Internacional
A falta de fútbol, algunos derbis
El Inter-Juventus y el clásico más hermoso, que juegan Sampdoria y Genoa, compiten en rivalidad con el Hajduk-Dizamo Zagreb croata.
Joseba VIVANCO
«¿Qué leches quiero con un levantador de halterofilia?», comentó al verle su primer entrenador, Tschik Cajkowski, técnico de un Bayern de Munich que por entonces -hablamos de 1964- militaba en la Segunda División alemana. No quería alinear a aquel «pequeño elefante entre mis purasangres», como le llamó. Aquel jugador no era otro que Gerd Müller, quien luego sería el máximo artillero del fútbol alemán. Torpedo Müller, como le bautizó un periodista español; Bomber, como le apodaban en Alemania. «No estoy, ni estaré nunca al mismo nivel que Müller, él es incomparable», ha dicho estos días otro `killer' del área como es el también alemán, pero de origen polaco, Miroslav Klose. El delantero de la Lazio acaba de igualar con 68 goles defendiendo la camiseta de su selección la cifra récord del Gordito Müller.
A Klose no le gusta que le tilden de polaco, porque nació en una provincia históricamente alemana y defiende que por sus venas corre sangre germana. Pero antes de recalar en Alemania vivió sus primeros años en Francia, donde su padre, futbolista, militaba en el Auxerre. El joven Miro o Kloni pronto destacó por sus dotes con el balón, labrándose una meritoria carrera que llega a sus actuales 35 años, edad a la que sigue celebrando sus goles con tres dedos levantados, dedicados a las tres personas más queridas, su esposa y sus dos hijos. En mayo repitió el gesto hasta cinco veces en el 6-0 del equipo laziale ante el Bologna, algo que nadie había hecho en 27 años en la Serie A.
Suyo fue el único gol de la Lazio en el 4-1 ante la Juventus en la última jornada liguera. Los suyos se las verán este fin de semana ante el Chievo Verona, si bien el fútbol italiano estará sobre todo atento a dos choques, uno, el `derbi de Italia', como lo definió Gianni Brera, uno de los periodistas italianos más influyente del siglo XX, y padre también del término catenaccio.
Un Inter-Juventus con las espadas en alto. Nerazzurri y bianconeri reverdecerán una vez más esa «rivalidad patológica, en términos deportivos, que ha existido siempre y siempre existirá», como diría Massimo Moratti, presidente de los interistas. La Juve, el poderío de la burguesía industrial; el Inter, la paciente clase media, aderezada con un punto de masoquismo, como los definió Enric González en sus ``Historias del Calcio''.
Desde 1909 se vienen enfrentando ambas escuadras, en un clásico que vio debutar a un juvenil llamado Sandro Mazzola o que contempló un 9-1 a favor de los turineses, con despedida incluida del gran goleador italiano Giampiero Boniperti, quien al término del choque entregó las botas a su entrenador con estas palabras: «Tómalas. A mí ya no me sirven. Hoy dejo el fútbol».
No será, sin embargo, el único duelo donde se pondrán en liza algo más que los puntos. El domingo se juega el `derbi del faro' entre la Sampdoria y Genoa. «Yo he tenido la suerte de vivir los derbis más grandes, pero ninguno desprende el perfume de la Lanterna», sentencia Marcello Lippi, exentrenador de la Juve e Inter. «Es menos venenoso que los demás, y acaso por eso sea el más bello», añadía.
Un derbi, una ciudad, Genoa
Rivalidad genovesa en una urbe donde la pasión y la exageración forman parte de lo cotidiano, sobre todo entre entre los seguidores rossoblu, situados en el centro de la ciudad, y los doriani de la Samp, procedentes de los distritos periféricos. Más de medio siglo de litigio sobre el césped, pero también en la grada, esa donde surgió el primer grupo de ultras de la historia del fútbol, los Ultras Tito, bautizados así en honor de Ernesto Tito Cucchiaroni, delantero argentino que fue protagonista de los días de gloria de la Sampdoria entre los años 1958 y 1963.
El Genoa, más antiguo que su rival pero con menor palmarés, no pierde nunca la oportunidad de recordarles que «para nosotros, los rossoblu, el derbi es una manera de batirse con los usurpadores», como declaró Andrea D'Angelo, vicepresidente de los genoani en los años 80. «Al terreno sólo saltan dos equipos, pero ahí está la ciudad entera», dijo una vez un jugador. Esperemos que siga siendo así y no suceda como en 1981, cuando seguidores de la Samp rebajaron la tensión de una manera original, soltando por el campo conejos vestidos como el rival.
Ninguno de los clubes genoveses aspira al Scudetto y ni siquiera se asoman en la Serie A entre los equipos que mejor pagan a sus jugadores, en un campeonato que hace tiempo optó por la austeridad económica.
Según las cifras publicadas estos días en Italia, por segundo año consecutivo se ha producido un descenso en lo que los equipos pagan en sueldos a sus jugadores. Es más, se trata del montante más bajo en los últimos seis años, y todo debido a la nueva política emprendida por Inter y Milan. Los segundos son, con la Juventus, los más `generosos', aunque es un futbolista de la Roma el que más cobra.
Hablamos de Daniele de Rossi, con un sueldo de 6,5 millones de euros anuales, en un campeonato donde apenas una docena de jugadores superan los 4 millones: además del romano, los privilegiados son sus compañeros Totti y Borriello, Higuaín (Napoli), Milito y Cambiasso (Inter), Tévez y Buffon (Juventus), Mario Gómez (Fiorentina), Balotelli, Kaka y Mèxes (Milan).
El «derbi eterno» croata
Regresa el fútbol doméstico a Europa tras el parón de selecciones y, a falta de partidos de relumbrón en la Premier o Bundesliga, volvemos la mirada hacia otro duelo que se dirimirá en la Liga croata entre dos históricos venidos a menos, el Hajduk Split y el Dinamo de Zagreb, el `derbi eterno', como allí se le conoce. De un lado, el que fuera equipo favorito del mariscal Josep Tito -los de Dalmacia tomaron el nombre de Hajduk en honor a los famosos hajduks, unos bandidos que combatían al Imperio Otomano-. De otro, el club del que fue protector y patrocinador el presidente croata Franjo Tudjman, y a cuya muerte volvió a llamarse Dinamo, una apelación ligada a la resistencia contra Belgrado y contra el mismo Tudjman, que había ganado las elecciones de 1990 gracias al apoyo, entre otros, de los Bad Blue Boys, el grupo hooligan del Dinamo de Zagreb, que luego se revolvieron contra él cuando cambio de nombre al equipo.
Este fin de semana volverán a encontrarse en las gradas los Bad Blue Boys -cuyo nombre nace de la pelicula «Bad Boys»- y la Torcida del Hajduk, apelativo que tiene su origen en la admiración de estos seguidores a los aficionados brasileños. Dos grupos que se odian a muerte, muchos de cuyos seguidores tomaron parte en la reciente guerra formando parte de milicias paramilitares. El `derbi eterno'' llega con los de la capital líderes -llevan ocho entorchados consecutivos-, con cuatro de ventaja sobre los de la costa.
Decíamos antes que en las grandes Ligas no encontramos choques de altura esta jornada, si exceptuamos en la Premier un atractivo Everton-Chelsea, que quién sabe si podría ser el debut inglés de Samuel Eto´o -«antes me pongo a vender chufas que fichar por un equipo patético como el Chelsea», dijo el camerunés en 2005- a las órdenes de José Mourinho, mientras el español Juan Mata, nombrado dos años consecutivos mejor jugador blue, tiene la mosca detrás de la oreja al no contar por ahora para el portugués.
El `león africano' arriba a Londres con la incógnita de quien se fue a Rusia por dinero y regresó a las grandes Ligas para... Otro treinteañero que, como en su día hicieron Shevchenko, Weah, Gianluca Vialli o Zola, aterriza en el barrio londinense de Chelsea, conocido por la gran cantidad de celebrities que residen en él. Tiempo atrás, el equipo era conocido como the Pensioners (los pensionistas) debido a que cerca del actual estadio había un hospital para veteranos de la I Guerra Mundial, quienes para matar el aburrimiento decidieron crear un equipo de fútbol, origen del actual Chelsea, gracias a un grupo de ancianos desganados.
Dicen que Eto´o se ha rebajado el sueldo de 20 a 8 millones euros anuales para venirse al Chelsea. ¡Qué tiempos aquellos en que Johnny Haynes, de quien el mismísimo Pelé dijo que era «el mejor pasador del balón que he visto jamás», empezó en 1961 a cobrar 100 libras cada semana! Fue el momento en el que se terminó la ley que decía que el límite del salario de un futbolista en Inglaterra era de 20 libras semanales. Un paso adelante del Fulham en un progreso económico que ya no tuvo freno.
Otro treinteañero del área que ha vuelto es el ariete togolés Emmanuel Adebayor, que regresa tras estar un tiempo lejos de los Toffees por la trágica muerte de su hermano durante la pretemporada. Tendrá la competencia, además de Defoe, de Roberto Soldado o el argentino fichado de la Roma Erik Lamela, aquel que con apenas 13 años rechazó al Barça. «Ahora somos cuatro en el ataque, yo no sé quién ocupa el primer, segundo o tercer opuesto, pero sé que al final yo voy a ser el primero y eso es lo más importante para mí. Haga una búsqueda en Google, podrás ver los goles que he marcado en mi carrera», ha dicho el jugador africano.
Vuelven las competiciones domésticas, vuelve el fútbol de andar por casa, vuelve -como diría Michael Robinson- ese interminable crucigrama.