Asignatura pendiente del nuevo curso político
Tras el paréntesis estival, los principales líderes políticos retornan a sus despachos y los partidos políticos vuelven a funcionar a pleno rendimiento. El nuevo curso político vasco se presenta con retos que requieren habilidad para hacer frente a un ejercicio difícil, a saber, combinar la capacidad para gobernar un día a día tan cambiante y angustioso y dar forma definitiva a un nuevo punto de partida, un nuevo acuerdo que, si así lo quieren los vascos, abra la puerta a la soberanía nacional. De cara a ese primer desafío, es evidente que en el caso vasco existe un problema añadido: la falta de medios para hacer políticas diferentes, fruto de la dependencia y la subordinación al poder central español. Y ello obliga a ponerse manos a la obra en el segundo, intentando dar forma definitiva a un programa compartido que marque otro horizonte de libertad nacional y fortalezca la voluntad popular. No para cambiar símbolos o banderas, sino para cambiar el país y liberarlo de hipotecas que cercenan su potencial y lo condenan al abismo.
Más que hablar de temas pequeños o grandes del pasado, Euskal Herria necesita un programa común para el futuro. Objetivos claros e ilusionantes que, sin ser de un partido u otro, lo sean de todo un pueblo. No es momento de calcular quién gobernará en la próxima legislatura, de dilucidar si los votos se escorarán a la izquierda o la derecha. Es el momento de cambiar las reglas de juego, el marco de relaciones con el Estado, el de la política con altura de miras y nivel, otro nivel superior. No faltarán los problemas, internos y externos, las dudas, desacuerdos y amenazas. Pero hay motivos para la esperanza, para pensar que este país puede coger la ola independentista que recorrerá Europa el próximo año.
De eso se trata. De dar relieve y fuerza a la idea de que, si así lo quieren los vascos, Euskal Herria es libre para hacer su camino y abrir la ventana a la proclamación de la república de Euskal Herria. Es una constatación básica, pero aquí y ahora, sencillamente revolucionaria.