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Raimundo Fitero

Chapuzas

 

Vamos con ripios y refranes, porque cuando caen cuatro gotas se dispara la inteligencia reptil y nos volvemos tan otoñales que se nos caen los pelos del sombrajo en el café con leche del relaxing cup. Llueve. Y un boquete en el edificio de la carrera de san Jerónimo, cercano a esa plaza mayor referencial, nos descubre la realidad absoluta de este estado español fallido, o que falla más que una escopeta de feria. Siempre llueve sobre mojado. Nunca llueve a gusto de todos. No es posible parar la diarrea. Una gotera en pleno Congreso de los diputados es la imagen del siglo. Las infraestructuras inexistentes de al candidatura del 2020 y ahora esta realidad pasada por agua. La radiografía de un régimen que hace aguas. Una imagen que reduce toda capacidad de improvisación y agota el arsenal de adjetivos.

Lo vemos casi en directo. Porque es una gotera monumental en un edifico que ha estado en obras varios meses y se han pagado más de cuatro millones para esas obras de rehabilitación. ¿Alguien puede mirar qué empresa era la adjudicataria de esas obras? Es una chapuza institucional, olímpica, majestuosa, estructural, monárquica y cicatera. Un añadido para la derrota total: habían invitados unos parlamentarios japoneses. El acabose. Se ríen como en sus programas televisivos más populistas. Se ríen, me río, el río que nos lleva. Llueve.

Y llueve sobre algunos de los actos públicos de la Diada de Catalunya. Pero no lluvia que pare la riada ciudadana de la Diada. Corten. No quieren verlo. La naturaleza contra la historia. El agua bendita para deslucir un movimiento ciudadano imparable. Y desde las tertulias se obcecan. Solamente ven el agua en el acto ajeno. Unos hablan hasta de un castigo a los catalanes. Pero la chapuza mayor, la gotera es única y exclusivamente culpa de la empresa contratista. ¿pero qué empresa es? Porque la corrupción tiene muchas formas y costumbres y una de ellas es subcontratar hasta el infinito, y en cada cesión del trabajo una comisión para el bolsillo de quienes lo hacen, pero que, por una lógica aritmética acaba repercutiendo en las calidades de los materiales, en la seguridad de trabajadores y del resultado final. Agua va.