El Ejército filipino bombardeó ayer las posiciones de los rebeldes del Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) en Zamboanga, en Mindanao, tras más de una semana de enfrentamientos que han causado al menos 62 muertos y cerca de 69.000 desplazados.

El ataque a los insurgentes se produce ocho días después de que el FMLN asaltara la ciudad de Zamboanga para reclamar la independencia de la zona.

Según las últimas cifras de las autoridades filipinas, 62 personas han muerto desde el pasado día 9, de ellos 51 son rebeldes, 6 soldados y policías, y 5 civiles. Los heridos suman el centenar.

El ataque de los rebeldes se produjo un mes después de que el líder del FMLN, Nur Misuari, exigiera la independencia de Mindanao y otras islas del sur y denunciara que su grupo había sido excluido de las negociaciones entre el Gobierno y el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI).

La UE mostró su preocupación por la crisis y elogió el «compromiso» del presidente de Filipinas, Benigno Aquino, «con el proceso de paz en la región de Mindanao», donde se encuentra Zamboanga.