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Raimundo Fitero

De pago

El caso de espionaje masivo planificado por la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos vive estos días un nuevo episodio. Corporaciones como Google y Microsoft, implicadas en este episodio, han unido sus esfuerzos para llevar al Gobierno a los tribunales.

Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

La afamada y televisada tomatina de Buñol se convirtió en zumo de tomate rebajado por la lluvia pero añadió un concepto nuevo a las fiestas populares: el pago por participar en el espectáculo. Algo muy de acuerdo con nuestros días en los que se está privatización el espacio público de una manera que empieza a ser preocupante. Y como muestra algo que todos aceptamos sin rechistar, pero que en ciertos momentos se convierte en un problema para el ciudadano de a pie, como son las terrazas de bares y restaurantes. Han proliferado de tal manera que hay calles en nuestras ciudades que son intransitables debido a esa toma, previo pago de tasas se supone, por un negocio privado de un espacio público.

¿Cobrarán en los próximos encierros pamploneses con la excusa de hacer una selección de corredores? Espera y verás. Y si se cobra porque te embadurnes de tomate, ¿no deberían, a su vez, cobrar los participantes por salir en los reportajes televisivos? En estos actos públicos, pero privatizados o al menos acotados, el sustento de sus contenidos son seres humanos, ciudadanos, en fiesta o en competición de animaladas, pero que ocupan muchos minutos televisivos. Y en los encierros, cuando se produce una situación comprometida, ya ni te cuento las veces que se pasan esas imágenes en todos los canales.

Las fiestas de pago puede ser el crowdfunding obligatorio de los municipios para superar su crisis económica, pero acabará con la propia noción festiva, al igual que ha acabado en ciertos segmentos, horarios y circunstancias la espontaneidad, debido a la presencia de cámaras de televisión para programas nefastos que ocupan minutos y horas con coste cero, y que, insito, los que salen deberían reclamar su parte de derechos de imagen. ¿O van a ser solamente ejercidos los derechos de futbolistas, cantantes y artistas en general? Está bien que los políticos en celo electoral paguen por aparecer, pero un ciudadano en fiestas mantiene intactos sus derechos de imagen y de intimidad. Incluso de mantener su honor porque en ocasiones aparecen con unas cogorzas que son repetidas de por vida en sus ámbitos cercanos como reproche o como detalle de mofa.

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