TEPCO admite que desconoce cuál es el origen de la fuga de agua radiactiva en Fukushima
El Gobierno japonés y TEPCO, al cargo de la gestión de la central de Fukushima, prometieron ayer «medidas de urgencia» para frenar la fuga de agua radiactiva. La compañía admitió desconocer cuál es su origen.
GARA | TOKIO
¿Cómo y por qué en uno de los depósitos de agua muy radiactiva de la central de Fukushima hubo una pérdida de 300 toneladas de agua? Nadie lo sabe, ni siquiera la compañía administradora, TEPCO, que prefiere no hablar demasiado del millar de depósitos del complejo.
El pasado día 19, anunció el hallazgo de «charcos de agua radiactiva cerca de depósitos» y precisó después que la cantidad fugada era de 300 toneladas. El depósito defectuoso fue localizado, pero no el punto preciso donde se produjo la fuga.
Más de un millar de depósitos de varios tipos, que proceden de diversos fabricantes, están ensamblados en zonas despejadas alrededor de la central. Unos 350 son del mismo modelo que aquel donde se produjo la fuga, y son proporcionados por la pequeña empresa Tokyo Kizai Kogyo, confirmó a AFP un portavoz de TEPCO.
Su vicepresidente, Zengo Aizawa, se limitó a explicar que cada depósito cuesta «varias decenas de millones de yenes» (desde 100.000 euros a varios centenares de miles de euros).
Estas enormes piezas, de una altura de 11 metros y un ancho de 12 metros, pueden cada una almacenar 1.000 toneladas de agua, la tercera parte de una piscina olímpica. Estos depósitos están constituidos de placas de acero, y son ensamblados y sellados en el mismo lugar, con juntas de caucho expandido. «Esos modelos fueron elegidos porque podían ser entregados y montados rápidamente», admitió TEPCO
La «causa de la fuga existe probablemente en otros depósitos», admitió Aizawa en una entrevista televisada. TEPCO anunció el sábado que «el depósito donde se produjo la fuga fue instalado inicialmente en otro lugar». Fue desplazado debido a un hundimiento de la losa de cemento, igual que otros dos depósitos, que tuvieron que ser vaciados como medida de precaución. Sin embargo, no se ha establecido una relación de causa a efecto entre estas operaciones y la fuga de agua radiactiva.
En el pasado ya se constataron otras cuatro fugas de menor magnitud, posiblemente debido a problemas en las juntas.
Interrogado sobre la resistencia de los materiales a los elementos radiactivos contenidos en el agua, un portavoz de TEPCO únicamente dijo que «estos depósitos no solo estaban preparados para almacenar agua limpia sino también agua contaminada». «El agua contaminada procede en parte del agua de mar, y contiene por tanto sal. Y el acero utilizado se oxida fácilmente, por lo que existen riesgos de perforaciones provocadas por la corrosión», aseguró el profesor Akio Hata, especialista de asuntos de contaminación.
La autoridad de regulación nuclear calificó de «grave» el incidente y lo ubicó en el nivel 3 en la escala internacional de accidentes nucleares (Ines), que cuenta con siete niveles.
Esta decisión fue tomada antes de que TEPCO advirtiera que el agua fugada había probablemente llegado hasta el vecino Océano Pacífico, ya contaminado por enormes cantidades de agua radiactiva procedente del subsuelo de la central y la caída de agua de lluvia contaminada días después del accidente nuclear de marzo de 2011, tras un seísmo y un tsunami en las costas del noreste del país.
El ministro de Exteriores de Japón, Fumio Kishida, visitó la central nuclear de Chernóbil para lograr la cooperación de las autoridades ucranianas en la reconstrucción de Fukushima-1 tras el accidente nuclear.
El profesor Hiroshi Miyano, experto en el diseño de centrales nucleares, ha advertido en reiteradas ocasiones que «si otro maremoto o terremoto se producen, habría fugas masivas en estos depósitos».