Representantes palestinos suspendieron dos reuniones con los israelíes en la ciudad cisjordana de Jericó tras la muerte de tres palestinos por disparos de soldados israelíes en el campo de refugiados de Qalandiya.

«El encuentro fue anulado tras el crimen cometido por Israel», dijo a AFP un responsable palestino. «Las fuerzas de ocupación han buscado una de las formas más macabras de detener un proceso de negociación, como lo es matar a palestinos desarmados», subrayó otro alto cargo palestinos en declaraciones a Efe. «La comunidad internacional está siendo contactada en estos mismos momentos para coordinar una respuesta clara a los extremistas que en el Gobierno israelí intentan boicotear las negociaciones de paz», añadió. Aseguró que esta decisión no supone una suspensión total del proceso de paz, sino de las reuniones previstas para ayer.

No obstante, advirtió que el diálogo podría romperse definitivamente «si no hay una reacción de condena clara de la comunidad internacional».

Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, acusó a Israel de querer «destruir el proceso de paz» e instó a Estados Unidos a «actuar para que la paz no se aniquilada».

«Estas acciones muestran cuáles son las verdaderas intenciones de Israel, respecto al proceso de paz», subrayó.

Tres palestinos de 32, 22 y 20 años murieron y otros veinte resultaron heridos por munición real en los enfrentamientos ocurridos en el campo tras la llegada de una unidad de la guardia fronteriza israelí para detener a un palestino.

Según la agencia de noticias palestina Ma´an, militares israelíes vestidos de civil entraron en el campo de refugiados hacia las cinco de la madrugada para detener a Yousef al-Khatib, recientemente excarcelado tras haber pasado diez años en prisión. Residentes rodearon entonces a los soldados, que abrieron fuego contra docenas de personas.

«Iba al colegio cuando vi a los soldados disparar balas de goma y gases lacrimógenos. Disparaban contra la multitud al azar. Conté un total de diez vehículos militares», relató a Al Jazeera un joven de 13 años.

Dos de los fallecidos Younis Jihad Abu al-Sheikh Jahjouh y Robin al-Abed- recibieron sendos disparos en el pecho, muriendo en el acto, mientras que el tercero -Jihad Asslan-, falleció en el hospital. Al-Abed se dirigía a su trabajo en una de las oficinas que la ONU tiene en el campo. Su madre se desmayó ante su féretro durante el entierro, durante el cual el Ejército volvió a emplear gases lacrimógenos y balas de caucho.

Hanan Ashrawi, miembro del Comité Ejecutivo de la OLP, condenó esta incursión israelí en Qalandiya, que consideró un «uso excesivo e indiscriminado de la violencia y de munición real en zonas con densa población civil que supone una patente violación de la legislación internacional y humanitaria».

Desde el exterior, el ministro de Exteriores egipcio, Nabil Fahmi, advirtió que «la continuación de las medidas agresivas de Israel contra los palestinos, sea en la forma de expansión de colonias, de demoliciones de hogares palestinos o de ataques a civiles inocentes, matará toda oportunidad de éxito de las negociaciones, cuyo éxito deseamos», remarcó en una rueda de prensa con el presidente de la AP, Mahmud Abbas.

Sobre el golpe militar que derrocó al presidente Mohamed Morsi, Fahmi, exembajador de EEUU, aseguró que este hecho no cambiará la relación de Egipto con la causa palestina.

«El asunto palestino es parte de la conciencia del pueblo egipcio. Ha sido siempre y seguirá siendo una de las prioridades de Egipto en su política exterior», dijo al recordar que su desplazamiento a Ramallah es uno de los primeros que efectúa al extranjero desde que se consumara el golpe de Estado.

Fahmi agradeció a la Autoridad Palestina su posición. Abbas fue el segundo dirigente en visitar Egipto desde el golpe y en reunirse con su jefe de Estado.