Es más fácil conocer a un dentista que recomiende chicles con azúcar que encontrar a una persona residente en el Estado español que no esté a favor de que los Juegos Olímpicos del año 2020 se celebren en Madrid. Y es que nueve de cada diez odontólogos te dicen que es mejor la goma de mascar sin azúcar (90%), mientras que el 91% de la población española apoya la candidatura madrileña, según una encuesta realizada por teléfono a 2.000 personas.

Decía el compañero Alberto Pradilla, corresponsal de este diario en Madrid, que él debe de conocer a todos los que componen el 9% restante, porque los colegas que tiene por aquellos lares no están por la labor de aplaudir el evento. Es lo que tiene juntarse con malas compañías. También parece claro que ese grupo de personas, cuando no está bebiendo cervezas en cualquier garito de mala muerte, está en Twitter haciendo chistes sobre una encuesta que no se creen ni los más forofos.

La decisión se toma mañana en Buenos Aires y se trata de la tercera tentativa ¿y última? para conseguir que los Juegos se celebren en la capital. Esta vez Alberto de Mónaco no hará preguntas puñeteras a cuenta de la seguridad, es de suponer. Para allí se han ido la alcaldesa Ana Botella y toda la troupé de políticos, deportistas y palmeros varios.

Las dos ciudades que rivalizan con Madrid son Estambul y Tokio. Lo cierto es que la capital turca tampoco genera buen rollito. Quizá sean prejuicios, pero no parece un país democráticamente ejemplar -si alguno lo es al 100%- y económicamente tampoco está para echar cohetes. En cuanto a los japoneses, los tópicos obligan a tener una confianza ciega en su capacidad organizativa. Por ello, en los medios españoles han brotado como champiñones las noticias sobre el incremento de la radioactividad. Pon el ventilador, que algo llegará.

Al final serán los miembros de esa siniestra secta llamada COI quienes tomen la decisión en función de unos intereses que casi nunca coinciden con eso denominado «espíritu olímpico». Eso sí, vaya brasa nos van a meter si gana Madrid.