Japón vive su segundo apagón nuclear desde el accidente de Fukushima
Japón volvió a sumirse en un nuevo periodo de apagón nuclear después de que fuera desactivado el reactor número 4 de la central de Ohi, en la prefectura de Fukui, al oeste del país. A principios de mes ya fue desactivado el número 3 de esta misma central para su revisión.
GARA | TOKIO
El último reactor nuclear que permanecía en funcionamiento en Japón se apagó totalmente ayer, dejando al país sin energía nuclear por segunda vez desde que un terremoto y un posterior tsunami el 11 de marzo de 2011 desatara la mayor crisis nuclear de los últimos años en la central de Fukushima.
Hacía 14 meses que Japón no registraba un apagón nuclear. El reactor número 4 de la central de Ohi, situada en la prefectura de Fukui, en el oeste del país, se paralizó para evaluar su seguridad en base a las regulaciones nucleares promulgadas en julio, según la agencia de noticias Kyodo.
El reactor cuatro de la central de Ohi era el único en funcionamiento desde que a comienzos de setiembre otro de los reactores de esta planta se paralizara para tareas de mantenimiento, según ha informado la cadena japonesa NHK.
Los 50 reactores nucleares de Japón permanecerán apagados por tercera vez desde 1970 hasta finales de este año mientras las autoridades proceden a realizar las tareas de evaluación de seguridad y tratar de recobrar así la confianza de la población en la energía nuclear.
Las compañías eléctricas niponas han solicitado a la Autoridad de Regulación Nuclear que apruebe la reanudación de doce reactores de un total de seis centrales nucleares, incluida la planta de Ohi. Antes del accidente de Fukushima, la energía nuclear representaba el 30% del consumo nacional.
Para compensar esta energía de origen nuclear, las compañías de abastecimiento usan de modo intensivo sus centrales térmicas y los japoneses gastan menos electricidad.
Esta situación, que ha aumentado sensiblemente las importaciones de hidrocarburos, resulta insatisfactoria para el Gobierno y los industriales.
Los procedimientos de evaluación de seguridad no están previstos que duren menos de seis meses, una vez que la gran mayoría se iniciaron en julio. No obstante, su reapertura depende, asimismo, de la aprobación de las autoridades locales, reticentes ante la impopularidad de la energía nuclear.
Organismos antinucleares y gran parte de la sociedad demandan que el apagón sea definitivo por el elevado riesgo que supone la energía nuclear.
Por su parte, la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco), que gestiona Fukushima, informó que ha detectado altos niveles de sustancias radiactivas en el agua que había en una zanja cercana a un tanque de almacenamiento de la planta que había registrado fugas.
Confirmó que la muestra de agua, recogida el viernes, tenía 940 bequerelios por litro, ocho veces más que hace una semana. En otra muestra, a 100 metros del punto, la radiactividad detectada ascendía a 3.000 bequerelios, frente a los 2.400 del día anterior, según la agencia de noticias japonesa Jiji Press.
La compañía atribuyó estos niveles a sustancias que podrían haberse filtrado a través de los sacos de arena colocados para contener el agua radiactiva poco después del accidente del 11 de marzo de 2011 y evitar que llegara al mar. Se temía que la intensificación de las lluvias aumente con fuerza las ya de por sí elevadas filtraciones radiactivas.
Aunque el Gobierno de Shinzo Abe está a favor de reactivar los reactores, ha asegurado que respetará lo que diga la autoridad nuclear. Grupos antinucleares piden la paralización definitiva de las centrales por su elevada peligrosidad.
Al menos 300 vuelos nacionales fueron cancelados ayer, especialmente en Tokio, y las líneas de tren, entre ellas las de alta velocidad, sufrieron restricciones.
Decenas de miles de familias del suroeste de Japón tenían orden de evacuación por el riesgo de inundaciones y avalanchas. En Fukushima, temían que la intensificación de las lluvias aumente con fuerza las ya de por sí grandes cantidades de agua radiactiva que se filtran en el subsuelo del complejo atómico en peligro.
El potente tifón Man-yi atravesó ayer por la mañana el sur de Japón, provocando lluvias «sin precedentes» en varias regiones que fueron puestas «bajo alerta especial». En la central de Fukushima aumentaron los controles de vigilancia.
Este tifón, el décimo octavo de la temporada en Asia, alcanzó la isla principal de Honshu, por la prefectura de Aichi (centro-sur) antes de cruzar la región de Tokio y dirigirse luego hacia el Océano Pacífico por la provincia de Fukushima, anunció la Agencia Meteorológica, que emitió «alertas especiales» de nivel máximo en varias regiones, incluyendo Kyoto, debido a «lluvias nunca antes vistas». El canal de televisión NHK informó de la desaparición de cuatro personas y de 65 heridos. Cientos de casas quedaron inundadas o seriamente dañadas por desprendimientos de tierra.
En Fukushima, la gestora de la planta nuclear Tokyo Electric Power reforzó la fijación de los equipos críticos, las tuberías de agua de refrigeración de los reactores, las bombas y grúas. GARA