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Aitor Montes Lasarte Médico de Familia en Aramaio

No al «Euskaraz bai sano!»

Parte de supuestos erróneos, carece de una base adecuada y se plantea objetivos vagos. imprecisos, no evaluables; es una estrategia inadecuada para euskaldunizar Osakidetza

Tras unos años de gestión socialista en los que el euskara ha sido relegado al olvido cuando no despreciado, Osakidetza ha puesto en marcha el proyecto «Euskaraz bai sano!» que, mediante la identifica- ción de los profesionales bilingües, tiene como finalidad promover el uso del euskara entre los trabajadores y usuarios.

Como cualquier medida en favor del euskara, el proyecto ha tenido una buena acogida entre muchos trabajadores; de hecho, ellos mismos, por iniciativa propia, han elaborado un vídeo para su apoyo y difusión. A su vez, la plataforma Kontseilua ha realizado, según nos informa la Consejería de Sanidad, una valoración positiva de la campaña. Aparentemente, todos de acuerdo, todos a favor de promover el uso del euskara en Osakidetza.

Pero ¿lo promoverá realmente? Aun más, ¿permite una atención sanitaria integral en euskara? ¿Es una herramienta válida para euskaldunizar Osakidetza? Francamente, sin ninguna duda y con rotundidad, la respuesta es no. Más bien al contrario, «Euskaraz bai sano!» puede convertirse en un obstáculo para construir un sistema de salud euskaldun, una sanidad en euskara.

El programa «Euskaraz bai sano!» parte de supuestos erróneos, carece de una base adecuada y se plantea objetivos vagos, imprecisos, no evaluables; es una estrategia equivocada para euskaldunizar Osakidetza. En primer lugar, se basa en la identificación de los profesionales bi- lingües, y cualquier tipo de identificación puede generar temor y ser un punto que pueden usar los enemigos del euskara. Pero sobre todo deja los resultados de dicha campaña en la voluntad, o más bien en la militancia de los empleados de Osakidetza, cuando solo un 25% de sus trabajadores cumplen algún perfil lingüístico. Por poner un triste ejemplo, los niños de Azpeitia seguirán sin pediatra euskaldun, pues no dependerá de la voluntad de los usuarios, sino del profesional que ofrece el servicio.

En segundo lugar, delimita con precisión la marginalidad del euskara, limitando su uso a la oralidad. Las recetas, los informes médicos, los resultados de los análisis y todas las pruebas complementarias, los datos del paciente, su historia clínica en definitiva, seguirán única y exclusivamente en castellano. No permite por tanto establecer el euskara como lengua de trabajo.

En tercer lugar, no garantiza el euskara como lengua de servicio, no se garantiza una atención sanitaria integral en euskara. Puede facilitar, de forma puntual, hablar en euskara, pero nada más. Olvida que todos los pacientes efectúan un recorrido asistencial (de la atención primaria a la secundaria, del centro de salud al hospital, del médico de cabecera al especialista), y que es imposible prestar atención en su idioma sin crear un circuito o ruta en euskara, donde todos los profesionales que lo conformen sean euskaldunes.

Para los gestores, sin embargo, es una campaña excelente, pues sirve para mostrar una supuesta actitud favorable al euskara. Y, efectivamente, esta es la política del PNV hacia el euskara: guardar las apariencias, dar buena imagen, establecer diferencias frente a los no nacionalistas, sin coste económico pero sin avanzar verdaderamente en la euskaldunización. No ven posible, o no quieren, euskaldunizar Osakidetza; su modelo de construir país es otro, y en su proyecto de nación el euskara vale menos que un puerto deportivo.

Dada la angustiosa situación el euskara en Osakidetza, es comprensible que muchos euskalzales apoyen con sincera pero ingenua ilusión el proyecto. A falta de pan, buenas son tortas.

Dada la lamentable situación, pueden considerar utópico e idealista rechazar una campaña de esta índole, planteando en cambio la completa euskaldunización de Osakidetza. Sin embargo, me parece ingenuo pretender que se conseguirá una atención sanitaria integral en euskara con una campaña de escaso recorrido como la puesta en marcha.

Lo que debemos proponer son medidas concretas, precisas, como medios para conseguir un objetivo claramente definido como es euskaldunizar Osakidetza y ofrecer atención sanitaria en euskara, y no promover el uso litúrgico y testimonial de nuestro idioma. Y con la idea certera de que esa euskaldunización es a su vez una herramienta esencial e imprescindible para la normalización y recuperación del euskara, así como un instrumento en el proceso de construcción nacional. Esta campaña define el modelo de construir el país del PNV, pero es incompatible con la idea de país de la izquierda abertzale. En consecuencia, invito al conjunto de la izquierda abertzale a rechazar un proyecto como el «Euskaraz bai sano!», una nube de humo que nos impide ver el camino a seguir.

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