Las elecciones municipales se celebrarán en el Estado francés los días 23 y 30 de marzo de 2014. Hace ya meses que los pueblos y las fuerzas políticas están inmersos en la preparación de las listas o, mejor dicho, en elegir a quienes las encabezarán. Y es que, debido a la cultura político-electoral francesa, resulta frecuente que el peso de los candidatos supere la influencia que pueda tener en ellos su partido. Así, las contradicciones y pugnas internas están al orden del día en todos los sitios, también Ipar Euskal Herria.

Esa circunstancia es palpable en las principales poblaciones, empezando por la propia capital labortana donde el sillón de primer edil que deja libre Jean Grenet al no volver a presentarse es objeto de las codicias de varios candidatos, incluso entre miembros del mismo partido.

Aunque Grenet pertenece a un partido de derecha con apenas estructura (Parti Radical Valoisien) -alineado, a pesar de algunas diferencias, con la UMP-, es difícil encasillar tajantemente su política municipal o, cuando menos, sus equipos de los últimos años en esa tendencia. Empujado por el plus que aporta la pluralidad cuando se trata del Gobierno local, ha tenido la habilidad de ir integrando en ellos a ediles independientes o de credos políticos no coincidentes con el suyo (por ejemplo Aitor Arandia, que fuera miembro del PNB, o Martine Bisauta, exconcejala de Los Verdes) , lo que le ha servido para atenuar su política de derecha.

Seguramente ese proceder le habrá acarreado no pocas discusiones y controversias en sus mandatos, pero lo cierto es que resulta un tanto complicado visualizar qué candidato y de qué fuerza política debiera ser su heredero natural. De hecho, el propio Grenet ha evitado hasta ahora manifestar sus preferencias, oficialmente cuando menos.

Así las cosas, hace unos meses la UMP empezaba el proceso para nombrar al candidato a ocupar el sillón vacío que considera le corresponde «naturalmente». Pero se encontró con que dos de los concejales que más peso han tenido en los últimos años -Christian Millet-Barbé y Sylvie Durrut- lo ambicionaban por igual. Tanto es así que los propios militantes no lograron desempatarlos y fue la estructura de París quien, finalmente, nombró a Durruty como cabeza de lista para hacer frente a Henri Etcheto (PS), adversario a batir para hacerse con el bastón de mando municipal.

Desde luego, el tiempo transcurrido y la imagen de desunión no le ha favorecido, máxime cuando quien ha sido descartado (Millet-Barbé) no se ha conformado con la decisión de la estructura y se ha unido a la candidatura del centrista Jean-René Etchegaray, que también ambiciona gobernar la capital labortana.

Concejal veterano que lleva años trabajando junto a Grenet y conocido abogado, Etchegaray ha aprovechado las disensiones de la UMP y, desde hace ya meses, incluso sin desaprovechar el paréntesis estival, está en la palestra de la política local. Nada más hacer público que sería candidato con lista propia, se está dedicando, en la más pura línea «grenetiana», a captar a candidatos de diversas tendencias, sin tan siquiera esperar a las posibles alianzas entre el partido centrista UDI y la UMP.

Todo esto no ha sido del agrado de Max Brisson, jefe de filas de la UMP departamental que considera desleal la actitud del centrista. Sea como fuere, la derecha bayonesa ya no solo tiene un rival de peso sino, por lo menos, dos: Etcheto y Etchegaray.

Por si fuera poco, en Angelu a la UMP también le ha salido otro contrincante desde sus propias filas. El nombramiento de Claude Olive para encabezar la lista ha sido contestado por Frédéric Delval al estimar que llega elegido por el aparato parisino y no por los militantes locales, tras lo cual ha decidido desligarse de su partido y presentar lista aparte. Otra división que se une a la anterior de Jean-Baptiste Mortalena (exconcejal de UMP y también candidato) y que, evidentemente, no incomoda al candidato socialista a su reelección, Jean Espilondo.

La tercera de las poblaciones más populosas de Ipar Euskal Herria, Biarritz, se prepara asimismo para cambiar de mandatario. Tras 22 años capitaneando la localidad costera, el centrista Didier Borotra, quien destronara del cargo al también veterano alcalde Bernard Marie (algo que su hija Michèle Alliot-Marie no asimiló nunca), hace tiempo que hizo pública su intención de retirarse.

Borotra, maestro en el arte de las alianzas políticas para llevar adelante los diferentes mandatos, tampoco ha manifestado su preferencia. Lógicamente su delfín debería ser su compañero de partido, Michel Veunac, que lleva todos estos años trabajando junto a él y que ya ha hecho pública su candidatura. Sin embargo, hay quien dice que una de las razones de Borotra para no pronunciarse es que se inclinaría por Max Brisson (UMP), también candidato, que acaricia desde hace mucho tiempo el cargo de alcalde.

En otras localidades la incógnita tampoco se ha despejado aún. Por ejemplo, en Donibane Lohizune. Al parecer, el actual alcalde Peyuco Duhart (UMP) desearía volver a presentarse, pero su partido todavía no lo ha nombrado como candidato oficial porque está a la espera de lo que, finalmente, decida hacer Michèle Alliot-Marie. Por lo que se rumorea, la antigua ministra podría retornar a su feudo o presentarse en las europeas, opción esta que supondría que no lo hiciese el actual electo del partido, Alain Lamassoure.

Las divisiones en el seno de los grupos de la misma tendencia también han hecho mella en otras localidades. Es el caso de Azkaine, donde el alcalde Jean-Louis Laduche tendrá entre sus contricantes a su propio teniente alcalde, Pierre Claussel, con quien en los últimos meses tiene serias divergencias.

En Hendaia, los principales candidatos ya han mostrado su intención. Así el anterior alcalde, el socialista Kotte Ezenarro, se empleará en recuperar el cargo frente al actual, Jean-Battite Sallaberri (independiente).

Los abertzales también están calentando motores desde hace meses. La apuesta de EHBai es conseguir la mayor representación posible de los abertzales de izquierda para visualizar, también en los consejos municipales, el creciente apoyo que han concitado en los últimos comicios. Y todo ello aunque haya pueblos en los que la militancia local decida no presentarse con las mismas siglas.

El peso político de los abertzales de izquierda será más patente en comarcas bajonavarras y del interior labortano principalmente, pero el trabajo de unir fuerzas que está desarrollando desde el invierno pasado deja entrever ya algunos resultados. Así ocurre en Biarritz, donde la división endémica parece en camino de solventarse, según han manifestado Michel Poueyts y Peio Claverie, que se presentaron divididos en el año 2008.

En las pequeñas localidades, la reforma de la compleja normativa electoral para las municipales influirá en gran medida en los resultados. Y es que, por primera vez, en los municipios de más de 1.000 habitantes (antes 3.500) se votará a listas cerradas y no abiertas como hasta ahora.

Muchos primeros ediles que desean volver a presentarse lo tendrán que hacer de otra manera. Es el caso de Jean-Louis Loustaudaudine, alcalde de Donapaleu desde 1995 que estaría dispuesto a renovar por cuarta vez su mandato. En las anteriores elecciones, con el antiguo sistema de sufragio, ocho candidatos le precedieron en número de votos pero, al final, fue nombrado alcalde. Ahora su lista tendrá que ganar para serlo.

Las fichas, pues, se están colocando ya en los casilleros políticos locales. Pretendientes, desde luego, no faltan a pesar de lo ingrato de la tarea en muchos momentos y de la mala fama, a veces justificada, que rodea a la política institucional.