El presidente ruso, Vladimir Putin, trató de rebajar ayer el tono de tensión al afirmar que ha suspendido los suministros de misiles antiaéreos S-300 a Siria, aunque recalcó que la cooperación militar entre ambos países no infringe el derecho internacional ya que el de Damasco es un Gobierno legítimo y la ONU no ha impuesto ninguna restricción a la venta de armas a Siria. El anuncio fue interpretado como un guiño a su homólogo Barack Obama en víspera de la cumbre del G20 que arranca hoy en San Petersburgo, ya que, en un tono más conciliador, el inquilino del Kremlin afirmó también que no descarta cambiar su voto en el Consejo de Seguridad Naciones Unidas si se demuestra que el régimen de Bashar al-Assad empleó armas químicas contra su población. Damasco no vio cambios en la actitud de su aliado ruso.

No obstante, Putin subrayó que solo el Consejo de Seguridad puede autorizar el uso de la fuerza militar contra un país soberano, ya que el resto de vías, como la que EEUU y el Estado francés pretenden llevar adelante tras consultar al Congreso estadounidense, son «inadmisibles». «Ningún Congreso en el mundo puede autorizar tal cosa, ya que eso sería legitimar una agresión», sostuvo.

«Si tenemos datos objetivos, exactos, acerca de quiénes cometieron esos crímenes, entonces habrá una reacción», señaló Putin en una entrevista difundida ayer. Y se preguntó qué hará Washington si se demuestra que fueron los rebeldes quienes emplearon armas químicas en el ataque del pasado 21 de agosto en Ghuta Oriental, en la periferia de Damasco. «¿Lanzarán operaciones militares contra ellos?», lanzó.

En cualquier caso, sostuvo que las pruebas que se presenten deben ser «creíbles y convincentes» y no basadas en «rumores u obtenidas por servicios secretos de escuchas de conversaciones».

Pero frente al tono conciliador de su presidente, el Estado Mayor de la Armada rusa aseguró que sus buques y unidades submarinas presentes en el Mediterráneo Oriental «están capacitados para ejercer una considerable influencia en la situación militar creada» en la zona y determinar el rumbo de los acontecimientos. Consideró que el número de barcos de guerra que incluyen su flotilla, que regresó de manera permanente en junio tras un paréntesis de 20 años, «es suficiente para la solución de las misiones asignadas». A esa flotilla se sumará el acorazado con misiles Moskva y posiblemente un destructor y una fragata.

A lo mejor por eso, el viceministro sirio de Exteriores, Faisal al-Moqdad, aseguró a AFP que la postura de Rusia no ha cambiado y es «una posición responsable de un país amigo que está a favor de la paz». Al-Moqdad aseguró que Siria «ha tomado todas las medidas para responder a esta agresión» y para «movilizar a sus aliados», Rusia e Irán.

Obama apela a la credibilidad

Dos años después del inicio del conflicto en Siria, que ha causado más de 100.000 muertos, según la ONU, Washington y París siguen tratando de crear una coalición internacional para llevar adelante sus planes militares contra el país árabe. Obama, de visita en Suecia camino de San Petersburgo, donde tiene previsto reunirse con sus homólogos francés -François Hollande- y chino -Xi Jinping- y el primer ministro japonés -Shinzo Abe-, apeló a la credibilidad de la comunidad internacional, pero no consiguió sumar adhesiones mientras no se pronuncie la ONU.

Obama se mostró convencido de que no repetirá el error de Irak porque está «seguro» del uso de armas químicas por parte del Gobierno sirio. En su opinión, si la comunidad internacional no actúa, su credibilidad quedará en evidencia. «No es mi credibilidad la que está en juego, sino la de la comunidad internacional», que trazó una «línea roja» al prohibir el uso de ese armamento.

Mientras Obama busca apoyos en el extranjero, su secretario de Estado, John Kerry, convencía al Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU de la idoneidad su plan militar, ya que a última hora de la noche aprobaba, con diez votos a favor, siete en contra y una abstención, la resolución que autoriza al ataque y lo limita a un plazo de 60 días.

Una primera victoria para Obama, que confía que el Congreso, probablemente la próxima semana, vote también a favor de una intervención militar que vuelve a parecer inminente después de que la Casa Blanca lograra el respaldo del presidente republicano de la Cámara de Representantes, John Boehner.

Turquía volvió a a reiterar su disposición para participar en cualquier momento en una coalición, pero en Europa las dudas crecen, incluso entre los aliados estadounidenses. Tras su deserción obligada por el Parlamento, el primer ministro británico, David Cameron, manifestó ayer que Siria precisa «negociaciones de paz» e insistió en que Damasco volverá a utilizar armas químicas si EEUU finalmente no interviene, aunque reiteró que Londres «no participará» en una acción militar. La Asamblea Nacional gala debatió, pero no votó ayer la participación del Estado francés en un ataque militar contra Siria sin el mandato de la ONU, ya que el presidente no necesita su autorización. Ante los parlamentarios, el primer ministro, Jean-Marc Ayrault, advirtió de que si no se da una «respuesta» a Damasco se corre el riesgo de enviar un mensaje equivocado a Irán y Corea del Norte de que pueden seguir adelante con sus planes nucleares, pero afirmó que París no se comprometerá sin la formación de una coalición de aliados. «No actuar pondría en peligro la paz y la seguridad en toda la región», aseguró Ayrault, al tiempo que mantenía que su Gobierno apuesta por una «solución política».

El principal partido de la oposición, la derechista UMP, aseguró que no apoyará la intervención militar francesa en Siria al margen de la ONU y alertó sobre sus consecuencias para los intereses franceses en Líbano.

El titular francés de Exteriores, Laurent Fabius, descartó un ataque militar si el Congreso de EEUU se pronuncia en contra, lo que llevó a Damasco a calificar de «vergonzosa» esa posición «subordinada» a Washington.