Raimundo Fitero
Decisiones
A los directivos se les paga para que tomen decisiones, comprometidas o no y para que posteriormente las defiendan aunque le sean impuestas, con argumentaciones que tengan una cierta coherencia y den sensación de tener un plan. Es el caso de Julio Somoano, la mano negra de la banda organizada en los informativos de TVE, que ha presentado en un malísimo ambiente profesional la nueva temporada de los telediarios. Con decisiones que después deberá sostener ante los datos de audiencia.
Los fanáticos y fundamentalistas de la dirección actual de TVE, como la propia iglesia católica que les inspira, prefieren pocos pero convencidos, que muchos pero con dudas y el defecto del relativismo. Por eso no les importa mucho perder audiencia por un tubo, a borbotones, si lo que logran es secuestrar un voto recalcitrante, manipular hasta dar una imagen de la realidad distorsionada e ideologizadas hasta la náusea. No tienen ningún objetivo profesional, ni informativo más allá que el de la manipulación y el de crear una burbuja de desinformación donde crezcan todos los virus de los extremismos.
Pero tienen una dificultad estructural en el ente público: no toda la plantilla es de extrema derecha como los actuales dirigentes y mandos intermedios, sino en su inmensa mayoría, todo lo contrario. Y eso crea fricciones, atascos, momentos de tensión añadida, desencuentros que no pueden solucionar definitivamente echándolos a todos porque tienen un presupuesto algo magro. Lo que hacen es quitar a los que siendo buenos profesionales, llevan el sello del anterior equipo.
El último que quedaba, Iñigo Herraiz, editor de Noticias en La 2, ha sido apartado para poner a uno de su cuerda. Son decisiones cargadas de resentimiento, desde la ideología y no desde un mínimo concepto profesional. Lo otro, lo de cambiar del mediodía a la noche a Ana Blanco, o quitar una cara y poner otra es estrategia de mercado con consecuencias relativas. Pero insistimos, los telespectadores se hartan de tanta mentira y tanta gaviota y tanta corrupción ocultada y se van. Lo dicen los medidores de audiencia. Les da igual: tienen el sueldo, los sobresueldos y el futuro más que asegurado.