La historia de la Ponencia de Paz y Convivencia de esta legislatura comenzó con cesiones del PNV hacia el PSE de espaldas a EH Bildu, y concluye de la misma forma. Y la consecuencia es que los trabajos de la ponencia quedan suspendidos, como quería el partido de Patxi López.

En enero había un acuerdo entre PNV, PSE y EH Bildu para crear la ponencia en base a un texto en el que solo se daba cuenta de su puesta en marcha en el plazo de un mes, pero lo que finalmente PNV y PSE llevaron a votación del Pleno sin consulta con la coalición independentista incluía el añadido de que «continuará los trabajos de la ponencia anterior», con la carga de profundidad que ello llevaba, puesto que la ilegalización excluyó a la izquierda abertzale de los trabajos en la pasada legislatura. Pese a ello, EH Bildu se abstuvo y anunció que participaría en la ponencia.

Ahora, el PSE ha decidido que no quiere seguir con los trabajos y argüye que EH Bildu no cumple los requisitos exigidos. El PNV niega ese argumento, califica de «incomprensible» la actitud del partido de Patxi López, muestra su «estupor», pero acaba dándole la razón y anuncia que el viernes explicará en la reunión que «no se dan las condiciones mínimas para avanzar en los trabajos previstos en la misma».

Entre medio ha habido otras actuaciones similares por parte del PNV. Todas ellas encaminadas a buscar la comodidad de PSE y PP a costa incluso de romper la palabra dada a EH Bildu. El resultado ha sido que pese a todo, el PP no entró en la ponencia y que el PSE ha acabado por sabotearla desde dentro.

Diez días de órdago

El lunes de la pasada semana, el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, llamó a su homólogo jeltzale, Joseba Egibar, para pedirle un aplazamiento de la reunión de la Ponencia prevista para mañana, viernes 13. Querían esperar a ver qué enmiendas presentaba EH Bildu al Plan de Paz y Covivencia del Gobierno para ver si aprobaban en su medidor de aceptación del llamado suelo ético. Pero al día siguiente, sin esperar respuesta, Patxi López, anunció que su partido no volvería a los trabajos de la ponencia, porque consideraba que la coalición independentista no asumía los valores de la misma. Se trataba de todo un órdago al PNV, precisamente en un momento en el que ambos partidos cerraban un acuerdo que se asemeja mucho a un pacto de legislatura.

De inmediato las reclamaciones se dirigieron hacia los jeltzales. El PP les pidió que se volviera a empezar de cero con la aprobación por todos los participantes del acuerdo de la pasada legislatura. UPyD exigía la disolución de la ponencia.

El PNV intentó sortear el envite alegando que tomaría una decisión cuando el PSE le pidiera formalmente el aplazamiento de la reunión fijada para mañana. Pero, en lugar de eso, se encontró con que el PSE registraba ayer un escrito dirigido a sus compañeros de ponencia en el que, además de criticarles que no respondieran a la petición de aplazamiento (a EH Bildu ni se la habían hecho), les anunciaba que «el Grupo Socialistas Vascos-Euskal Sozialistak ha decidido no acudir a la Ponencia de Paz y Convivencia. Es evidente que no se dan las condiciones mínimas exigibles para hacer de la Ponencia un instrumento útil para consolidar una convivencia asentada sobre firmes bases democráticas».

EH Bildu: «Siguen dos tercios»

EH Bildu reaccionó en pocos minutos, aduciendo que el PSE dejaba la ponencia «por miedo a hacer una lectura crítica del pasado y a asumir su responsabilidad», que tiene unas cuantas en materia de conculcación de derechos humanos. El ponente Julen Arzuaga -que compareció acompañado del vicepresidente del Parlamento, Juanjo Agirrezabala, y la parlamentaria Marian Beitialarrangoitia- aseguró además que con su decisión «el PSE ha hecho una enmienda a la totalidad a su propio suelo ético, porque al negarse a participar en la ponencia también está rechazando los principios y compromisos con la pluralidad y el diálogo recogidos» en el acuerdo de la pasala legislatura.

En opinión de EH Bildu, el PSE solo quiere leer «la mitad del libro» sobre lo acontecido en Euskal Herria en las últimas décadas, mientras que nosotros queremos una foto y una memoria completas que tomen en consideración todas las violencias y todas las víctimas». Por ello, Julen Arzuaga insistió no solo en seguir con los trabajos de la Ponencia, sino en imprimirles cierto ritmo fijando ya próximas comparecencias.

EH Bildu admite que con la ausencia del PSE se pierde en pluralidad, pero añadía que prácticamente dos tercios de la Cámara seguían en la Ponencia.

Dudas jeltzales en Barcelona

La oficialización de la retirada del PSE de la ponencia pilló a la mayoría de los dirigentes del PNV desplazados a Barcelona, para participar en los actos oficiales de la Diada. Desde allí dieron muestras de ciertas dudas sobre cómo responder. Solventadas éstas, anunciaron una rueda de prensa de su ponente Iñigo Iturrate para media tarde en Sabin Etxea.

Allí, envuelto en un discurso de críticas al PSE, se firmó el acta de defunción de la Ponencia, rúbrica que supone volver a hacer lo que quería el partido de Patxi López.

El PNV dice que no encuentra razones para el «viraje injustificado» del PSE, recuerda que «el suelo ético» es la base de trabajo que «compromete» también a EH Bildu, asegura que «la Ponencia es el mejor instrumento para poder avanzar», anuncia que acudirá a la cita de mañana por «respeto institucional», pero que lo hará para decir que «no se dan las condiciones» para seguir con las reuniones.

El PNV concluye diciendo que intentará recomponer la Ponencia con la participación de las cuatro fuerzas mayoritarias.