Al menos tres personas -seis según el diario estatal «Al-Ahram»- murieron y decenas resultaron heridas al derivar las protestas de los seguidores del derrocado presidente egipcio Mohamed Morsi en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y los defensores del golpe de Estado. En Port Said falleció un hombre al recibir un disparo, y dos policías perecieron en el ataque contra un puesto policial en El Cairo.

Aunque sus fuerzas están mermadas, miles de personas plantaron cara al imponente despliegue militar y policial y volvieron a salir a las calles de las principales ciudades del país tras el rezo del viernes para participar en las manifestaciones convocadas por la Alianza Nacional para Apoyar la Legitimidad en demanda de la vuelta de Morsi.

En El Cairo, las fuerzas de seguridad bloquearon algunas de las zonas por donde estaba previsto que discurrieran las manifestaciones. La Policía lanzó gases lacrimógenos y disparos al aire para impedir que los opositores se acercaran a la plaza de la Esfinge en Mohandessin y se produjeron choques también en la avenida principal de Gamat al-Dawal al-Arabiya y en la plaza de Guiza. A pesar de que las fuerzas de seguridad, apoyadas por blindados, cortaron las principales arterias de la ciudad, los islamistas celebraron numerosas concentraciones.

La jornada transcurrió principalmente en calma, aunque no estuvo exenta de incidentes. Se produjeron enfrentamientos también en Alejandría, en Port Said y en las ciudades del delta del Nilo de Tanta y Mahala al-Kubra.

Los Hermanos habían llamado a los egipcios a iniciar ayer una «intifada» (levantamiento popular) para «recuperar la revolución» y presionar a los golpistas que el pasado 3 de julio derrocaron a Morsi para que abandonen el poder.

El Ministerio egipcio de Interior instó a los agentes de Policía a disparar contra los manifestantes si consideran que su integridad personas está en riesgo. Las autoridades han advertido también de que no permitirán nuevos campamentos de protesta como los que las fuerzas de seguridad desalojaron el pasado 14 de agosto, dejando centenares de muertos.

Los seguidores de Morsi llevan dos meses manifestándose para reclamar la restitución del primer presidente democráticamente elegido en el país. El Gobierno instalado por los golpistas les acusa de cometer «actos terroristas».