UNA COMISIÓN PARLAMENTARIA, EN LA CUEVA DE DEBA
De visita al hogar del chamán de Praileaitz
La lluvia y la niebla no hacían muy apetecible el paseo, pero dentro de Praileaitz I la sensación debía ser parecida a la que debió de sentir el chamán que la utilizó para sus ritos allá por el Magdaleniense Inferior, como hace unos 15.000 años: escondida en una ladera que domina el río Deba, la cueva da la impresión de que nos protege de los elementos.
Amaia EREÑAGA
Colgada casi sobre el río, dominando sus meandros, la entrada a este famoso -por los ríos de tinta y las polémicas que ha provocado- pero, a la vez, desconocido yacimiento no es fácil de encontrar. Enclavado en los terrenos de la cantera de Sasiola, que explota la empresa Zeleta S.L. en el término municipal de Deba, una de sus cuevas, denominada Praileaitz II, ya ha desaparecido por efecto de los trabajos de extracción de áridos.
Una gran verja, colocada por las instituciones para evitar los robos, da paso a la entrada de Praileaitz I. Unas rocas y dentro. La primera impresión es la de que el lugar es más pequeño de lo que una se imaginaba. Una gran bóveda lo domina todo y allí, a su abrigo, no es difícil retrotraerse a hace 15.500 años antes de nuestra era, con el chamán sentado ante el fuego, unas piedras donde colocar los pies, una azagaya decorada, parte de los 29 colgantes hallados por los arqueólogos y algo de caza (cabra, ciervo y reno) a su lado.
En el Magdaleniense, una época muy fría, las zonas bajas eran las ocupadas por los seres humanos -el Bajo Deba es una zona muy rica en restos por ese motivo- y Praileaitz se encontraría más alejada de la costa que en la actualidad, como a unos diez o más kilómetros. No había mucha vegetación -pino y enebro; los carbones del hogar del chamán eran de enebro exclusivamente y, por efecto de la filtración del agua y de que se helara, era muy habitual que se produjeran desprendimientos en las cuevas. Eso mismo le pasó al misterioso chamán que ocupaba en solitario y de forma habitual la cueva. De hecho, los arqueólogos barajan una teoría: que un gran bloque de gran peso se desprendió de la bóveda y cayó sobre el hogar; de hecho, llegó a partir en dos, con la punta, los colgantes de un collar de tres piezas. La pregunta es si al chamán el desprendimiento le pilló allí o fuera de la cueva, aunque «parece que no, por suerte para él», reconocía con humor ayer el arqueólogo Xabier Peñalver. Lo dejó todo tal cual, también la comida y sus valiosos colgantes rituales. «No tiene mucha explicación que lo haga, aunque sí se dan casos de que abandonen este material tan rico, pero se pueden transmitir de generación en generación, al estar tan decorados. Además, ocupaban muy poco». Tal vez no pudo entrar de nuevo en la cueva.
Estos días, y pese a las difíciles relaciones con Zeleta, las excavaciones continúan. Un equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con financiación de la Diputación de Gipuzkoa y dirigido por el propio Peñalver, se encuentra en la segunda fase de la campaña de este año -en junio también estuvieron, del 13 al 27-. En el vestíbulo (en el que se ven las marcas de los dos metros que se han excavado), la galería oeste colmatada (rellena de sedimento, donde se trabaja casi reptando) y la segunda sala interior (la que Peñalver califica de «mágica») trabajan para confirmar sus últimos hallazgos, que apuntan a la ocupación de la cueva miles de años antes de lo que se estimaba hasta la fecha, ya que tienen una antigüedad de entre 40.000 y 120.000 años. Este descubrimiento les conduce a afirmar que, además del hombre de Cromagnon, el de Neandertal también utilizó Praileaitz.
Desde la denominada Praileaitz I se despliega una especie de intrincado mapa de galerías y zonas sobre las que los arqueólogos, entidades sociales, la Diputación de Gipuzkoa e incluso el propio Parlamento han venido pidiendo que se amplíe la protección de únicamente 50 metros fijada por un decreto del Gobierno de Lakua. El anterior Ejecutivo iba a ampliarlo, esbozó otro decreto... pero la historia reciente de esta cueva debe de ser tan tortuosa como su interior. Actualmente, la sentencia judicial que reconoció el derecho de la empresa concesionaria a ser indemnizada por los daños que le ocasiona el régimen de protección está recurrida y a la espera de la decisión del Tribunal Supremo. Mientras, y con la espada de Damocles en forma de indemnización sobre sus cabezas -Zeleta pide 50 millones de euros-, aquel nuevo decreto quedó en suspenso, se volvió al anterior, este caducó, la nueva Ley de Costas no proteje ya la ladera... y todo parece que está como en suspenso, en una especie de tierra de nadie.
Y ayer los cuatro arqueólogos tuvieron que «hacer frente» al agua que no paraba de caer fuera y a una visita de una delegación de la comisión parlamentaria de Educación, Cultura y Deportes y de un nutrido grupo de medios de comunicación. La visita, realizada a instancias del grupo EH Bildu, pretendía conocer in situ las excavaciones en uno de los yacimientos paleolíticos más importantes hallados en Europa en las últimas décadas y buscar salidas al impasse actual. De hecho, en la comisión celebrada hace unos meses, la mayoría de las fuerzas parlamentarias coincidieron en abogar por buscar una forma de proteger el enclave.
Después de visitar la cantera (no estaba previsto, por cierto), parte de la delegación parlamentaria, con alguna baja debido a lo resbaladizo del terreno, entró en la cueva. Se desplazaron hasta allí Miren Gallastegi (PSE), Carmelo Barrio (PP), Pello Iparragirre (PNV) y Estitxu Breñas (EH Bildu). Esta, en la propia entrada de la cueva, anunció el registro por parte de su grupo de una proposición no de ley que insta al Gobierno a tomar medidas urgentes tendentes a proteger la cueva en su totalidad y a acabar ya con la que definió como «una situación vergonzosa y kafkiana». En concreto, al igual que la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Deba, EH Bildu pide al Gobierno que amplíe a 100 metros el perímetro de protección y que en ese espacio quede incluida la ladera que hay junto al río Deba para poder mantener así el paisaje cultural. Garazi Lopez de Etxezarreta, directora foral general de Cultura, y la alcaldesa de Deba, Maider Zubikarai, apuntaron a que Lakua «debería sentarse con la empresa que gestiona la cantera, con asociaciones para la protección del patrimonio y con los arqueólogos y buscar una solución negociada».
Los arqueólogos están excavando en tres zonas. Los últimos hallazgos apuntan a que, además del Cromagnon, el hombre de Neardental también utilizó Praileaitz.