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«Sabíamos que queríamos hacer algo con las cruces de Oteiza y de su mujer»

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Igor Escudero

Batería de Delorean

Delorean comenzó a golpear con su potente sonido en el año 2000. Un año después ya tenían en la calle «Silhouettes», que les diferenciaba de la mayoría de las bandas vascas y de la tradición dura de su localidad, Zarautz. Trece años más tarde, y ya con numerosas giras inacabables y discos editados internacionalmente, son novedad con «Apar», grabado y producido en Nueva York.

Pablo CABEZA | BILBO

Delorean es un cuarteto asociado al ritmo, a los disparos digitales, las teclas, el golpe de bajo. Una mezcla de house con pop y electrónica. Para «Apar», no obstante, el cuarteto ha decidido revisar el ideario lo que les ha llevado a grabar un disco donde el pop de corte clásico se funde con los ritmos house. Es un giro notable, un riesgo que asumen y que les oxigena. «Apar» necesita más atención, recurrir a los sentidos y no solo dejarse llevar. por el ritmo. No es tan inmediato como «Subiza», pero, por contra, es más sólido y musical.

Entre los cambios más notables de orientación se encuentra el aspecto vocal. Ekhi canta más grave y el disco se apoya en colaboraciones vocales femeninas de gran prestigio. La guitarra es parte audible de la mayoría de las canciones y la batería ha dejado de ser disparada digitalmente, ahora los golpes son directos y más variados. Los sintetizadores mantienen su peso y la épica envuelve solemnemente muchos de los títulos. También se apuesta por una producción de mayor entidad con Chris Zane y en los Gigantic Studios de Nueva York. Chris ha trabajado, entre otros, para gente como Passion Pit, Mumford & Sons, The Walkmen, Nelly Furtado, Holy Ghost!...

En «Apar», Delorean suman pop clásico rítmico. Han revisado el sonido de finales de los ochenta, con bandas como Prefab Sprout como posible referente. También se han fijado en la producción del disco más notable de Peter Gabriel, «So». Y lejos queda imaginar que Fleetwood Mac tengan algo que ver gracias a «Tango in the night», de 1987.

El disco se publica esta semana desde el sello neoyorquino True Panthers Sounds, con distribución internacional mediante acuerdos con Matador, Mushroom Pillow. La mayoría de la prensa internacional les está concediendo un cuatro sobre cinco.

¿En Delorean cómo se proponen los cambios estilísticos?

El proceso deviene de la gira con el disco «Subiza». Tocamos mucho y estuvimos dos años de gira tocando numerosas noches. Además era un disco complejo, con muchas capas, con mucha reverb, samplers... Nos hartamos un poco de tanto pulsar botones. Y hubo un momento en el que comenzamos a cuestionarnos el asunto y a comentar que el próximo disco tuviera más instrumentos, que nos apetecía tocar más en cada concierto, rockear. Pero también deseábamos hacer algo más sencillo y con otro tipo de producción.

¿Y este tipo de cuestiones dónde se afianzan, en los hoteles, local de ensayo...?

Sobre todo es en el tiempo de las giras. Pasamos muchas horas juntos. En 2010 estuve más tiempo con mis compañeros de banda que con mi novia. Cuando acaba la gira también pasas por el estudio y se van comentado cosas y vemos si tenemos todo claro al cien por cien o qué es lo que parece que nos funciona y qué no. El experimentar también te va orientando sobre qué camino tomar.

Un local de ensayo ambicioso.

Sí, es un local que compartimos cuatro bandas. Tenemos una habitación común donde cada grupo prepara su directo y, además, cada formación tiene su cuarto. Y contamos con un estudio de grabación. Previamente fue de Grupo Armada y años atrás un estudio de doblaje.

Comienzan de nuevo las giras, ¿siempre son excitantes o el tiempo las tamiza?

Al principio se cogen con más ganas, es una novedad. Ahora es una mezcla de apetencia y de añoranza por no estar en casa. La tensión de las giras ya la hemos experimentado, ahora es como que el cuerpo se las sabe todas y tiene menos aguante. Para nosotros las giras de tres o cuatro semanas son lo adecuado. Pasar a cinco o más impone, te cansas, te pones enfermo... Entusiasmo sí, pero las tenemos respeto.

¿Delorean es autosuficiente o hay que trabajar en paralelo?

Desde hace siete años somos autosuficientes. La gente cuenta con nosotros y nos contrata y como el dinero se saca de los directos nos va bien. Fíjate que no hemos dejado de tocar hasta el año pasado que decidimos parar un poco. Al final vas acumulando tensiones, no tienes libres los fines de semana... Y todo va quemando un poco. Ahora, acabamos de venir de tocar por Estados Unidos, estoy cuatro días en casa y ya me voy de gira por Europa. Estoy fuera seis semanas, vuelvo, estoy cuatro o cinco días y a Japón. Miras hacia delante y te da como vértigo porque ves mucho tiempo ocupado y sabes que tu vida va a ser eso, lo que ya está programado, que no va a haber sorpresas.

¿«Apar» gira hacia el pop sin perder identidad?

Creo que desde siempre hemos sido poperos. Sobre todo desde el «Ayrton Senna». Lo que quizá ocurra es que ahora se puede añadir la etiqueta de pop más clásico.

Es la primera vez que titulan en euskara, ¿una reafirmación desde Barcelona y con el simbolismo de Oteiza?

Al principio no lo teníamos muy claro, pero lo que si sabíamos es que queríamos hacer algo con las cruces de Oteiza y de su mujer y referenciar el hecho de nuestro origen. Cuando vimos las fotos de las cruces pensamos que eso iba a quedar muy lúgubre y no queríamos que tuviese esa contextualidad. Hablamos con el fotógrafo y se nos ocurrió la idea de arrojar las cruces desde un acantilado al mar y él retrató ese momento. Fue en la zona de Cap de Creus, en Girona. Las cruces nos las hizo un carpintero. Luego, mirando la foto vimos que «Apar» contrastaba muy bien con la idea que queríamos transmitir: la unión de las dos cruces, el abrazo mutuo, y el compromiso hasta el final. La espuma viene a representar la inconsistencia que nos rodea y por la que nos movemos.

¿Por qué se escoge a Oteiza?

Ekhi es un gran fan de Oteiza. Me acuerdo de estar aquí, ya en su casa de Barcelona hace ocho años [Ekhi fue el primer miembro en desplazarse a Barcelona] y ya estaba viendo todo el día videos de Oteiza. Ekhi vivía con muchos amigos arquitectos que también eran de Euskadi y también les encantaba. Y, además, colabora con una revista, «Apartamento», con artículos de arquitectura, diseño de interiores.

En el clip de «Destitute time» vuelven a salir las cruces de Oteiza (lo hicieron en «Spirit»). ¿Tiene este tema relación especial con el creador vasco?

No, lo que pasa es que las cruces se han convertido en una especie de logo o icono de todo lo que hacemos y desde el respeto. Oteiza las diseñó después de que muriera su mujer y no hizo una sola, sino que también unió la suya. Estar unidos en lo bueno y en lo malo, sin que esto signifique que la relación no pueda irse al garete.

Que «Spirit» fuera el primer single despistó a mucha gente por la ruptura con el pasado, «Destitute time» parece mucho más adecuado.

Es que «Spirit» no puede considerarse como el lanzamiento de un single, fue la base para lo que se llama el teaser, una especie de corto breve que publicita la salida del disco. La verdad es que ahí no estuvimos muy finos ni nosotros ni la discográfica a la hora de recalcar que la música elegida no quería decir que ese fuese nuestro primer single. Sí es cierto en que la gente se quedó un poco así, «¿pero este es el single?» No, claro, si es que no tiene estrofa ni estribillo.

«Destituion time» sí es el single, aunque «Dominion» nos parece aún mejor tema para estas labores.

Es un buen tema para single, nos gusta, y es, además, la canción que quería la discográfica norteamericana. Pero «Dominion», que la compusimos hace dos años, también es nuestra canción preferida. Supongo que será el siguiente single.

«Cuando veo a grupos no es lo la batería el instrumento que más me llama la atención»

¿La agradecida colaboración vocal de Cameron Mesirow , de Glasser, es cosa del productor?

No, no. Nosotros teníamos prevista una voz femenina para esta canción. De hecho en los pregrabados Ekhi tenía manipulada la voz para que sonara más aguda. Es una sugerencia de Ekhi. Hace cuatro años giramos con Glasser. Le hemos hecho varios remixes, uno en 2009 y otro en 2011. Así que como necesitábamos una voz femenina se pensó en Cameron.

Colabora otra artista neoyorquina, Caroline Pollacheck. En realidad Cameron reside en NY, aunque nació en Boston y creció casi en San Francisco. El productor es también de la ciudad, ¿tampoco esta participación os la sugiere él?

Tampoco. En este caso la melodía de voz la teníamos hecha con sampleos de voz y sonaba bastante a «Subiza». Como para este disco no queríamos sampleos, un amigo nos aconsejó que le escribiéramos, que era una cantante muy talentosa. Al principio nos dijo que la idea de la colaboración para este tema le parecía una chaladura, pero que le gustaba el reto. Al final nos dijo que era la segunda canción más difícil que había cantado en su vida. Es una artista íntegra. Creo que es la persona con más talento de todas con las que hemos trabajado en la vida.

Chris Zane, el productor, es batería, además de ingeniero, cabe imaginar que le daría mucha caña. De hecho creo que es el disco más variado en golpes y hallazgos.

Sí, sí, me ha machacado. Ha estado encima de mí explicándome cómo hay que tocar y cómo no. «No le pegues al aro», me repetía muchas veces. Yo tiendo a darle al aro pensando que era algo bueno. «No, no, dale al centro, que le en el aro suena feo». Y «tócala de nuevo», «tócala de nuevo»... Sí, sí, machaque. Yo soy sincero y no tengo complejos, así que si algo de lo que él quería no me salía yo le decía que lo tocara él. También era una cuestión de presupuesto. Ya sabes lo cara que sale la hora de estudio... Nos ahorrábamos dinero y quedaba mejor. Pues vale. El tío es un crack. Nos decía convencido que confiáramos en él, que lo que saldría de ahí iba a ser algo profesional.

¿Qué baterías admira? ¿Nos llevaríamos una sorpresa...?

Pues mira, sí, soy batería, pero no soy un fan de los baterías. No es un instrumento que me haga vibrar. Me gusta ver buenos baterías, pero cuando veo a grupos no es el instrumento que más me llama la atención. De pequeño igual sí, idealizaba a baterías, pero desde que comencé a trabajar con ordenador y vi que podía componer sin ser capaz de tocar un instrumento como la guitarra, pues descubrí más mundo.

Entonces, ¿Metallica o The Killers?

Me gustan más Metallica, aunque The Killers tienen buenas canciones con las que disfruto. P.C.

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