores encabezado por Valverde. Nibali, aunque perdió dos segundos por un corte en ese primer grupo, recogió el maillot rojo de Brajkovic.