En 2012 los trabajadores de la empresa Ikor decidieron voluntariamente bajarse los salarios un 7% y en 2013 se lo han reducido otro 10%. Esta fue la respuesta de la plantilla a las dificultades financieras, que no de carga de trabajo, que atravesaba la compañía. La única condición de los trabajadores para la adopción de estas medidas era que la dirección se comprometiera durante ese tiempo a mantener los puestos de trabajo.

Sin embargo, el pasado 2 de setiembre, la dirección de Ikor, sin aviso previo, decretó el despido de ocho empleados. Posteriormente firmaron cuatro nuevos contratos, mientras en algunas secciones de la empresa aumentaron la jornada hasta trabajar sábados completos. Desde aquel día los trabajadores se movilizan cada jornada exigiendo la readmisión de sus compañeros y en protesta por la ruptura del acuerdo por parte de la empresa.

¿En qué estado se encuentran las negociaciones?

En este momento, en el punto de partida. Desde que la dirección puso el 1 de noviembre como fecha límite para negociar un acuerdo, han pasado muchas semanas. El viernes tuvimos un breve encuentro en el que nos dijeron que les presentemos una plataforma que tenga en cuenta la situación de la empresa. Esta próxima semana empezaremos las negociaciones.

Pero... en este tiempo se han producido despidos.

Es cierto. En ese sentido han roto el acuerdo que teníamos por el que se comprometían a mantener la plantilla, por lo que tendremos que exigirles que nos devuelvan el dinero que no nos han pagado estos dos años. Seis de los ocho despedidos estaban amparados por aquel pacto.

Y, entre tanto, ¿sobre qué base legal trabajan?

Cuando se produjo la caída del convenio del Metal de Gipuzkoa, nos pusieron el día 1 de noviembre como fecha límite para alcanzar un acuerdo. Sin embargo, hasta ahora no han dado pasos en esa dirección. De hecho, a los nuevos contratos les han empezado a aplicar el acuerdo marco del Estado español que negociaron entre la patronal CEOE y los sindicatos UGT y CCOO y que es inferior al de Gipuzkoa.

¿Les han explicado o han justificado las razones por las que cambiaron de actitud?

En esta empresa, las relaciones entre la dirección o los propietarios y los representantes de los trabajadores siempre han sido muy respetuosas, sanas, incluso cordiales. Pero, desde el mes de mayo estamos viviendo un clima de cierta tensión. Con motivo de la huelga de mayo en defensa del convenio del Metal se produjeron diferencias con la empresa, que nos decía que los paros les venían mal porque había mucha carga de trabajo.

Parecen diferencias lógicas entre empresarios y trabajadores.

Así es y así debe de ser, porque se mantenía el respeto entre las dos partes. Sin embargo, de repente empezaron a tomar decisiones unilaterales y se cargaron el acuerdo que teníamos al empezar a despedir a trabajadores.

¿Cuál es la explicación?

No hay más explicación que la irrupción de Adegi, que con su beligerancia se está cargando las relaciones laborales en las empresas. Tuvieron un encuentro con los de Adegi y desde esa intromisión se ha roto el buen ambiente que teníamos para alcanzar acuerdos por consenso.

¿Es tan evidente la influencia que ha tenido Adegi?

La intromisión de Adegi y las presiones que ha hecho para que en esta empresa también se aplique la antidemocrática reforma laboral que propugnan han conseguido que se pierda la confianza entre unos y otros. Aún así, por difícil que sea el contexto, no perdemos la esperanza de reconducir la situación. Pero, está claro que para llegar a un acuerdo, la dirección de Ikor no puede dejar que Adegi sea quien marque el ritmo de la negociación.

¿Cuál es la propuesta del comité hacia la empresa?

Nosotros somos conscientes de las dificultades en que se mueve la empresa en el marco de la crisis, por eso nuestros planteamientos han ido siempre en la idea de mover lo menos posible el acuerdo anterior. Les hemos planteado lo más básico. Nos parecen propuesta razonables, pero para hablar hay que quitarse de encima las exigencias de Adegi. En cualquier caso, la próxima semana les haremos un planteamiento que creemos razonable.