Hechos sobre apriorsmos en la maraña siria
Dabid LAZKANOITURBURU Periodista
Suele ser lugar común para los que nos interesamos en la política internacional intentar descubrir entre la maraña de hechos noticiables sus motiva-ciones ocultas, tratar de desenredar una madeja enredada por distintos intereses, cálculos y estrategias. El panorama sirio está tan enrevesado por interpretaciones apriorísticas que quizás convenga, en este caso, hacer el camino inverso y repasar los hechos.
Cuatro semanas después de la aparición de vídeos que mostraban a hombres y niños muertos con espumarajos en la boca o agonizando entre espasmos, nadie duda ahora de que se trató de un ataque químico. Hubo quien lo hizo al principio, insistiendo en que estábamos ante una campaña de propaganda para socavar al Gobierno sirio. El debate se centra desde hace días en la autoría del ataque. Nadie ha presentado hasta ahora pruebas, solo seudoindicios basados en convicciones previas.
Obama no ha hecho efectiva su amenaza, para sorpresa de muchos (no de todos). Damasco no ha sido alcanzado por ningún misil. Al contrario, EEUU alcanzó ayer con Rusia un acuerdo con plazos cerrados para que Damasco renuncie a su arsenal químico y explora la posibilidad de celebrar una conferencia internacional para lograr una salida negociada al conflicto.
Mientras tanto sigue la guerra, o la superposición de guerras que asolan al suelo sirio. La interna se solapa con una pugna entre potencias regionales con derivadas sectarias (suníes-chiíes) y, en paralelo, con una conflagración, la que declaró hace dos decenios el yihadismo en nombre del Islam contra Occidente, en el sentido más cultural-religioso del término. Hasta ahí los hechos. ¿Interpretaciones? Hemos leído mil, a cada cual más disparatada. El papel lo aguanta todo. La honestidad, no