El guionista Peter Morgan y el director Ron Howard vuelven a colaborar después de su exitosa reunión en «El desafío: Frost contra Nixon». El mismo tratamiento dramático de aquella película se aplica ahora al duelo que a mediados de los 70 mantuvieron los pilotos James Hunt y Niki Lauda.

En esta ocasión resultaba más arriesgado, porque la Fórmula 1 no es conocida en los Estados Unidos, donde tienen sus propias competiciones automovilísticas. Aun así, las primeras favorables críticas apuntan hacia posibles nominaciones para los Oscar, que en el capítulo interpretativo sitúan bien colocado al actor germanocatalán Daniel Brühl, gracias a su extraordinaria caracterización de Niki Lauda.

Esas mismas críticas coinciden en señalar a «Rush» como la mejor película de ficción sobre el mundo de la Fórmula 1, de igual modo que el reciente documental «Senna» de Asif Capadia lo es en su género.

El gran John Frankenheimer reinó por largo tiempo con «Grand Prix», que en 1966 revolucionó la forma de filmar una carrera de monoplazas, gracias a la pantalla partida. Aunque no es muy conocida, la película de Sydney Pollack «Bobby Deerfield» se acercó en 1977 a la psicología del piloto, entrando en su vida privada y sentimental.

Se puede decir que «Rush» toma un poco de estos dos títulos, sin olvidar el colateral «Las 24 horas de Le Mans» y la personalidad que le imprimió el actor Steve McQueen como participante de dicha prueba, para hacer una recreación muy completa de un periodo vital en la evolución del automovilismo deportivo. James Hunt representa el estilo temerario de conducción, ligado a una imagen fiestera, frente a la disciplina de Niki Lauda, más sometido al desarrollo de la mecánica y del banco de pruebas.