En las últimas críticas a las actuaciones de la Orquesta de la Radio de Frankfurt y la Scottish Chamber Orchestra nos centramos exclusivamente en analizar la visión musical que habían desarrollado sus directores porque partíamos de una base instrumental muy sólida. Aunque cada una con su personalidad y puntos fuertes y débiles, ambas orquestas eran magníficas y se notó claramente que llegaban a la Quincena preparadas a la perfección, por lo que fue posible obviar la calidad de la «ejecución» y centrarnos en el fin último de cualquier concierto, la «interpretación». Por eso resultó frustrante que la Sinfónica de Galicia, sabiendo que sería inevitablemente comparada con las orquestas de los días anteriores, llegase hasta Donostia con un Bruckner con numerosos defectos de ejecución. Un par de despistes clamorosos contando compases; articulación sucia de la cuerda en pasajes de cierta complicación, como los arpegios del trío del «Scherzo»; errores en las entradas de los vientos, con pasajes homofónicos mal equilibrados y una desafinación comprometida a la altura del tercer movimiento; y, en general, mucha rígidez a las peticiones de Víctor Pablo Pérez, que casi tenía que agacharse sobre el podio para lograr un pianísimo.

Esto denotó dos cosas: principalmente que la orquesta gallega no había ensayado lo suficiente este Bruckner antes de llegar a la Quincena -a pesar de que venían de tocarlo tres veces en su tierra-; y lo que eso, inevitablemente, indica: que se toman un festival del prestigio de la Quincena Musical menos en serio que sus homónimas extranjeras. Aún así sabemos que la de Galicia es una orquesta buena de por sí -lo recordamos de numerosas visitas previas al festival en las que sí tocaron con perfección-, y la "Novena" de Bruckner salió adelante en una versión correcta que no aportó nada a lo que la partitura ofece por sí misma, al no estar lo suficientemente asimilada.

A mucha más altura artística se situó, qué duda cabe, Ainhoa Arteta, quien en la primera parte del concierto cantó los «Cuatro últimos lieder» de Strauss con idoneidad vocal y estilística admirables.