«Se puede acabar con la impunidad con que actúan las transnacionales en el mundo»
Las transnacionales tienen un poder inmenso a nivel económico como de influencia sobre gobiernos. El profesor universitario Juan Hernández participó en una mesa redonda en el Parlamento Europeo, donde con otras personas de diferentes redes sociales, reclamó el fin de la impunidad de las transnacionales y avanzó que los movimientos sociales ya ultiman un Tratado de los Pueblos para frenarlas.
Juanjo BASTERRA | BILBO
Juan Hernández participó hace unos días en una mesa redonda del Parlamento Europeo donde se analizaron las «Propuestas políticas de un nuevo régimen regulatorio para las empresas transnacionales y las inversiones. Hacia un Tratado internacional de los Pueblos». El movimiento social ofreció respuestas directas a los europarlamentarios para frenar «el inmenso poder de las transnacionales» y les interpelaron a actuar para frenar los desequilibrios y agresiones que «está generando ese capitalismo voraz en casi todos los pueblos de la Tierra»
¿Qué conclusión obtiene de ese encuentro en Bruselas?
Fue un contacto directo entre redes como «Enlazando Alternativas» y otras que estamos realizando campañas de denuncia de las transnacionales. En positivo, les presentamos un borrador avanzado en el que estamos trabajando sobre un Tratado de los Pueblos para el control de las transnacionales.
¿Qué les dijeron a los europarlamentarios?
Una cuestión clara que les expusimos es que en los tiempos que vivimos tienen que decidir si van a seguir apoyando los lobbys financieros, farmacéuticos y de armas, o se deciden a apoyar lo que desde los movimientos sociales tratamos de hacer, que es un Tratado de los Pueblos, porque creemos que ha terminado la posibilidad del titubeo al que nos tienen acostumbrados.
¿Qué fija ese Tratado?
Hay un primer bloque sobre la relación entre empresas transnacionales. En el debate estuvimos gente de Filipinas, Suráfrica, América Latina, Euskal Herria, Francia y Grecia. Es evidente la realidad. Llámale impactos, violaciones de derechos humanos, de lo social, de lo civil, de lo medioambiental y de lo cultural, pero es una situación insoportable. Es lo que ha pasado con los más de mil muertos en Bangladesh o con los 35 muertos en Suráfrica o con los montones de despidos en transnacionales españolas y vascas en América Latina. Esa lógica depredadora es lo que les transmitimos a los europarlamentarios y nuestra apuesta es terminar con la misma. Hay pruebas con misiones internacionales, relatores de la ONU, observatorios, en fin, y las propias víctimas demuestran esta realidad. Que por la caída de un edificio mueran mil y pico personas demuestra esta barbaridad. No ha tenido respuesta. No pagan ni indemnizaciones ni se procesa a nadie. Tenemos la sensación de que el Parlamento europeo y las instituciones viven en una burbuja. Es preocupante. Supone una crisis fuerte de democracia. No son capaces de abrir los ojos a esta cuestión
¿Se pueden llevar adelante actuaciones concretas ya?
La otra cosa que les quisimos transmitir es por qué tienen tanto poder las transnacionales. Está muy vinculado a nuestra intervención en el Tratado de los Pueblos. En la mesa redonda hubo una parte jurídica, porque ellos siempre se quejan, sobre todo los de izquierdas, de que no ofrecemos respuestas concretas. Las tenemos. Pero, la primera causa, sin entrar en detalles específicos, a parte del poder político y económico de la transnacional desde del punto de vista técnicojurídico, es que hay una arquitectura de la impunidad. Funciona a nivel global. Es una mezcla de tratados de libre comercio, de normas de inversiones, de normas de la OMC, de contratos de explotación, de tribunales arbitrales, que son tan eficaces que inmediatamente expropian, y los gobiernos pagan. Son normas imperativas y de obligado cumplimiento. Es una visión del derecho internacional que coge mucha fuerza y que los parlamentarios aplauden en general.
Y los afectados, ¿qué dicen o cómo actúan?
La otra parte del derecho internacional que puede ser de contrapeso a éste es un derecho internacional llevado a la esquina de lo declarativo. Pactos de derechos económicos, sociales y culturales de los pueblos, la Carta de la Declaración Pueblos Indígenas hasta la Declaración de Argel de Soberanía de los Pueblos, pero se encuentran en una asimetría total. Es un proceso declarativo que provoca un vacío fuerte en la regulación internacional. En Bruselas les comentamos ese choque de esa arquitectura.
¿Y qué opinan de esa desigualdad flagrante?
Como el poder se da cuenta deque se está pasando de rosca en la violación de derechos, aunque mantiene su impunidad jurídica, política y económica, se inventa la categoría de la Responsabilidad Social Corporativa. Que es un derecho blando, un lavado de cara, pero muy eficaz, lo que en el Estado español se llama ahora el Plan de Derechos Humanos y de Empresas que es una continuación de la existente. Es un lavado de cara para las transnacionales, porque quieren neutralizar lo que está ocurriendo.
En esos debates, ¿cómo vio a los europarlamentarios? ¿Se implicaron?
Quienes participaron fueron de la izquierda. Estaban en onda. Había acuerdo a nivel filosófico, no así en la aplicación práctica, donde mantuvieron silencio.
¿Qué podría hacer el Parlamento Europeo teniendo voluntad política?
Un tema que tendría que estar en 2013 en primera línea es que los bienes comunes universales sean eso, que no estén sometidos al comercio y a la inversión. Hay alimentos, pero hay hambre. Es un bien común. El capitalismo y los poderes dominantes lo colocan bajo decisión del comercio y la inversión. Son derechos colectivos, que deben blindarse. Y, otro hecho, es que no puede ser que la propiedad privada sea ilimitada en todos los territorios. Hay que someterla al interés público, un cambio que debe aflorar. En el Tratado de los Pueblo aparecerá.
¿Qué propuestas concretas lanzaron en Bruselas y que se pueden poner en marcha?
Varias. La responsabilidad de la transnacional, penal y civil, debe extenderse por complicidad a los estados matrices de la UE, los estados receptores y las instituciones bancos centrales, regionales, FMI, OMC. Un ejemplo claro son Bolivia y Ecuador que quieren hacer cambios, pero esos organismos les convierten en el «eje del mal»
¿Cuáles más?
Hay que desmontar la arquitectura jurídica de la impunidad. Avanzar en normas que controlen obligatoriamente las transnacionales. Así, Ecuador va a realizar solicitud normas vinculantes obligatorias de las transnacionales en una próxima reunión de la ONU en fechas próximas. No vale como ahora, porque Mango, por poner un ejemplo, cumple la ley de Bangladesh. La idea es que cada persona física o jurídica cumpla con los derechos humanos, para evitar que rompa la cadena de responsabilidades.
También hay que darse cuenta que las normas voluntarias como la responsabilidad social corporativa no sirven. No se pueden seguir firmando tratados de inversiones, sean regionales o de comercio. La UE es lo que hace. Y es el problema que ha surgido en Colombia con los campesinos y las semillas de Monsanto.
¿Sería fácil aprobar una norma que obligue a empresas, transnacionales a cumplir los Derechos Humanos?
Se puede aprobar ya una norma comunitaria que diga que toda empresa europea tiene que cumplir los derechos humanos en suelo europeo y donde vaya. Es simple jurídicamente. También se debe establecer un lugar donde las víctimas puedan presentar sus denuncias y que sea una posibilidad extraterritorial.
Porque los mapuches pueden presentar sus demandas en Argentina, donde no les hacen caso; pero ¿por qué no pueden traer esa denuncia aquí si Repsol viola sus derechos y les explota y se acerca a un genocidio como denuncia ese pueblo? ¿Por qué no se permite un lugar en la UE donde presentar denuncias en estos casos? De esa manera, veríamos si la denuncia de los mapuches tienen razón o la tiene la Responsabilidad Social Corporativa de Repsol, que dice que no pasa nada con ese pueblo indígena.
¿Qué quiere decir con extraterritorial?
Que tu y yo, que somos ciudadanos del mundo, hubiésemos podido pedir el procesamiento de Mango y El Corte Inglés en tribunales españoles por las muertes de Bangladesh. Se está haciendo en USA a nivel civil, hay una campaña en Suiza, en Francia, en Holanda... Es necesario que se cumpla ley de aquí y allá y que haya un control de víctimas.
Otra cosa central en la capacidad de dominación. Hay que redefinir el concepto de la sociedad matriz y hacer que la responsabilidad penal y civil se extienda a toda la cadena de filiares, proveedores, contratistas y subcontratistas. Levantar el velo jurídico de la responsabilidad. Si se quisiera, se podría hacer. Que la responsabilidad se extienda. También habría que contar con una transparencia de cada una de ellas para saber dónde invierten sus ganancias, cuánto se queda allí, que beneficios obtienen y cuánto va a paraísos fiscales, por ejemplo.
«Hay una arquitectura de la impunidad. Es una mezcla de tratados de libre comercio, normas de inversiones, OMC, de tribunales arbitrales. Son normas imperativas que cogen mucha fuerza a favor de las grandes compañías»
«Queremos saber si los parlamentarios europeos están de acuerdo con el capital voraz o con la vida. Es un tema trascendental»
El 72% de la evasión fiscal en el Estado español la provocan las grandes empresas y en Europa se evaden al año un billón de euros, ¿qué se puede hacer?
De ahí surje la necesidad de poner en marcha esos mecanismos. Queremos saber si esos representantes del Parlamento Europeo están con el Derecho Internacional de los Derechos Humanos o con el de la inversión. Si están con el capital voraz o con la vida. Eso es lo que les preguntamos a quienes estuvieron en la mesa redonda. Porque sabemos que el Parlamento es muy amplio, y que los cambios llegan de la movilización. Estamos elaborando el Tratado de los Pueblos, pero tenemos propuestas concretas para actuar aquí y ahora.
¿En qué nivel de elaboración se encuentra el Tratado Internacional de los Pueblos?
Está avanzada la discusión. Participan, entre otros muchos, los movimientos sociales, Vía Campesina, la Marcha Mujeres, algunos sindicatos, etc. Vemos que en 2013 las empresas transnacionales siguen imperando sin ningún control. La fecha cuadra con el discurso de Salvador Allende en la Asamblea de la ONU poco antes de ser asesinado, que dijo que el poder de las transnacionales es tan grande que traspasa todas las fronteras. No se ha avanzado en reglas de control. Tirando de la Declaración de Argel de la Soberanía de los Pueblos, tomamos la iniciativa de presentar respuestas a la humanidad de que hay mecanismos de control. Tiramos de esa declaración de autodeterminación, que es también dueña de esos recursos naturales, de su tierra... A partir de ese silogismo, y en alianza de comunidades campesinas, pueblos indígenas, Vía Campesina, etc, hemos lanzado este Tratado de los Pueblos. No es al uso. Vamos incorporar alternativas, pero el objetivo es presentarlo.
¿Para cuándo?
Está en plena evolución y pronto habrá un borrador. Está hecho desde lo pueblos, desde los movimientos sociales. Se trata de actuar contra la impunidad de las transnacionales, que tienen un poder inmenso frente a los pueblos. J. B.