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El alcance internacional de la Diada enciende las alarmas de Madrid

El ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, se reunió ayer con los embajadores de Letonia y Lituania, alarmado por las declaraciones que sus primeros ministros efectuaron la semana pasada a favor del proceso catalán. En Bruselas, Joaquín Almunia se encargó de activar el discurso del miedo, insistiendo, sin fundamentos jurídicos, en que una Catalunya independiente quedaría fuera de la UE.

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Beñat ZALDUA | BARCELONA

Uno de los principales objetivos de la Via Catalana de la Diada era poner el proceso soberanista catalán encima de la mesa de la comunidad internacional. A juzgar por las reacciones que ha suscitado en menos de una semana, el éxito ha sido mayor del esperado. Así lo muestran diversos sucesos, desde la portada de diario «The Wall Street Journal» sobre la Diada hasta una resolución del Parlamento británico en reconocimiento a la movilización de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), pasando por las declaraciones del embajador estadounidense en Londres, que ayer mismo aceptaba como posibilidad la independencia de Catalunya.

Pero quienes más han sorprendido han sido los primeros ministros de dos de las tres repúblicas bálticas, pioneras en la modalidad movilizadora de la cadena humana -en 1989 enlazaron los tres países para reclamar la independencia-. El pasado viernes, el primer ministro de Letonia, Valdis Dombrovskis, aseguró que el de la cadena humana fue «un mensaje muy poderoso» al que es «necesario prestar atención». Sobre el hipotético reconocimiento a una república catalana, señaló: «Si hay legitimidad en el proceso diría, teóricamente hablando, ¿por qué no?».

Un día más tarde, su homólogo lituano y presidente de turno de la Unión Europea, Algirdas Butkevicius, se mostró «muy contento» de que la Vía Báltica de 1989 hubiese inspirado a la cadena humana de la ANC. Butkevicius añadió que cada país «debe encontrar su propio camino», partiendo de la base de que «tiene derecho a la autodeterminación».

Unas declaraciones de gran calado a las que la prensa española apenas prestó atención, pero que no pasaron desapercibidas en el ministerio de Exteriores, donde las palabras de dos jefes de Gobierno de la Unión Europea (UE) no sentaron nada bien. De hecho, su titular, José Manuel García-Margallo, llamó inmediatamente a los embajadores de ambos países en Madrid para mostrarles el rechazo de su Gobierno y, probablemente su preocupación. Cabe recordar, al respecto, que durante todo el «affaire» estival sobre Gibraltar -bastante más grave, según la prensa madrileña-, a García-Margallo ni se le ocurrió llamar al embajador británico.

Rectificación urgente

Dicho y hecho, el Ministerio de Exteriores lituano envió ayer un comunicado urgente en el que muestra su «preocupación» por la supuesta interpretación «tendenciosa y errónea» que los medios catalanes hicieron de las palabras de Butkevicius, añadiendo la ya clásica fórmula de «Lituania valora especialmente la cooperación bilateral y multilateral con España». Toda una rectificación forzada por el Gobierno español que, sin embargo, no hace desaparecer las declaraciones previas del primer ministro lituano.

El proceso catalán también estuvo presente en Bruselas, donde el inefable comisario Joaquín Almunia volvió a echar mano ayer del discurso del miedo, al señalar que una Catalunya independiente quedaría fuera de la UE. Posteriormente, la portavoz de la Comisión Europea, Pia Arenkilde, suscribió las palabras de Almunia, al considerar que un Estado independiente debería negociar su adhesión al bloque comunitario.

Pese a las palabras del comisario, se trata de un tema todavía poco claro, ya que no existen ni antecedentes ni normas escritas. Así lo consideró el portavoz del Govern, Francesc Homs, que retó a Almunia a que señalase «un solo artículo europeo que sitúe una Catalunya independiente fuera de la Unión Europea».

El Pacto Nacional por el Derecho a Decidir ya tiene manifiesto

El expresident del Parlament Joan Rigol presentó ayer el manifiesto del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, la instancia que reúne a partidos políticos, instituciones y entidades sociales, culturales y económicas a favor de una consulta. Casi tres meses después de su primera y hasta ahora única reunión, el Pacto cuenta así con un punto de partida, un documento que muestra un «pleno apoyo al proceso democrático que expresa el Parlament de Catalunya para que el pueblo catalán pueda ejercer su derecho a decidir».

El manifiesto reivindica que «Catalunya es nación», y añade: «Toda nación tiene derecho a decidir su futuro político. Reclamamos por exigencia democrática que la ciudadanía de Catalunya pueda ejercer con su voto el derecho a decidir sobre nuestra institucionalización política».

Para ello, reclama que «se establezca un diálogo con instituciones del Estado, para encontrar las condiciones legales para el ejercicio de este derecho a decidir». En clave interna, también insta a los firmantes a comprometerse «a poner en marcha iniciativas de alcance sectorial y territorial catalán para promover la concienciación ciudadana y hacer pedagogía».

Durante la presentación, Rigol explicó que se trata de «un texto pensado tanto para aquellos que defienden el sí como para aquellos que optan por el no». Una clara referencia al PSC, que pese a apoyar resoluciones parlamentarias a favor del derecho a decidir y ver con buenos ojos el texto redactado por Rigol, ayer dejó muy claro que no tiene intención de sumarse al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir. B.Z.

reto

El portavoz del Govern, Francesc Homs, retó al comisario Joaquín Almunia a que señale «un solo artículo europeo que sitúe una Catalunya independiente fuera de la Unión Europea».

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