Miles de personas en las calles, caos en el tráfico, cierre de comercios y colapso del transporte colectivo provocó el martes un apagón que afectó al 70% de Venezuela y duró al menos cuatro horas. El presidente, Nicolás Maduro, responsabilizó directamente a «la extrema derecha» que «activó un ensayo general de un golpe eléctrico». «No tenemos ninguna duda», remarcó en una intervención televisada desde el Palacio Miraflores.

El apagón afectó «al 70% del país», al Distrito Capital de Caracas -con más de cinco millones de habitantes- y a otros 14 de los 24 estados del país. Aseguró que el servicio, que fue restablecido de manera «progresiva y estable, fue saboteado en una de sus líneas de transmisión. Se creó un triángulo de fallas para poder afectar como ellos aspiraban prácticamente todo el país», manifestó.

«Estamos enfrentados a grupos de ultraderecha fascistoides (...) Es desesperación de los del Norte que ponen la plata», denunció el mandatario refiriéndose a la oposición venezolana.

El presidente calificó el corte de energía como «un golpe bajo. Estamos evaluando todos los elementos del famoso plan `tic tac' (bomba de tiempo), subrayó. Describió la situación como una «guerra de baja intensidad» a la que dijo responderá con una «lucha de baja intensidad».

En los últimos meses, Maduro ha advertido sobre supuestos planes de sabotaje contra el sistema eléctrico por parte de sectores de la oposición, incluso decretó la emergencia en la red eléctrica y ordenó la militarización de ese sistema.

Ayer se reunió de forma urgente con el Estado Mayor Eléctrico nacional y la dirección político militar para revisar cómo se activaron los planes. «Daremos a conocer los detalles de este plan de sabotaje, que fue desactivado gracias a la labor de los trabajadores eléctricos», anunció el martes.

No obstante, el sector eléctrico afronta graves problemas. En 2010, el Gobierno del fallecido Hugo Chávez decretó la emergencia debido a problemas en la principal hidroeléctrica por una sequía y el derroche de energía, lo que obligó a imponer severos racionamientos.