Final del Torneo de Lekeitio
A los jóvenes les pilló la galerna
Martínez de Irujo y Barriola repitieron su triunfo de 2010, tras imponerse con mayor facilidad de la esperada a Urrutikoetxea y Beroiz.
IRUJO-BARRIOLA 22
URRUTI-BEROIZ 9
Jon ORMAZABAL
Los partes meteorológicos hicieron que Lekeitio se pasara el día mirando al cielo, con el temor de que un repentino temporal les chafara el acto principal del día grande de sus fiestas, el Antzar Eguna. Afortunadamente, el cielo se mantuvo azul y el bonito puerto pesquero y sus gentes disfrutaron de la tarde, mientras la galerna se dio en el lugar más inesperado, el Santi Brouard, donde a Urrutikoetxea y Beroiz se les oscureció, en un santiamén, el brillante horizonte dibujado el lunes.
Se esperaba mucho de la final de ayer tras la exhibición de los de Asegarce ante Olaizola II-Apraiz, ganadores de las dos últimas ediciones de la feria, pero todas las previsiones, que hablaban de un partido duro y peloteado, en el que los de Asegarce iban a cargar todo el juego atrás, se fueron por la borda.
Además no hubo que esperar demasiado para conocer los factores que decantarían la balanza. Primero, el esperado duelo entre los dos mejores zagueros del verano se decantó muy rápido a favor de Barriola.
El de Leitza estuvo en su sitio, seguro -no cometió ningún error- y arrimó bastante pelota, pero la sorpresa, negativa, residió en el bajo rendimiento de Beroiz. El de Uharte comenzó el partido con dos errores, un saque y una pelota sin aparente peligro, una tónica que se repitió con inusitada frecuencia para lo que es habitual en él.
Recital de Irujo
Al otro factor desequilibrante estamos más acostumbrados. En previsión de un partido largo y trabado, Martínez de Irujo salió decidido a ayudar a su zaguero y arriesgar en el remate. Aunque un poco alejado del frontis, el de Ibero conectó un gran gancho de izquierda a la primera oportunidad, se cargó de moral y ofreció todo un recital rematador. Además, contó con cierta colaboración de Beroiz, que entregó mucha más pelota que ante Aimar Olaizola y los de Aspe jugaron a favor de corriente durante todo el partido.
En su primera final estival, Mikel Urrutikoetxea estaba para jugar y se le vio valiente, con cuatro tantos de aire, pero se vio sorprendido por el chaparrón.