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SYNCO, el sueño tecnológico truncado de Salvador Allende

El libro «Revolucionarios Cibernéticos. Tecnología y política en el Chile de Salvador Allende» descubre uno de los pasajes tecnológicos más sorprendentes de la historia, un proyecto pionero y popular abanderado por Allende y que nació antes que internet fuera una realidad.

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Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

El pasado 28 de agosto se presentó en la Fundación Salvador Allende de Santiago de Chile «Revolucionarios Cibernéticos. Tecnología y política en el Chile de Salvador Allende», un libro sorprendente firmado por la estadounidense Eden Medina en el que se recoge todo lo que rodeó el proyecto SYNCO y que ya se encuentra en las librerías.

Esta obra, enmarcada entre 1971 y 1973, revela una iniciativa tecnológica pionera y desarrollada por un grupo de ingenieros chilenos y británicos que tenía como objetivo ayudar al gobierno de Allende a gestionar el sector industrial de la economía estatal.

Lo que por aquellos días parecía fruto de la ciencia ficción, se transformó en un auténtico desafío que bordeaba los límites de lo imposible: el control en tiempo real, un diseño de sistemas dinámicos y la creación de redes unidas por ordenadores lo que se transformaría en la más ambiciosas de las ideas cibernéticas de la historia.

La cabeza visible de esta iniciativa fue el británico Stafford Beer, el cual desarrolló un sistema tecnológico que tenía como objetivo administrar -a tiempo real- las industrias estatales de Chile. A falta de recursos y abanderados por una creatividad que no conocía el término límite, un reducido equipo de ingenieros, diseñadores e informáticos crearon un prototipo único en el mundo: el proyecto Cybersyn o SYNCO.

Entre los diversos apartados que incluía esta apuesta destaca la Sala de Operaciones. Gui Bonsiepe, destacado miembro de la escuela alemana ULM y heredera del movimiento vanguardista Bauhaus, fue el encargado de diseñar un espacio que incluía siete sillas giratorias dispuestas en un círculo dentro de una sala hexagonal donde se desplegaban una serie de pantallas, una de ellas, llamada Futuro, tenía como objetivo simular las funciones de la economía chilena. Lamentablemente, este sueño pionero terminó el 11 de setiembre de 1973, tres días después de que Allende ordenase trasladar la Sala de Operaciones al Palacio de Gobierno que fue bombardeado por Hawker Hunters de la Fuerza Aérea.

La autora revela el encuentro de los golpistas con el proyecto: Al entrar los militares a la sala, uno preguntó: «¿Esto lo están usado para el control del país?». Y un trabajador respondió: «¿A qué te refieres por control?».

 

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